Capítulo 25

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Hacía tiempo que no visitaba estos lugares, mucho menos el club de uno de su mafia. Considera el esfuerzo que Carlo le metió a este proyecto, inclusive superó sus expectativas.

Mujeres bellas con antifaces, con cuerpo esbelto y con poca ropa bailaban en los tubos con sensualidad. También habían hombres, eran muy hermosos y tenían un cuerpo impresionante.

Miró el escenario adelante que estaba vacío y solo había un tubo, supuso que aquello lo ocupará el nuevo bailarín que llegará después de semanas.
Quedó mirándose a las mujeres mientras tomaba y sus capullos estaban concentrados en tirar billetes a una de ellas.

La miró de pies a cabeza, no le llamó la atención pero tampoco niega que era muy guapa y tenía un cuerpazo. Ella le guiñó el ojo y Jack, quien también traía un antifaz como todos,  no demoró en jugar con ella.

No supo cuándo fue que se sumergió en los tragos y estaba follando a aquella chica, teniendo sexo duro contra uno de los sillones.

La omega quería besarlo pero Jack lo impedía y cuando ella lo intentaba, el alfa le jalaba de los cabellos y le gruñía que no podía tocarlo y mucho menos besarlo. La omega se conformó que la follara duro, derritiéndose por aquel grande alfa con anillos en sus dedos. Uno de ellos era de casamiento pero la mujer decidió ignorar eso. ¡Vamos! Estaba teniendo sexo con un hombre espectacular, varonil, demandante, que gruñía con sensualidad... Pensó que le daría un paro cuando Jack agarró sus senos y las estrujó hasta hacerla gemir, enseguida acabó y pocos minutos después el alfa lo hizo y en el preservativo.

— Toma — Tiró algo de dinero al lado del cuerpo de la mujer. Esta le guiñó el ojo.

— ¿No quieres repetir otra noche, cariño?— Preguntó la omega.

— Lo pensaré — Murmuró por lo bajo acomodando su cinturón, la chica no demoró en prestar atención a ello.

Salió de la habitación y soltó un suspiro, seguido comenzó a fumar a la vez que veía a los capullos coquetear con algunas omegas y betas.

Se inclinó en la barra, sorbiendo su nariz y suspirando por segunda vez con cansancio. Siendo sincero, Carlo se había pasado demasiado, el club era perfecto.

Dejó su mente en blanco por unos momentos y empezó a recordar al cachorrito de cabellos rubios. Dejó su cabeza caer hacia adelante y cerró los ojos, preguntándose en donde estará, si estará bien o no. Y si había conseguido alguien, espera que lo esté cuidando como nunca y si no consiguió a nadie y está solo, espera que esté bien, solo eso, que esté bien.

Sentía su aroma en la punta de su nariz, el. Vainilla, el coco... Mierda, jamás llegó a pensar que alguien le haría falta, ese pequeño mocoso no salía de su mente.

— La mercancía está lista — Volkov interrumpió sus pensamientos.

— ¿Y que quieres que haga? Ya saben lo que tienen que hacer — Soltó y luego gruñó con cansancio. Se alejó dejando a Volkov con la palabra en la boca.

— ¿Tienes todo listo? ¡Mierda, apúrate! — Espetó Frank con molestia — Ángel, me estás tocando los huevos, no estoy para juegos.

El rubio bajaba de las escaleras con algunas maletas. Con el ceño fruncido miró a su pareja y le gruñó.

— Ya estoy listo, no hay necesidad de que me grites — Irritado protestó.

El alfa alzó las cejas, sabía que el omega era un atrevido, aunque no era así cuando lo encontró tirado y los primeros días que lo llevó a su casa. Era tímido y apenas hablaba.

— No me respondas de esa manera — Se acercó al menor y le agarró el cuello, haciendo que el rubio lo mire con rencor y alzó el mentón cuando Frank había puesto fuerza en su cuello.

¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora