[34] Aprende la lección

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La joven castaña se levantó de su lugar, destacando una buena excusa para salir. Una vez que había perdido de vista a su compañero y a los demás, caminó hacia una dirección fija, sabía a donde se dirigía.

Y mencionando otra vez el pequeño lago, el lugar donde no era muy reconocido y era seguro para estar un tiempo alejado de los demás, ahí era donde la joven caminaba con algo de armonía.

Pasó por entre varias largas tiras de tallos con hojas diminutas y florecillas verdes, y luego ganándose la vista del lago, encontró a alguien más.

Sus labios formaron una dulce sonrisa.

Continuó con su caminata, sus ojos fijos en la figura masculina que estaba adelante suyo.

Dio unos últimos 4 pasos más y logró posicionarse a la par del chico al que quería ver.

—¿Mal sueño? —preguntó con sus manos detrás de su espalda y balanceándose delicadamente de adelante hacia atrás.

Sus ojos se posaron en su rostro, su ceño fruncido, sus labios formando una mueca de cansancio y podía imaginarse que sus ojos estaban cerrados por la frustración.

Peter abrió sus ojos y su vista se fijó en ella, sus ojos dejaban ver un destello de frustración y desespero—. ¿No deberías estar ocupada en otras cosas?

_____ siguió balanceándose como una niña pequeña—. Oh, veo que alguien si tuvo un mal sueño, ¿hay algo en lo que te pueda ayudar para quitar esa ira? —su pregunta estaba llena de inocencia fingida.

—¿Que tal dejarme solo, eh?

—Oh Peter —respondió algo indigna—, te ofrezco mi ayuda y me rechazas, te doy la oportunidad para que te ayude con tus problemas y me dices que me retire. Eres todo un caso. Puedo hacerte sentir bien... —susurró lo último cerca de su oído.

El mencionado pudo sentir un cosquilleo, dejándolo más inquieto, las palabras de _____ no eran de mucha ayuda para su imaginación, lo único que hacía era que generada más escenarios pervertidos con ella.

—Oh que gran ayuda —murmuró para si mismo—, me pregunto en qué podría ayudarme la pequeña _____. No creo que puedas tolerar lo que quisiera hacer... te arruinaría fácilmente ¿lo recuerdas? —murmuró entre dientes.

_____ aún seguía sonriendo, esos comentarios, mencionando que no lo podría soportar; le hacía querer demostrar por impulso que si era capaz de aguantar todos sus caprichos frustrados.

—¿Sabes algo Peter? Te encanta sufrir porque quieres. Podría hacerte sentir bien como hace dos semanas, pero bueno, como te gusta hacerte el difícil, te dejo solo —dio por finalizada la charla y sin preocupaciones salió del lugar. Después de todo, no era como si estuviera muriendo y agonizando por tan solo un toque por parte de él.

(...)

_____

Después de unas cuantas horas, había logrado encontrar la cantidad correcta para crear más flechas.
El chico que las solía hacer, Tony, las recibió y me agradeció con una gran sonrisa, después de todo, el pobre chico siempre solía estar atareado en otras tareas. Imaginé que sería una buena acción ayudarlo un poco.

A fin de cuentas, recordé a la chica que se había ganado mi cariño, Wendy. Iría a buscarla, hacia ratos que no platicaba o pasaba el tiempo con ella.

Me dirigía hacia el campo donde solíamos juntarnos, ella por lo general siempre estaba ahí por decisión propia.

Caminaba sin prisa, pues nunca dejaba de disfrutar la vista a mi alrededor, toda esa fauna nunca terminaba de sorprenderme. La idea era que solo me dedicaría a caminar.

Dejarlo todo por amor (Peter Pan y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora