Capítulo Seis

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CAPÍTULO SEIS

Bloqueé el celular, todavía estoy asustada, tengo ganas de quedarme en una fiesta hasta que amanezca, porque estoy por empezar a creer que no podré dormir esta noche, no sabiendo que esto puede volver a repetirse y si es así...¿como sabre que es un sueño? ¿tendré que esperar a que me asesinen de una forma terrible para así poder despertarme?, miré a mi alrededor, a lo lejos hay unas cuantas personas corriendo.

Apresure el paso, un tanto ansiosa, aunque creo que aterrada y confundida sería la definición exacta para la lo que estoy sintiendo en esto momentos, estando frente a la puerta de Karla golpeé, ya que no  veo a nadie dentro, o eso creo, sin embargo golpee de nuevo hasta que Karla abrió la puerta dejándome con la mano alzada.

–Hola hermosa– tiene algo verde esparcido por toda la cara, es como una especie de gel, su cabello está recogido con una toalla blanca –pasa– acomodo su bata gris –vinieron a hacerme unos cuantos masajes– comento –fueron como unas dos horas de spa, bastante relajante– asentí dirigiendo a la sala, estando sentada en el sofá busqué a los gatos –no están aquí, mi nieto los llevo al veterinario y a comprarles su comida.

–No sabía que vinieron tus nietos, bueno no se mucho de tu familia salvo que tienes hijos– Karla se sirvió una copa de vino tinto, odio el sabor a vino tinto, no sé ni siquiera como lo puede consumir.

–Tengo tres hijos– eso lo sabía –y los tres tienen hijos, pero como nunca me preguntaste.

–Tienes razón– solté, aun me siento algo ansiosa.

–Si bueno, mis hijos, ya sabes no me hablaban, no fue hasta el año pasado que logramos reconciliarnos– ahora recuerdo, sus hijos dejaron de verla, la razón es que cuando murió el esposo de Karla, casi todas las propiedades y dinero se las dejo, con la excusa de que sus hijos podían conseguir lo que quisieran sin necesidad de su exceso de comodidades, la cosa es que sus hijos, aunque lo aceptaron no soportaban el hecho de que su Madre fuese tan mezquina con el dinero, pero es comprensible ya que uno de sus hijos, según lo que sé, es bastante derrochador e hizo que la familia se peleara, sus nietos dejaron de verla y quedo completamente sola, salvo por mí –hay muchas cosas que el dinero no puede comprar– es lo más cierto que me han dicho en toda mi vida –y menos la constante insatisfacción.

–sabes, ellos se lo pierden, tú eres una increíble mujer y el hecho de que no lo hayan podido apreciar es algo absurdo.

–qué puede decir– movió su copa en círculos –soy perfecta– solté una risa. Karla dejó su copa en la mesa de la sala, la puerta sonó a lo que respondí levantándome –yo atiendo– dije dirigiéndome a la puerta –¿eh? – estoy confundida –Lincoln ¿Qué haces aquí? – mire sus manos, están sujetando las jaulas de los gatos.

–¿Emma? –entró a la casa confundido, en estos momentos estoy conectando muchos cabos sueltos, los nuevos, todos primos, ¿Qué hay del niño pequeño?, estoy muy confundida.

–¿Cómo se conocen? –preguntó Karla.

–este...– pensé –de la escuela– Lincoln no deja de verme –es tu nieto– señalé a Lincoln.

–si... no sabía que se conocían, iba a decírtelo– Karla se acercó a nosotros –Lincoln querido, ella es la hermosa chica de la que te hable hoy, aunque no pude decirle mucho porque estaba algo apurado– mire a Karla con interés –sí bueno dijo que iba a salir con alguien, y tú sabes como soy– sujeto las jaulas de los dos gatos –le pedí que los llevara al veterinario y no pudo decir que no– Lincoln se ve muy nervioso y confundido.

–¿Cómo se conocen? –pregunto.

–Yo soy la que cuida a los gatos.

–Ella es mi niña–Karla soltó a los gatos y por un segundo, vi algo extraño en el rostro de Lincoln, algo similar a la tristeza.

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