Parecía algo que no se podía creer, la manera en que no había dejado de llorar, Conway era otra persona, había dejado su firmeza en situaciones complicadas. Mucho antes no le importaba nada, o bueno, actuaba como si no le afectara en lo más mínimo. Pero al haber perdido a alguien a quien amó acabó con él.
Está acostado en el centro de la cama, con su camisa abierta, su torso sudado y mirando hacia arriba con ojos entecerrados mientras de su boca salían jadeos que se mezclaban en sollozos.
Sus manos habían agarrado la sábana con fuerza, esto era lo que se enfrentaba al no tener a nadie quien lo ayude, tampoco pretende buscar a una persona ya que nadie será como su lobito.
El único que lo hacía sentir especial, ese cachorrito que lo llevó al paraíso muchas veces al conocer cada rincón de su cuerpo y sentirlo. Quien lo llevó al cielo a través de sus orbes azules y lo trasladaban hasta el hermoso océano azul.
Se sentía agotado, él y su alfa. Ambos se sentían adoloridos, raramente el lazo aún no se rompía pero muchas veces había dado señales de hacerlo.
Sus sábanas estaban impregnadas a él, a su esencia que había derramado para saciar sus deseos que no sintió bien al hacerlo.
Conway cerró los ojos con fuerza, recordando una escena que vivió con su omega cuando pasaban las noches uniéndose. Era lo que hacía para imaginar que su lobito estaba con él pero cuando acababa volvía a la triste realidad y volvía a llorar como un cachorro.
Y al llorar, al sentirse afligido, hacía que sus hijas, su tía y su prima lo sientan en el lazo familiar.
Ayer, cuando Alina se llevó a sus hijas, lo había llamado diciéndole que todo esto va a cambiar, que todo volverá a la normalidad y que su lobito de seguro despertaría y si no lo hacía, ella estaría para apoyarlo siempre a pesar de que la trate con irrespeto, ya era algo usual para ellos.
Se levantó de la cama, su cuerpo estaba hecho un desastre, él lo está.
Si torso estaba bañado en sudor, su cara roja, su nariz del mismo color y sus mejillas húmedas por las lágrimas. Sus ojos hinchados, sus labios rojos por morderlos con sus dientes, sus manos que se habían vuelto temblorosas desde que su esposo ya no está estaban temblando más de lo normal, su cabello despeinado y húmedo por el calor, el dolor en su miembro y pelvis al no ser ayudado lo tienen aturdido. Era la cosa más horrible que había vivido en su vida.
Fue al baño, sacó lo que quedaba de su ropa para después abrir la ducha y mojarse. No tardó en tocarse un poco su miembro y llevar la mano desocupada en la pared de cerámica como para sostenerse y su rostro inclinado hacia abajo y sus ojos cerrados, fantaseando a su omega aliviandolo.
No lograba saciarse, no lo lograba hacer si no había alguien quien lo ayudara. Su olor estaba impregnado por toda la casa, era insoportable. Cerró la ducha, solamente concentrándose en darse placer.
Sus labios se entreabrieron, su vientre dió una contracción haciéndolo estremecer y entonces jadeó cuando sintió su propio líquido caliente en su mano.
Y faltaban soportar más días.
Su animal se sintió raramente conmovido, el lazo se estiró fuertemente y entonces sintió un alivio en su pecho que desde hace años no lo sentía. Solo cuando estaba Gustabo a su lado.
...
Podía escuchar un raro sonido, sin embargo, sus ojos no lograban abrirse, se sentían pesados y él demasiado débil.
Tenía un poco de frío, se sentía aturdido e intentó mover su dedo que se movió apenas.
Movió su cabeza, estaba asustado, tenía una sensación extraña.
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¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]
FanficGustabo es un omega de clase alta, su papá es el gobernador de todo el país. Su familia era multimillonaria, y lamentablemente, le tocó a él, pagar muy caro sin tener la culpa de nada. El papá de aquel omega, un hombre sin escrúpulos y con un carác...