CAPÍTULO SIETE
Estoy en los pasillos de la escuela con la ira bombeando en mi sangre, por la vista periférica puedo ver a los estudiantes susurrando y mirándome como un bicho raro, solo faltan tres pasos para poder llegar a la cafetería, abrí las pesadas puertas con una fuerza que no creía que en realidad poseía, y allí está la serpiente asquerosa hablando con sus amigas, una de ellas le susurro algo a Makena quien rápidamente se dio vuelta, para verme con una sonrisa plantada en su tonta cara.
– ¿Cómo estás Emma? Dime ¿te gusta ser viral? – me acerque más a ella. La tensión en el ambiente se intensificó a tal punto que tuve que apretar los puños, quiero golpearla, pero se que eso es lo que quiere que yo haga, si caigo en su juego ella ganara, así es Makena, te manipula para que hagas lo que quieras y esta vez no le daré el gusto.
–Te felicito– mi voz está áspera como si hubiera gritado y en realidad lo hice, antes había gritado unas cuantas maldiciones con la almohada en la boca –lo que no entiendo es porque sigues con todo esto– Makena se levantó con esa sonrisa aún en su rostro –no voy a pelear porque a fin de cuentas no tiene sentido, estas tan desesperada por atención que es lo único en lo que piensas cada que te levantas, dime, ¿no estás cansada de tanta tontería? – se acercó más a mí, negando lentamente.
–Es muy divertido– sonreí –lo que no entiendo es como esos chicos tan guapos se fijaron en– me señalo –eso– un sonido muy parecido a un ¡bu! Hizo que me enojara más.
–Bueno Makena, tal vez se deba al hecho de que no soy una inmadura narcisista– mire el techo unos segundos –corrijo, una tonta narcisista de porquería– varios comenzaron a susurrar. Al parecer mis palabras habían divertido a todos los presentes los cuales ahora miraban mucho más atentos.
–Ay Emma, sabes, tú y yo no somos muy diferentes después de todo– se acercó mucho más a mí, su perfume a vainilla me causa náuseas. De donde saco esa frase ¿de una película?
–Te equivocas, porque al menos yo ya madure, que parte de a nadie le importa nada de esto no entiendes, ni siquiera importas, por lo único que te conocen es por ese estúpido Blog de chismes, sin el no eres nada– sujeto un mechón de mi cabello, comprendi que en cualquier momento iba a tirar de el para que me enojara y la golpeara –¿sabes? deberías darte cuenta que no importas para nada, todos aquí te odian– levante las manos –deja tus tonterías y madura– algo en sus ojos cambió, sujeto aún más fuerte mi pelo entre sus dedos.
– ¿Qué harás? –pregunto soltando mi mechón de cabello, está invitándome a pelear, esto es inaudito.
–Acabo de descubrir–no puedo traducir ninguna de sus expresiones, se ve tan seria, no se que este sintiendo en estos momentos pero quiero verla sufrir –que si tú te fueras nadie te extrañaría, porque eres tan patética, de hecho creo que haríamos una fiesta para celebrar que al fin dejaremos de verte–sentí un golpe en mi mejilla, Makena me ha dado una bofetada, enojada la empuje, la arpía trastabilló unos segundos pero Sara una de sus amigas la sostuvo. Su rostro está rojo de la ira, se lanzó hacia mí, pero la volví a empujar.
–Estoy por empezar a creer que a quien describiste fue a ti misma– soltó a lo que me vi obligada a ladear la cabeza.
–No lo creo, porque al menos yo no doy lastima– iba a volver a golpearme, pero esta vez fui yo quien le dio una bofetada, sujeto su rostro mientras un hilo rojo salió de la comisura izquierda de sus labios –lo siento olvidé quitarme los anillos, creo que tendré que desinfectarlos– observe uno de mis anillos y luego me acerqué a ella, se le ve un poco aturdida, sé que fue fuerte porque Stephan me enseñó a defenderme, pensé que jamás lo iba a necesitar, sin embargo heme aquí –si me vuelves a golpear Makena Smith te juro que habrá mucha más sangre, así que no me tientes a volverte mierda la cara– Salí del lugar con la sangre bombeando a mil, aún tengo ganas de golpear todo, pero no lo haré, no puedo sucumbir a la ira. De hecho, estoy muy impactada con mi autocontrol.
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Dos Mundos
Fantasía"Todo es mejor cuando los mundos colisionan" Mi nombre es Emma Ramírez Biavardi, siempre me había considerado como una adolescente normal, hasta que tuve ese sueño, aquel que cambio mi vida para siempre. Dicen que todos nacemos con un destino, y en...