[31] ¿Por qué pienso eso?

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Wendy...

El nombre de la chica en la que no podía dejar de pensar...

El haber pasado mucho tiempo con ella me había hecho creer que aún habían personas confiables en este lugar.

Pero después de lo qué pasó ese día... no puedo saber si todo lo que sé es completamente cierto. No tengo la confianza para saber si todo es verdadero o una mentira.

Desde hace días no dejaba de cuestionarme sobre lo que dijo. Ella, ¿que habría pensado de mí? ¿Es algo bueno o malo?

No es que quisiera ser entrometida, pero era algo que me hacía querer saber sobre ello. No por nada del mundo pensaría en vos alta sobre mí.

Estaba sentada en la orilla del lago al que siempre acudía. Tenía mis pierna cruzadas y recargaba mi cabeza en mis manos, ver el agua cristalina hacia que la cosa fuera algo menos tediosa para mí.

Trataba de buscar una respuesta coherente y lógica, y trataba de sacar una respuesta positiva. Pero la cosa no mejoraba, mis cuestiones y dudas surgían cada cierto tiempo.

Pero me parecía algo bien saber que ese era mi único problema. Ya no pasaba malos ratos con los demás muchachos. Por muy extraño que se escuche; había desarrollado una rara tregua entre Pan y yo, él me daba respeto y yo respondía de igual forma.

Mi única aflicción era Wendy.

Ella por el contrario, parecía tener su conciencia limpia, nada de que afligirse o preocuparse, solamente era ella; la Wendy sonriente y dulce.

Y no es que me queje de ella, me agradaba su compañía, me hacía ser yo misma. Pero una punzada de duda me molestaba.

Volví a ver el agua, sin saber porqué metí mi mano en ella, la movía de un lado a otro y disfrutaba de la fría sensación húmeda.

El aire pasó por el área e hizo que todas las hojas de árboles, plantas y flores comenzaran a moverse. Incluyendo mi cabello.

Levanté la vista para ver y claramente se movían las hojas. Unos pares de ellas logró llamarme la atención.

Un puñado de pétalos color naranja-rojizo comenzó a bailar entre las brisas y una por una delicadamente fueron cayendo sobre el agua.

Mi atención estaba centrada en ellas, bailaban suavemente en el agua. Hasta que distintos colores opacos comenzaron a surgir de entre las aguas.

Me froté los ojos creyendo que podría estar imaginando pero no. Pequeñas ilustraciones nacieron en el agua.

Una niña pequeña (calculaba de podría tener unos 5 o 6 años), jugaba entre las flores junto con otros dos niños. Los 3 se veían felices.

De pronto, la imagen se desvaneció y después surgió otra. Era una chica más grande, tal vez de mi edad, jugaba con la misma misma niña pequeña. Ambas tomadas de las manos mientras giraban y reían; noté que traían puesta una corona de flores blancas. Pero la chica mayor me era conocida; su cabello, ese vestido, esa sonrisa... oh Dios... era Wendy.

¿Por qué demonios veía esto?

Lo que hubiese sucedido momentos atrás, no encontraba una explicación razonable para saber sobre porqué veía esto.

Un lado mío era de pura curiosidad, digo, ¿quien no se interesaría en saber sobre lo que ha sucedido antes de que llegara? Pero por otra parte me generaba duda, ¿cuál era la intención de todo esto? ¿Por qué lo veía?

La imagen cambió y esta vez la niña tenía un arco entre sus manos y apuntaba con una flecha, lista para dispararle a alguien. Me acerqué un poco más para ver y a la persona a la que le apuntaba era un chico alto. Su figura se me hacía familiar hasta que di al blanco. Ese chico era Félix, su cicatriz fue lo que me ayudó a reconocerlo al instante.

Dejarlo todo por amor (Peter Pan y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora