Una semana después.
En estos días, Gustabo se encontraba aislado de Conway, ya que no podía recordarlo. Las pastillas que le habían dado estaban diseñadas para borrar temporalmente su memoria, lo que significaba que en cualquier momento su mente volvería a recordar. A pesar de esto, el alfa sabía que el lazo que compartían era más profundo que cualquier recuerdo.
La incertidumbre y la tristeza habían llenado el corazón de Conway al ver a su lobito tan distante, incapaz de recordar los momentos felices que habían compartido juntos. Aunque las pastillas habían creado una barrera entre ellos, Conway sabía que el amor que sentían el uno por el otro no podía ser borrado por un truco químico.
El vínculo entre ellos era más fuerte que cualquier recuerdo perdido, más poderoso que cualquier intento de separación. Las almas de Conway y Gustabo estaban enlazadas de una manera tan profunda que ninguna pastilla podía romper ese lazo eterno.
A pesar del dolor y la incertidumbre, Jack confiaba en el lazo especial que los unía. Sabía que el amor verdadero siempre encuentra su camino, incluso a través de las pruebas más difíciles. Y así, con esa certeza en su corazón, esperaba con paciencia el momento en que Gustabo volvería a recordar.
Conway se encontraba en la habitación, cuidando amorosamente a Gustabo. Este estaba profundamente dormido, descansando plácidamente mientras su alfa velaba por su tranquilidad. Pero lo que hacía este momento aún más especial era el hecho de que su omega llevaba en su vientre a su cachorro o cachorra, un vínculo que los unía de manera indescriptible.
Mientras observaba a Gustabo dormir pacíficamente, Conway acariciaba suavemente su vientre abultado, sintiendo la presencia del pequeño ser que crecía dentro de él. Era un recordatorio constante del amor que compartían y la nueva vida que estaban esperando juntos.
No recordaba cuánto tiempo estuvo cuidando de su chico, tal vez hace unas cinco horas y ya eran las dos de la madrugaba, no conseguía dormir, no quería que nada le pasara a su lobito y a su bebé que está dentro de ese pequeño vientre.
Pero tenía algo pendiente que lo hará mañana en la noche, tal vez por este horario...
Volvería a los viejos tiempos, en donde torturaba sin empatía, esas tres personas serán torturadas de la peor manera. Tiene pensado en hacerlos sufrir, provocando que derramen sangre de su cuerpo, cortando cada parte. Jack Conway se había prometido mentalmente aquella noche en donde recuperó a Gustabo que se volvería un completo psicópata.
-—Pagarán por esto — Prometió, besando la pancita crecida de su lobito que parecía estar en un sueño profundo.
Ya necesitaba volver a Los Santos junto a su omega, para poder ver a sus dos amores, las extraña demasiado.
Su grande mano repleta de anillos sobre el vientre del omega causó que este se remueva y abra los ojos despacio, encontrándose con su mirada. Sin embargo, ninguno de los dos dijo nada, Gustabo solamente observaba en silencio como Conway miraba con tanta adoración su vientre.
Gustabo tragó saliva con solo mirar esa imagen que era demasiado bonita para sus ojos, y su corazón quiso derretirse cuando lo vió dándole pequeños besitos en su abdomen.
— ¿Te gustaría que sea niño o niña? — Preguntó el alfa con voz ronca, subiendo sus cálidos besos hasta estar cerca de la cara de su lobito.
— Mhm, ¿niño? — Dijo inseguro y Conway sonrió de lado — Me dijiste que tenemos dos gemelas, me gustaría un niño y si no lo es, no me importa, de todas maneras es nuestro bebé.
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¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]
Hayran KurguGustabo es un omega de clase alta, su papá es el gobernador de todo el país. Su familia era multimillonaria, y lamentablemente, le tocó a él, pagar muy caro sin tener la culpa de nada. El papá de aquel omega, un hombre sin escrúpulos y con un carác...