Capítulo 5 🖇

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Yeonjun le había pedido a Soobin que subiera primero, él tenía que buscar algo en el auto. Cuando encontró la carpeta que buscaba respiró profundo y salió del coche. Caminando hacia el ascensor contó hasta diez y en reversa para calmar su ansiedad. Porque no estaba totalmente listo para lo que iba a hacer, pero era lo mejor y lo sabía.

Esta vez sí insertó la contraseña porque Soobin ya lo estaba esperando y cuando llegó al salón se encontró al menor sentado mirando en su dirección. En otra ocasión se hubiese abalanzado hacia él y llenado su cara y cuello de besos, pero ya no podía. Odiaba convivir con esos recuerdos cuando debían quedarse en eso.

— He estado preparando este regalo de cumpleaños desde hace un tiempo,— dijo tomando asiento al lado del menor y girándose hasta que quedaron al frente.— Quiero que sepas que es el último regalo que te daré, pero estaré hasta que se complete. No te dejaré hasta que te vea allí, ¿está bien? Pero será la última vez.

Soobin lo miró extrañado sin entender sus palabras y tomó la carpeta que Yeonjun tenía en sus manos. Al hojearla se dio cuenta de que lo que había no era un simple regalo y no pudo evitar que se le cristalizaran los ojos. Había un título de propiedad a nombre de Yeonjun con un post-it encima que decía "próximamente de Choi Soobin", fotos de la propiedad, un boceto de un plano, presupuestos, otros documentos legales y facturas.

— Yeonjun...,— sinceramente ni sabía qué decir,— esto... ¿es real?— sorbía la nariz mientras hablaba.

— Serás el dueño de tu propia clínica, te lo prometí. El regalo es la propiedad y todo lo demás será un préstamo, como acordamos en mi cumpleaños, uno que pagarás solo cuando ya te esté yendo bien.

— Esto es mucho,— suspiró.

— No lo es, te lo daría todo, pero sé que no lo aceptarías así que te daré solo la propiedad. Changbin hizo los planos, dijo que sería un regalo así que agradécele a él también.— Asintió, agradecería a Changbin también porque esa era una parte importante del proyecto.

— Comenzaremos a trabajar a partir de la próxima semana,— continuó hablando Yeonjun.— Te llevaré a conocer la propiedad y la constructora comenzará a trabajar el mismo día si te parece bien. Tendremos que ir a supervisar la obra cada cierto tiempo y puede estar terminada y equipada para mediados del año que viene.

— Aún no lo puedo procesar, lo siento,— se disculpó Soobin sin despegar la vista de la carpeta.

— No tienes que disculparte, es normal,— aseguró Yeonjun.— Los días que no pueda acompañarte a supervisar enviaré a Wooyoung ya que tiene algo de experiencia también.

Soobin había anhelado esa clínica desde que entró a la universidad. Siempre deseó tenerla. Luego de eventualidades decidió que no quería contar con el dinero de sus padres así que debía hacer un esfuerzo solo para cumplir su meta. Había estado ahorrando, pero aún no era suficiente y preveía que en unos tres años más podría comenzar. Sin embargo, Yeonjun le había dado el empujón necesario para comenzar y no tenía maneras de agradecerlo.

— Muchas gracias, en serio, muchas gracias Yeonjun,— dijo mirando al mayor a la cara esta vez.— Aún creo que es demasiado y no hallo como agradecerte.

— Tómalo como un regalo de despedida, debe ser así. Es grande, pero te acompañaré hasta la inauguración.

— ¿Por qué de despedida?— Inquirió curioso y algo decepcionado Soobin.— ¿Te vas del país?

— No, no me iré, no puedo,— respondió.— Pero sí te diré adiós a ti. Soobinie, mereces ser feliz y conmigo rodeándote no lo serás. Vi a ese doctor hoy y parece interesado en ti. Date una oportunidad, sal con él o con cualquier otra persona. Ten lo que quieras con quien quieras. Yo me haré a un lado, lo prometo.

Soobin no quitó los ojos de los de Yeonjun aunque vérselos cristalizados le partía el corazón. Yeonjun se estaba despidiendo de él, dejaría de estar a su al rededor, era eso. Lo estaba ayudando a cumplir sus sueños para dejarlo tranquilo. Yeonjun ya lo había decidido sin ni siquiera preguntarle si él quería que se fuera.

Pero era mejor así, ¿no? Yeonjun lejos sin recordarle su pasado. Yeonjun lejos sin irrumpir en las noches en su apartamento con la excusa de no querer cenar solo. Yeonjun lejos sin ir a sus fiestas de cumpleaños. Yeonjun lejos sin llamarlo cada vez que decía necesitar escuchar la voz de alguien conocido.

— ¿Puedo pedirte algo?— Escuchó que preguntó.

— Claro, es lo mínimo que puedo hacer por ti luego de esto,— respondió.

— No, no quiero esto como un agradecimiento, no lo hagas por eso por favor,— dijo con ojos suplicantes que Soobin no podía mantener.

— Está bien, dime qué quieres.

Y Yeonjun lo besó. Sintió como las lágrimas saladas del mayor se colaban en el beso y comenzó a sentir las suyas bajar. ¿Por qué de pronto era tan triste unir sus labios? ¿Por qué sabía a despedida?

— Déjame hacerte el amor una última vez,— susurró sobre sus labios y Soobin asintió.

Yeonjun cargó al menor hacia la habitación y lo depositó suavemente en la cama antes de volver a unir sus labios. Sin romper el beso se deshicieron de las camisas y de los pantalones. De pronto, los besos de Yeonjun bajaron por su cuello y pecho dejando a Soobin sin algo de aliento. ¿Por qué se sentía tan triste?

Cuando volvió hacia arriba abrió los ojos esperando que Soobin hiciera lo mismo. Al chocar las miradas intentó mantenerla por el mayor tiempo posible intentando grabarse en la memoria el más mínimo detalle de sus ojos y del resto de su cara. Ya no lo tendría así que debía conformarse a vivir solo con su recuerdo.

— Soobin,— susurró,— eres la persona más hermosa que he visto en mi vida, gracias por no haberme abandonado todos estos años, pero ahora debo aprender a vivir sin ti.

Antes de que el menor pudiera responder algo volvió a besarlo, esta vez con toda la intensidad que sentía en su corazón. Saboreó sus labios y su cuerpo siendo consciente de que era su última vez y que a partir de ese momento ya no sería suyo. Dejó que Soobin lo tocara y besara a su antojo porque era la última vez que lo iba a sentir.

Ambos se fundieron una y otra vez porque era la última vez y las últimas veces duelen tanto que solo con el calor del cuerpo del otro podían aliviarse.

— Te amaré siempre, Soobin,— dijo Yeonjun cuando el menor quedó dormido entre sus brazos.

🧸

*asoma la cabeza

Yo estoy llorando, se los juro, pero así debía ser ¿no? Necesitaban ponerle fin a eso y Yeonjun fue lo suficientemente valiente.

¡Moatori se despide!

Ese Alguien | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora