Sus ojos fueron lentos al abrirse, pudo distinguir a una mata de cabellos rubios desordenados debajo de su quijada y no pudo evitar dejarle un par de besos en esos mechones claros, no se cansaría de hacerlo nunca.
Se había olvidado que el motivo de haberse despertado fue los golpes en la puerta de aquella habitación. No percibió ningún aroma de alfa, así que estaba bien con eso.
- ¿Quién es? - Preguntó sin levantarse, no quería arruinar la bella imagen de su lobito durmiendo plácidamente en su pecho.
- Romer. Gus tiene que ir a casa - Avisó el Omega un poco preocupado.
El alfa miró su propio reloj, eran las tres menos cinco de la madrugada y suspiró.
- Lo llevaré a mi casa - Dijo alzando la voz, temiendo de que el rubio se despertara y ser la causa de ello, parecía tan tranquilo durmiendo.
Romer dudoso asintió a pesar de que no podía verlo.
- Está bien, pero después lo llevas a la casa de Amelia - Dijo suavemente - No queremos problemas, Anthony podía llegar en cualquier momento.
Esperó un momento en silencio, hasta que el omega que estaba al otro lado de la puerta se retiró.
Miró al rubio, sus labios entreabiertos, sus párpados cerrados y su cuerpo envuelto con el suyo, brindándose calor.
Conway con cuidado se alejó del menor, tratando de que no se despertara, se detuvo cuando Gustabo se removió pero sin abrir sus ojos, seguía sin despertar y eso a Conway lo calmó. Vistió su pantalón y abrochó su cinturón, se colocó la camisa abotonada pero sin abrochar los tres botones de arriba, guardó su corbata en el bolsillo y terminó poniéndose los zapatos relucientes.
- ¿T-Te vas? - La voz temerosa y triste de su lobito lo hace girar. Vio sus ojitos adormilados, viéndose tristes y con temor, no supo en qué momento se había despertado pero supone que lo hizo hace poco.
Conway agarró su americana tirada en el suelo sin responder al omega, quien empezaba a fruncir el ceño por su silencio.
Gustabo miró su desnudez, recordando lo de hace horas y sus mejillas se colorearon por un carmín. Vio muchas marcas en su cuerpo.
Cuando el mayor tomó su lencería negra, negó, no quería ponerse aquella prenda ahora.
- Guardaré esto - Dijo con seriedad, esa maldita lencería le quedaba estupendo al pequeño cuerpo de su lobito. Esperaba volver a verlo con más lencerías pero solo para él.
Su respiración se dificultó a la vez que el mayor daba pasos hacia él, acercándose y la manera en como estaba vestido era un desorden que se veía tan sexy de todas formas.
- Vamos pequeño, te llevaré a mi casa - Gustabo sonrió al escucharlo, se sentó en el colchón y la americana fue puesta en su cuerpo para que el frío no le haga una mala jugada, era muy fríolento.
La americana del mayor le llegaba hasta por sus muslos, casi por sus rodillas, tapando su desnudez. Se levantó de la cama, cuando apenas lo hizo le sorprendió como unas grandes manos se deslizaron por la parte de atrás de sus muslos y lo alzaba, soltó un bajo grito de sorpresa y sus manos se envolvieron rápidamente en el cuello del pelinegro.
Lo calentito que estaba la piel del omega, la suavidad hacía que sus manos apretaran los regordetes muslos de Gustabo y escuchó un suspiro golpear su oreja, haciendo que se remojara sus labios y no dudó en controlarse.
Salió por la parte trasera del club, buscó su auto en el estacionamiento y metió al chico, colocándole cinturón de seguridad. Dio la vuelta rapidamente al auto y entró empezando a manejar.
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¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]
Fiksi PenggemarGustabo es un omega de clase alta, su papá es el gobernador de todo el país. Su familia era multimillonaria, y lamentablemente, le tocó a él, pagar muy caro sin tener la culpa de nada. El papá de aquel omega, un hombre sin escrúpulos y con un carác...