Capítulo Veintidos

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CAPÍTULO VEINTIDÓS

Desperté con el sudor apoderándose de mi cuerpo, podría jurar que las sábanas están mojadas, solo recuerdo que soñé con sangre y los gritos de una chica.

–E– logré decir con la garganta seca y adolorida–¿estás ahí? –un sonido estridente proveniente del suelo me obligó a agacharme –E–murmure, pero no responde, no sé qué está pasando –E ¿Dónde estás?.

–Déjalo aquí, busca a Casandra– es Nathanael –¡Arlet, por favor!

–No puedo dejarlo– grito la chica –es mi hermano, E por favor reacciona– ¿qué está sucediendo?

–E– dije con el desespero adentrándose a mi sistema.

–Arlet ¡llama a Casandra! –otro sonido menos fuerte me obligo a soltar el aire que tenía contenido –no puedo detener el sangrado por mucho tiempo– me quede estática mirando el suelo con unas inmensas ganas de gritar, pero no puedo –¡Arlet! Ve ahora– escuché la puerta cerrarse –vamos hermano, tú puedes– respire hondo.

–E, despierta por favor– el enojo y dolor se están apoderando de mí–¡E! –grite enojada –no te puedes ir– presioné mis manos en el suelo sintiendo la impotencia de no poder estar allí –E despierta– grite con todas mis fuerzas –¡E! –golpeé la madera con mis puños cerrados.

Una vez, dos veces, tres veces, contuve el aliento porque varias lágrimas están discurriendo por mi rostro, enojada cerré los ojos.

–Emma– abrí los ojos –¿Emma? –solté una risa quebrada.

–Si–respondí.

–¿Qué pasó? –preguntó, aclare mi garganta buscando las palabras, pero Nathanael fue más rápido.

–¿Quién es Emma? –preguntó, me abrumó escuchar a Nathanael pronunciar mi nombre con curiosidad.

–Ella– mordí mis labios con nerviosismo –es...

–No me lo tienes que decir ahora, bebe esto– mi cabeza aun no comprende como E y yo podemos escucharnos e incluso a los demás, pero ellos no, es un misterio que aun no comprendo del todo.

Intenté que uno de mis par de tenis favoritos entrase en la maleta, pero ya no tengo espacio, hace tres noches E casi muere, jamás me había sentido de esa forma, saber que alguien que quieres tiene su vida pendiendo de un hilo te hace ver las cosas de una forma diferente, ese día mis padres entraron a mi habitación aterrados, les dije que había tenido una horrible pesadilla y que pensé que jamás iba a despertar. Empuje mi suéter de lana en otra maleta, pero no quiere entrar, hoy será mi último día de clases y la nostalgia me está aniquilando lentamente, todos lo saben y ayer fue de lo más extraño, al parecer a todos se les dio por ser en exceso amables conmigo, incluso Stephan quien se ofreció a llevarme a la escuela hoy, se que no debería sentirme mal, porque de igual manera voy a escapar, lo tengo todo planeado.

–Creo que necesitas más maletas– comento E, a lo que  asentí mirando mi habitación medio vacía.

–Voy a extrañar este lugar– me levanté dejando la maleta junto a la que tiene mis zapatos –me tengo que ir– revisé mi reloj –ya son las ocho de la mañana, tu encargate de hablar con Casandra sobre el libro y cuando vuelva si puedo iré a Merlot.

–Si mamá– su voz sonó adolorida pero divertida –lo que digas.

–Adiós– me acerqué a la puerta, pero una parte de mi quiso quedarse allí con él –hoy será mi último día aquí– solté de repente –pero volveré dentro de tres días, mis padres estarán en su aniversario y seguramente saldrán a algún lado.

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