Dejarlo todo por amor (Peter Pan y Tú)

[18] La pieza perfecta

—¿Quieres jugar? —escuchó una voz a la par suya.

___ volteó y ahí estaba el pequeño Thomas con una sonrisa.

—¿Qué juego? —preguntó aún sentada en su asiento.

—Atrapar.

—Entiendo el nombre del juego pero preferiría que me lo explicaras para no perder —dijo sinceramente.

—Bien, el juego consiste en que tienen que haber más de 2 jugadores. Y el último que se integre al grupo es el que tiene que atrapar a los demás... estamos Paul, Wilson y yo —informó.

Cada minuto que pasaba hacía que se convirtieran más aburridos y desesperados los segundos.

___ soltó y suspiro mientras lo pensaba—. Esta bien...

—¡Las traes! —gritó el pequeño saliendo corriendo lo más rápido que podía.

___ se quedó ahí parpadeando viendo cómo Thomas se perdía de vista entre toda la flora. Le tomaron unos segundos para levantarse y comenzar a trotar buscando a los niños.

(...)

_____

No tenía ni la menor idea de cuánto tiempo había pasado, lo único que me indicaba saber cómo había pasado tanto tiempo era por el cielo.

Este estaba pintado por unos colores rosas y naranjas color durazno. Eso quiere decir que ya faltaba poco para que anocheciera. Ya iba a ser de noche y no había encontrado a nadie aún.

Ni siquiera sabía en donde me encontraba, ver plantas y árboles a mi alrededor comenzaba a confundirme. No sabía si ya había dado más de 7 vueltas en el mismo lugar.

Hace mucho que había dejado de trotar, ahora caminaba. Esto parecía más bien un paseo que un juego de búsqueda.

Escuché el sonido de una ramita romperse, paré y busqué con la vista si era uno de los 3 niños pero no lograba divisarlo entre tantas plantas.

No perdería nada con intentarlo.

Sigilosamente me acerqué y solo vi que era alguien pasando por ahí. En un rápido movimiento agarré el brazo de esa persona. Creí haber ganado pero me asusté al ver que la persona a la que había agarrado era más alta que yo.

Este se dio la vuelta y me vio confundido, intercambio miradas conmigo y el agarre en su brazo. Era el mismo rubio al que había visto unas veces anteriormente.

Lo solté y me maldije en ese instante por haber aceptado el juego.

—Yo. Ah, lo sien... —fui interrumpida.

—No importa, de todas formas te estaba buscando. Pan me dijo que te buscara, así que sígueme —dijo comenzando a caminar.

Lo seguí, por un momento pensé en los chicos. Pero estoy segura de que ellos ya estarán ocupados en otra cosa.

Solo se escuchaba el crujir de las ramitas y hojas cada vez que dábamos un paso.

—Y... ¿cómo te llamas? —pregunté por aburrimiento.

Este se quedó callado por unos segundos—. Félix... y si no estoy mal, tu nombre es ¿___? (Tu nombre mal mencionado) —preguntó.

—Eh, no, de hecho es ___... veo que llevas mucho tiempo estando en este lugar —comenté viendo sus ropas.

—Eh, digamos que si. Por lo que sé apenas has llegado a este lugar —habló.

—Si...

—¿Cómo llegaste aquí?