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˜019˜

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Era una mañana fresca y resplandeciente, sus ojos recién despertados del sueño, a penas podía abrirlos.

Pasó otra ardua semana de grabación, su garganta la sentía debilitada.

Liam cayó en la cama, con la cara y el cuerpo doloridos después de tres shows en donde el estar parado, le hacía sentir desgarrar el equilibrio de sus pies. O quizás sólo eran las consecuencias de las copas de vino que ingirió, después de terminar con su actuación en el escenario.

Salió de su cama lentamente, su comprometida todavía estaba descansando. Liam le dió un beso en la frente antes de salir por la puerta de la habitación.

Ya su frasco de barbitúricos se había terminado, las últimas dos píldoras las consumió anoche antes de irse a dormir. A fin de cuentas no le importaba, más tarde él se conseguiría otro frasco fácilmente.

Caminaba en calcetines por el mármol frío de su hogar, dirigiéndose a la cocina en busca de un delicioso té.

Pero sin antes, ir a revisar su periódico.

Marchó hasta la puerta de la entrada, y agachó su cuerpo para agarrar el diario que venía enrollado.

Sin embargo, este venía junto a una carta que traía un sello dorado.

Optó por leerla en cuanto primero, se hiciera su desayuno.

Liam pestañó repetidas veces para poder despertar los ojos, e hizo un pobre intento de sonreír al ver intacto dentro el refrigerador, su tarta de chocolate y fresas.