Capítulo 19

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En todo lo que quedaba no durmió, no pegó los ojos ni siquiera por dos minutos. Solo se dedicó a pensar en tantas cosas que pasan en la vida, a recordar lo bueno y lo malo que vivió, más malo. Y por supuesto, también no dejó de acariciar los mechones del omega quien seguía durmiendo.

Se levantó con cautela para no despertar a Gustabo y lo cargó despacio, llevándolo a la habitación y depositarlo en la cama, dejó su americana lejos del cuerpo del omega y lo arropó con la sábana.

Salió de la habitación, yendo a tomar un poco de whisky y luego servirse un café amargo, seguido encendió un cigarrillo. Se acercó al ventanal con una mano ocupada por la taza de mucho café y poca azúcar, y en la otra sostenía el cigarrillo.

Escuchó unas llaves por afuera del lujoso departamento y supuso quien era por lo que rodó los ojos seguido tomó un sorbo de café y luego le dio una calada a su adorado cigarrillo.

El alfa de cresta entró cerrando la puerta detrás suyo, observando a su amigo cerca del ventanal fumando y con una taza de café. Se acercó hasta él y la voz de Conway interrumpió sus pasos, deteniéndose.

- ¿Qué quieres? - Preguntó sin darse la vuelta y mirar a Horacio.

- El perdón de Gus - Respondió en un murmuro, mostrándose arrepentido.

- Está durmiendo, puedes venir en otro rato.

- Oye, no te pongas así conmigo. - Al saber que Conway se muestra diferente con él, aunque la frialdad era muy común en ese alfa pero lo fuerte y hostigada que sonaba su voz le decía que seguía enojado y Horacio no podía tener su conciencia en calma. - La cagué muy grande al dejarlo solo, no sirvo para cuidar a alguien, entiéndeme.

Conway tomó otro sorbo de café con mala gana, pensando en que ningún bendito día podía estar tranquilo. Caminó hasta la mesa y dejó la taza ahí, pero no dejó de fumar. Volvió hacia el ventanal, justo donde estaba Horacio mirándole con súplica para que lo perdone.

Se acercó al de cresta, su mentón se levantó y miró fríamente a Horacio. - Tampoco sirvo para eso, pero mira lo que estoy haciendo ahora - Pronunció elevando la voz - Estoy intentando cuidar a un jodido niño, idiota, a un puto omega. ¿Te has imaginado en tu cabeza de mierda a mí cuidando de alguien?.

Horacio negó despacio.

- ¿Y él se siente bien ser cuidado por ti? Después de todo eso es lo que importa, que se sienta cómodo contigo... - Preguntó el de ojos esmeraldas, mirando a Conway darle la espalda y dándole otra calada a su cigarrillo.

- No lo sé - Respondió - Hace horas lo asusté porque perdí los estribos y..., no lo sé, no sé si se siente bien conmigo.

Silencio por dos minutos, muy incómodo.

- Si Gustabo despierta, puedes decirle que lo siento mucho, por favor.

Conway asintió en silencio. - Puedes irte, yo le diré.

- Está bien.

El de cresta salió en silencio del departamento, dejando solo a Conway quien suspiró y más al rato recibió una llamada de un número desconocido que terminó contestando.

No habló hasta que la voz a través de la línea empezara y cuando lo escuchó, sus ojos rodaron.

- ¡Conway, hemos regresado! - Se escuchó la voz de otro de sus amigos de confianza, desde hace aproximadamente dos años que no lo ha visto y se puede decir que le causó un poco de emoción volver a oírlo a pesar de ser un rompe bolas.

- Espera, ¿hemos? - preguntó con el ceño fruncido, dejando de fumar. Ay mierda.

Escuchó la risa escandalosa de Ivanov y luego un murmuro de una mujer, muy conocida.

¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora