¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]

Capítulo 3.

Su cuerpo temblaba con cada paso que daba y Gastón lo ayudaba con un brazo envuelto en su cintura. El día había llegado.

Su papá había dado la orden de arreglarlo, por primera vez, tenía que vestirse en traje y muy elegante pero se iba a ver de la mierda con los golpes en su rostro y su cuerpo apenas funcionaba, con cada mínimo movimiento se quejaba por el dolor.

Se dió un baño largo con agua tibia, sus heridas ardieron y su cabeza dolió, a la vez que salía del baño con la toalla envuelta en su cuerpo, maldecía entre dientes su vida, quería morirse.

¿Quién lo querrá así?. Su cuerpo estaba molido a golpes, había cicatrices de látigazos en su espalda y costillas. Su cara con moretones morados, su labio partido y sus muñecas y pies marcados por las fuertes esposas que apretujaban su piel.

—Quiero el negro—Dijo Gustabo, sin expresión, mirándose en el espejo, viéndose la mierda que era.

Gastón negó con la cabeza, Oliver le había ordenado que Gustabo vistiera un traje blanco, pero el rubio exigía un negro.

—Lo siento, pequeño, tendrás que vestir el blanco.—Dijo Gastón apenado, agarrando la camisa de botones para pasárselo al omega.

Gustabo apretó sus dientes cuando miró la camisa blanca en sus manos, sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería un color blanco, lleno de paz y pureza. Él quería un negro, oscuro como su alma, como sus ganas de vivir.

El alfa lo miró entre bajo cómo se colocaba la camisa de mala manera, sollozando bajito sin dejar de mirarse al espejo.

Siguió con los pantalones blancos, luego con los zapatos negros y brillantes y terminó poniéndose la americana.

Era solo un niño de dieciséis, todo niño de su edad necesitaba vivir la juventud con felicidad, pero él solo quería dejar de existir.

—No quiero casarme.—Murmuró el omega arreglando su corbata mientras que Gastón se encargaba de su cabello, peinando los suaves mechones rubios delicadamente hacia atrás.—N-No lo conozco, Gas.—Pronunció mirando al sirviente.—No conozco como es ese alfa, tengo miedo de que me haga algo que no me guste, ayúdame...

El alfa hizo una mueca porque por más que quisiera ayudarlo, no podía.

—Lo siento.—Se lamentó de nuevo, con el corazón roto al ver al niño de esa forma.—Lo siento mucho.

Se dejó arreglar un poco más, todo lo que llevaba encima costaba unos 20.000 dólares, todo era caro, por primera vez, vestía algo elegante, lleno de riqueza, y será el día de su desgracia, casándose con un amigo de su padre.

—¿Ya está listo?.—Oliver entró a la habitación con el mentón firme, dándole una mirada dura a Gustabo quien bajó su mirada al suelo al sentirse intimidado por su padre.—Tengo una conferencia que me han invitado con unos idiotas en una hora, apúrate.—Chasqueó la lengua con hartazgo al ver desanimado a su cachorro de mierda.—¡Joder, apúrate, lento de mierda!.—Gritó golpeando el marco de la puerta y Gustabo se sobresaltó.

Se miró al espejo rápidamente, arregló un poco su cabello con sus manos temblando y su cara pálida, no quería que su padre lo golpeara, no de nuevo.

—Gastón, retírate.—Ordenó y Gastón miró a Gustabo por el espejo, pero éste no le devolvió la mirada así que sin más se retiró dejando a padre e hijo solos.

Oliver fue hasta el omega atemorizado, este dió un paso hacia atrás con miedo.

—¿Vas a apurarte de una mierda vez? Siempre me jodes la vida, lerdo de mierda, eres joven y lento, como siempre decepcionándome.—Dijo sin medir sus palabras, sin escrúpulos.—He de decir, que desde que naciste y ví que eras omega, me decepcionaste, estoy harto de tí.