Capítulo 5.

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El tabaco y el whisky estaban volviendo loco al omega, aquel aroma estaba en todo lugar de la casa de ese alfa llamado Conway. No era desagradable, al contrario.

Cuando abrió los ojos y con cuidado se fue sentando en el colchón después de tener un sueño cargado de pesadillas como siempre, vió al mayor atando su corbata frente al espejo que estaba en la pared donde Gustabo podía verse desde la cama.

El chico se miraba muy enfermo, muy débil y apunto de colapsar pero Gustabo se mantendría fuerte.

No hizo nada más que estar en silencio y mirar a otro lado ya que el alfa lo había mirada por el espejo. Con sus pequeñas manos nerviosas jugaba con la sábana que cubría su cuerpo, su mirada se fue hasta sus manos ya que sentía la fría mirada del alfa.

Terminaba de atar su corbata y cuando lo hizo no despegó la mirada del espejo, mirando a través de ello, al pequeño niño que estaba arruinando la sábana con sus manos inquietas. Se giró aún mirándolo y vió como la mirada del omega fue hasta donde sus manos jugaba con la tela de la sábana que lo cubría. Lo veía tan vulnerable ante él, muy nervioso con ganas de salir corriendo de ahí.

-Regresaré en una hora, hay comida en el refrigerador y cualquier cosa que necesites solo agárralo.-Habló sosegadamente.-¿Bien, omega?.

La cara del alfa se endureció cuando el omega no lo miró y tampoco emitió sonido de respuesta.

Conway arregló su cabello con su mano de forma tan dura viéndose disgustado.

-Joder, mírame cuando te hablo.

Gustabo tembló en su lugar por el fuerte y demandante tono de voz del alfa, pero sin embargo, no lo miró.
Tenía miedo de ver su expresión enojada, temía de que ataque en contra suyo por no obedecerle o incluso, le gritaría.

En cambio, Conway empezó a creer que aquel niño tenía algo y se acercó hasta él para alzar su rostro con su mano, lo obligó a mirarlo y por el miedo que reflejaba los bellos zafiros del omega, éste quizás ni siquiera había sentido, tampoco contemplado la delicadeza con la que Conway lo había agarrado del mentón y con la mayor suavidad, lo levantó para que lo mirase.

Gustabo tragó saliva en seco, mirando como el alfa lo miraba fijamente a través de esas oscuras gafas con su rostro un poco suavizado y neutro, sin ninguna expresión pero sus labios apretados en una sola línea, hizo dudar al omega que si en verdad se veía totalmente neutro.

El omega ya estaba temblando como un pequeño cachorrito entregado a otros brazos ajenos.

-¿Acaso me tienes miedo?.-Preguntó un poco más fuerte, casi alzando más la voz.

Y a Gustabo se le cristalizaron los ojos pensando en lo peor que Conway le pueda hacer porque con su rostro mostrando disgusto y la voz endurecida, cree que la mejor opción era escapar y que sea lo que el universo quiera.

Si su padre o los guardaespaldas lo encuentran no se iba a sorprender, siempre ha valido mierda. Pero si no lo hacen, quizás sea un logro.

Gustabo no respondió a la pregunta.

-Eres un niño muy callado.-Murmuró dándole una última caricia en la barbilla del menor para luego alejarse.-El desayuno está en la mesa, ya está servido, y come bien, estás muy delgado y demacrado.

Oh, y Conway abrió los ojos cuando algo en su cabeza le hizo entrar más en razón.

-Espera...-Dijo con los ojos entrecerrados.-¿Por qué mierda estás así?.-Preguntó haciéndole extraño porque un niño con demasiada riqueza estar en ese estado de mala alimentación, como si no hubiera comido en días, era muy extraño.

¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora