CAPÍTULO DOCE
Desarme la última caja de mi habitación, eso suena extraño, "mi habitación", si mal no recuerdo era más pequeña y un poco más normal, pero esta habitación es como el cuarto deseado en otra dimensión, aspire hondo, debo terminar de desempacar, solo falta una caja.
En cuanto al resto ya lo organice, en realidad lo que traje a esta habitación no fueron muchas cajas , porque lo que se salvó fue como el cuarenta por ciento de las cosas, pero debo agradecer que mi ropa se salvó, aunque no digo lo mismo de mi televisor, o de mis lámparas de las cuales sólo sobrevivieron seis, ni siquiera sé quién fue el valiente que las salvó, pero estoy muy agradecida y también lo estoy con Karla, según lo que me dijeron, ella les dijo a los vecinos que podían entrar, que lo primordial era salvar las cosas que estaban en el segundo piso, y tuvo razón, lograron salvar papeles importantes de mis padres, los computadores y celulares, pero lo difícil fueron los televisores, el de mis padres se salvó, como también el de la sala, pero el mío murió, cuando pudimos volver a entrar a la casa para poder rescatar lo que había quedado después del incendio, vi mi televisor derretido, lo único que se identificaba era la forma, mis lámparas, algunas estaban rotas y otras derretidas.
Abrí la caja la que tiene mis cuadernos y papeles de la escuela, eso debo dejarlo allí, porque mi madre me llevara a comprar un nuevo escritorio.
Cerré la caja de los cuadernos y papeles, me acerque a las cajas desarmadas, debo llevarlas al cuarto de aseo, que está junto a la cocina, allí hay un pequeño closet, en donde estamos guardando cajas y bolsas por si necesitamos de ellas en algún momento.
Baje las escaleras con mucho cuidado, pero me distraje viendo los cuadros de las paredes.
–¡cuidado! –Nick sostuvo mi brazo derecho –¿sabes que tenemos un ascensor verdad? – asentí, se de la existencia de esa cosa, pero se ve antiguo, es una caja enrejada y cuando se presiona el segundo piso suena extraño, como si en algún momento se fuera a caer, además no creo que sea seguro es un ascensor del año 1920, y así creen que es seguro subirse, el hombre que nos vendió la casa, dijo que el ascensor ha tenido bastantes modificaciones que lo han dejado en perfecto estado, pero eso no me suena confiable en lo absoluto, mi madre lo ha usado unas tres veces y yo aun sigo orando para que esa cosa no se caiga con alguien dentro –deberías usarlo, o tener más cuidado.
–Tienes razón Nicolas– seguí bajando hasta llegar a la sala, mire a la derecha, mi madre está en el inmenso salón de baile que tiene esta casa, el vendedor suele decirle mansión, pero como quitaron alrededor de la mitad de este lugar no se le diría exactamente mansión, pues según lo que lei, se le considera mansión a una vivienda con un mínimo de 1500 metros cuadrados y está casa tiene 1000 lo cual no quiere decir que sea pequeña, en realidad es grande para una familia de tres personas, pero fue la decisión de mis padres, no mía.
–¿Necesitas ayuda? –pregunte acercándome al inmenso salón, el techo tiene visos dorados y verdes, y una gran lámpara de araña, que mide alrededor de dos metros y de ancho no se cuánto mide, pero es un monstruo –madre– está observando un cuadro sobre la chimenea del salón.
–¿Crees que debemos cambiar la pintura? –ma acerque, es la pintura antigua de un ángel peleando con otro –me da escalofríos– reí al ver su rostro.
–Ma, es solo una pintura, además es divertida–giró su cabeza hacia mí.
–¿Por qué sería divertido? – sonreí, señalando al ángel que está apuntándole al otro con una espada.
–Porque podemos deducir lo que sea sobre ella, quizás uno desató la furia en Dios, o ambos lo hicieron y se irán al infierno–mi madre me miró horrorizada –¿Qué?
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Dos Mundos
Fantasy"Todo es mejor cuando los mundos colisionan" Mi nombre es Emma Ramírez Biavardi, siempre me había considerado como una adolescente normal, hasta que tuve ese sueño, aquel que cambio mi vida para siempre. Dicen que todos nacemos con un destino, y en...