Capítulo 33

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Gustabo sonrió pícaro y dejó al mayor debajo de él, se colocó encima del alfa y tomó su miembro.

- Dijiste que tenía que saltar sobre tu polla hasta que tú me detuvieras - Dijo Gustabo dejándose caer - Mierda...

- ¡Carajo, bebé! ¿No te dolió? - Clavó los dedos en las caderas del omega, sintiendo como este se movía en círculos — Joder, mi amor... Más cuidado.

El omega empezó a dar saltitos sobre la polla de su pareja con sus manos en el pecho fornido del contrario. Empezó a gemir fuerte cuando encontró su punto dulce al moverse en círculos, volvió a saltar ahora golpeando su próstata.

— J-Jack — Gimió, sus muslos temblando como gelatinas y se dejó caer sobre el pecho del pelinegro, hundió su nariz en el fuente de aroma y ronroneó como un gatito.

El alfa besó los cabellos de su lobito, apretó con fuerza las caderas y empezó a embestir rápidamente, clavó sus tobillos sobre el colchón para tener más posibilidad de moverse mejor.

— Mmm lobito — Gimió buscando los labios del rubio, los tomó y se besaron suavemente. Una mano palmeó una nalga del menor y fue hasta la entrada ocupada por su polla, sintió el viscoso líquido y jadeó— Que rico eres, bebé — Dijo cuando el lobito se corrió sobre su abdomen, apretando su polla, haciendo que después se corra dentro del menor.

...

Tomó la pastilla del día siguiente, miró la hora y eran la una de la tarde. Peinó su cabello mojado y miró al hombre grande tirado en la cama, durmiendo aún.

— Joder, que guapo que es — Dijo en un murmullo yendo hasta el alfa y comenzar a besar su mejilla — Te amo, Jack — Susurró.

Amelia estaba yendo hacia el comedor con su pijama aún puesta, con ojeras notables y se veía cansada. Miró a Romer sentado tomando un café con la cara arrugada, también viéndose cansado y aún con sueño.

— ¿Pudiste dormir? — Preguntó el omega hacia la pelinegra.

— Já, lo mismo te pregunto a ti — Respondió ella con una sonrisa y se sentó junto a su amigo.

— Hubo un terremoto al lado de mi habitación toda la madrugada, ¿te parece que pude dormir bien? — Dijo aún riendo — No sabía que Gus soltaba unos gemidos tremendos, ni con la almohada en mis orejas pude dejar de oír todas las cochinadas que habían hecho esos dos. Pero, me alegra saber que Gustabo por fin se siente cómodo con alguien y ese alguien parece si valer la pena.

— Yo estaba al lado de tu habitación y aún así lo escuchaba — Pronunció Amelia en un bostezo.

Ambos se quedaron en silencio cuando vieron al rubio yendo hacia el comedor con una sonrisa y sus ojos más brillantes que nunca.

— Buenos días — El rubio saludó y dejó un beso en la mejilla a cada uno de sus dos amigos. Después se fue a servir un café para sentarse con los omegas — ¡AH! joder... — Al sentarse sintió un ardor que le hizo gritar y quedar en vergüenza con sus amigos que lo miraban con complicidad — ¿Qué? ¿Por qué miran tanto? — Inquirió tomando café con sus mejillas sonrojadas.

— Veo que te levantaste con buen semblante hoy — Dijo Amelia con una risita.

— No sabía que el cabrón follaba muy duro, no me dejaron dormir ninguno de los dos. Y tienen el descaro de follar justo en la pared en donde estaba mi cama — Hizo un puchero haciendo reír a carcajadas a Gustabo —Pero me alegra mucho que por fin tengas a alguien que te quiere de todas las formas.

Gustabo sonrió con timidez, sus mejillas pintadas de rojo intenso. Todos los omegas empezaron a molestarse entre si, rieron mientras tomaban café pero todo fue interrumpido cuando el celular que Gustabo tenía sobre la mesa sonó y vio el nombre de una persona desagradable en grande, haciendo que el sonrojo sea reemplazado por la palidez.

¿Castigo o Premio? OMEGAVERSE [INTENABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora