Capítulo 4 🖇

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El momento de los regalos era el favorito de Soobin, desde siempre. No lo solía decir porque sonaba materialista, pero él amaba recibir detalles. Creía en el esfuerzo que cada persona puso para comprar algo con él en mente. Además, sus amigos tenían buenos gustos.

— Tengo miedo de abrir sus regalos aquí, chicos,— dijo viendo a Felix y a Wooyoung que solo rieron.

— Este año nos portamos bien y no hay sorpresitas,— dijo Wooyoung.

— Claro, Choi, ya somos adultos, no hacemos eso,— añadió Felix.

— El año pasado ya éramos adultos y hubo más sorpresas de las que quería,— reprochó recordando la vergüenza que pasó.

— Este año no hicimos nada, lo prometemos,— habló Felix.

A Seo Felix lo conoció en el último año del instituto, cuando aún era un Lee. Era un estudiante recién llegado de Australia y al principio bastante tímido porque su coreano no era bueno. Como Soobin sabía algo de inglés, se acercó a hacerle compañía. Él no tenía un grupo de amigos en la escuela, se llevaba bien con todos, pero nadie a quien poder llamar "amigos" hasta que conoció a su Lix y se hicieron inseparables.

En la universidad fue cuando Soobin empezó a salir con Yeonjun así que se lo presentó y este a su mejor amigo. Resulta que Changbin y Felix tuvieron química desde el primer momento y meses después comenzaron a salir. Cuando acabaron la universidad se casaron y eran los Seo desde entonces.

En el caso de Wooyoung, lo conoció por medio de Yeonjun. Era el joven que habían contratado como asistente de su novio y terminaron siendo tan buenos amigos que aún después de la ruptura, mantuvieron una estrecha relación. Cuando lo conoció era un Jung, y su novio San le propuso matrimonio hacía tres años. El día de la boda bromeó diciéndole que era bienvenido a la familia Choi y desde ese día solían bromear con que eran parientes.

La tradición extraña de Felix y Wooyoung era dar un lindo regalo y además una sorpresa. Podía ser cualquier cosa: un insecto vivo dentro de una caja transparente, condones de sabores, o como en su cumpleaños pasado, un dildo rosa que sacó accidentalmente delante de todo el mundo incluyendo sus padres. Lo molestaron por mucho tiempo diciendo que esa sorpresa era la más útil que le habían dado hasta el momento y Soobin solo quería hundir sus cabezas en la piscina.

Esperaba que este año haya sido buena idea confiar en ellos.

Entre los regalos que recibió hubo mucha variedad desde ropa y accesorios hasta un pase para un spa por parte de Beomgyu. Agradeció a todos y luego de algo de plática se acabó la fiesta.

No se arrepentía de haber accedido porque se divirtió y no hubieron malos momentos, incómodos sí, pero no malos. Como el que estaba viviendo al salir del local. Beomgyu le había insistido en llegar en Taxi para que bebiera con libertad sin pensar en conducir de regreso. Al final no bebió hasta el punto de no poder conducir, pero debía conseguir como irse a casa.

Dongyul se ofreció a llevarlo y estuvo a punto de acceder cuando una mano sujetó su muñeca.

— Vamos, Soobin,— escuchó decir a Yeonjun.

Su compañero de trabajo se quedó mirando al recién llegado con escrutinio y pensó que debía intervenir.

— Yeonjun, él es el doctor Lee Dongyul y es mi amigo del trabajo. Lee, él es Choi Yeonjun...— ¿Qué decía?— es el hermano mayor de Beomgyu.

Genial, pensó Yeonjun, ahora soy el hermano mayor del mocoso. Al menos hubiera dicho que eran amigos, ¿no?

— Un placer, señor Choi,— dijo el contrario.— Llevaré a Soobin a casa, nos vemos.

— No es necesario que se moleste, Doctor Lee, yo sé dónde queda su apartamento y voy en esa misma dirección.

Yeonjun no soltaba la muñeca de Soobin ni quitaba la mirada de Dongyul. ¿Qué si estaba haciendo una escena innecesaria? Eso era algo que se reprocharía más tarde, pero tenía algo que hablar con Soobin y ese día era el que había escogido.

— Iré con Yeonjun,— anunció finalmente Soobin.— Es cierto, vamos por el mismo camino y será más fácil. Nos vemos el sábado.

— Está bien,— bufó resignado Lee,— nos vemos el sábado, cuídate mucho.

Depósito un beso en la mejilla de Soobin como despedida ganándose la fría y mordaz mirada del Choi mayor. Cuando Soobin dijo "vamos" y haló a Yeonjun, este cambió la mirada a una de suficiencia que se encargó de que el doctor mirara. Era algo innecesario e infantil, pero se sintió bien al ser escogido por Soobin.

— Iré a decirle algo a Changbin antes de irnos, no tardaré,— le avisó al menor y se encaminó hacia su mejor amigo.

— Eres un perro inmaduro,— dijo Seo inmediatamente Yeonjun se paró en frente suyo.

— Métete en tus asuntos, Bin. Vine a recordarte acerca de los planos, ¿ya los tienes hechos?

— Sí, no te preocupes. Te los enviaré o puedes pasarlos a buscar a mi casa.

— Envíalos a mi oficina, por favor.— Estaba feliz por la noticia.— Muchas gracias amigo, te pagaré una ves los tenga. Nos vemos, perro.

— No tienes que pagarme, será un aporte a la causa. Nos vemos, perro.

Se despidieron y Yeonjun volvió hasta Soobin que se encontraba hablando con Felix.

— Ya nos vamos Soobin,— dijo al pararse a su lado.

— Adiós Lix,— se despidió el Choi menor abrazando a su amigo.

— Llámame o escríbeme cuando llegues a casa,— dijo el australiano aún en el abrazo.— Y tú, Yeonjun— lo señaló con un dedo— cuida mi Soobinie y asegúrate de que llegue sano y salvo, ¿entendido?,— dijo en tono de amenaza.

— Cumplí veintiocho, puedo llegar a casa a salvo Lix,— reprochó Soobin.

— No, está bien, yo lo cuido Lix, adiós.— Se despidió de su amigo y tomó nuevamente la muñeca de Soobin con cuidado y lo llevó hasta su vehículo.

Condujo con cuidado por las calles de Seúl sin ir a una velocidad muy alta porque se sentía bien tener a Soobin en el asiento del copiloto, otra vez. Ninguno estaba borracho y Yeonjun lo había agradecido porque necesitaba que ambos estuvieran lo suficientemente sobrios.

Cuando se detuvo ante un semáforo en rojo volteola cara volteó hacia Soobin y se decidió a hablar.

— ¿Cómo la pasaste, Soobinie?— preguntó usando ese apodo que había dejado de usar hace años.

Soobin lo encontró extraño, pero lo dejó pasar.— Fue divertido—, respondió.

Vio como Yeonjun sonrió y percibió tanta sinceridad en ella que se estremeció.

— Tengo otro regalo para ti y necesito hablar contigo de algo, ¿podemos hacerlo al llegar? — Oyó decir al mayor.

— ¿No puede ser otro día?

— No, lo siento, no puede pasar hoy y tiene que ver con tu regalo.

— Está bien,— accedió.

Y a Yeonjun se le aceleró el corazón y también se le estrujó. Condujo más rápido esta vez por las ansias de llegar y se preparó para hacer lo que había planeado.

Porque Soobin merecía ser feliz, aun si costara la de él a cambio.

🧸

*sale tímidamente

Holi xd

Este capítulo me pone nerviosa porque el próximo lo vamos a amoodiar ¿está bien? No digan que no se los advertí.

En fin... *c va lentamente

¡Moatori se despide! ♡ *corre

Ese Alguien | YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora