Bienvenidos al fin...

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CAPÍTULO TREINTA Y NUEVE

Desperté con un nudo de inquietud en la garganta, trayendo una y otra vez los eventos que supuse ocurrieron hace minutos, miré de hito a hito la oscuridad que me asedia, me removí sobre la cama en la que me encontraba, familiarizada con la textura de las cobijas recordé a mis padres, el resto fue una absoluta oscuridad hasta ahora, trate de mover mi brazo izquierdo, cuando sentí una punzada en mi mano, con mi otra mano palpé para ver lo que tengo.

–Suero– me dije a mi misma, no sé cuánto ha pasado, sin embargo debo levantarme para buscar la manera de recuperar a E, la rendija de luz bajo mi puerta se extendió lentamente obligándome a cerrar los ojos.

–Estás despierta– es mi padre, iba a responderle pero no tenía fuerzas para hacerlo –te traje un té de manzanilla– encendió una de las lámparas de la estantería –tómatela, te hará sentir mejor– dejó el vaso humeando en mi mesa de noche –¿cómo te sientes?– abrí la boca aunque nada salió –lo olvide, el doctor dijo que debes descansar todo lo que puedas– asentí –¿sientes dolor?– negué –de acuerdo... tu madre y yo estamos afuera, si nos necesitas solo debes presionar este botón– levantó un pequeño control blanco –presionas el botón gris si necesitas algo... o si algo extraño sucede– sus ojos viajaron por debajo de sus gafas inquietos –tómate el té– acomodó las cobijas hasta cubrir mi pecho –descansa– quería preguntarle por E o los soldados pero no pude, en su lugar asentí con una fingida sonrisa de bienestar, algo de lo que carezco.

Espere a que mi padre se fuera para poder levantarme, con dificultad me quité el suero y baje al suelo, la "X" hecha en cinta está rota en las esquinas, iluminada únicamente por la luz amarilla de la lámpara, trate de mover la madera, sin ningún resultado, debido a la debilidad en mis dedos.

–E– dije con aspereza –¿me escuchas?– lo único que escucho son los pájaros pasando por mi ventana –E... ¿cómo estás?– Tragué saliva –¿cómo están todos?– no recibí respuesta, con el estómago moviéndose y unas horribles ganas de llorar recosté mi frente en el frío suelo –por favor responde– en mi cabeza cruzó la idea de su posible muerte, pero negué a creerlo, no podría morir, no él... el nudo en mi garganta se acrecentó dándole paso a las lágrimas –E...responde por favor– solté con angustia –E...necesito saber que estás bien... estoy viva, no sé cómo pasó– tragué saliva –pero estoy bien, estoy viva E– apoyé ambas manos en el suelo –por favor dime que tú también te encuentras a salvo, que tu familia está bien... que todos están bien– cerré los ojos con insistencia –E por favor responde– luego de unos minutos sin respuesta, me rendí en el suelo, con los sollozos ahogando mi habitación, sintiendo cómo mi corazón se desmorona con cada larga bocanada de aire que doy.

Presioné mi frente en el suelo, sintiendo la humedad de mis lágrimas y el calor en mi rostro bajando a todo mi cuerpo.

–Elly– abrí los ojos atónita, un jadeo de alivio salió de mi boca, su voz detonó miles de emociones en mi interior que no pude procesar con la misma rapidez en la que aparecieron.

–E–logré decir con voz quebrada.

FIN.


Bienvenidos al fin y comienzo de un nuevo mundo.

Quiero darle las gracias a todas las personas que han leído esta historia, espero les haya gustado y se queden, porque se viene más de 2 Mundos.

Gracias, y no olviden darle a la estrellita y tomar agüita.

Se les quiere 😉 

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