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Cabe señalar que ya eran las una de la mañana.

Albarn creyó poder resistir el sueño, pero no ha sido así. Ha debido dormirse un rato, porque el lloriqueo de su compañero se había detuvido.

Mientras Liam recobra penosamente el aliento, demonios le gritaban sin cesar.

Sentía que vivía en un infierno de dolor que lo desnudaba, anhelando quitarle la vida.

--Per-perdón.. Yo... Yo no puedo...--{no tiene el aliento, ni las palabras para hablar correctamente.

Damon, con la mirada siempre atenta a todo síntoma de abundancia, registraba con deleite los temblorosos labios afelpados.

--¿No puedes dormir, cierto? ¿Quieres quedarte en esta posición hasta que te sientas bien?--

Aún el otro no puede contestar. Está sumido a un mar de lágrimas, incapaces de salir.

Albarn quería ser libre de soñar, al menos, una noche con Liam, junto su olor, sin sus lloriqueos. Libre de subir al terrado para mirar las estrellas, y respirar la frescura al lado de su compañía. Ahora Gallagher tiene su rostro hundido en su pecho.

--Para mí, te has convertido en una estrella brillante, brillante y encantadora--{le habló con su voz absolutamente conciliadora, esperando por su respuesta.

Al menos, aquello le causó una diminuta sonrisa cerrada por unos cortos segundos.

--Oh mierda... Te amo tanto...--{Liam obtuvo una voz aún más velada, y temblorosa, que la de antes.

«Cálmate, es inútil contarle, él no sabe nada... estás desquiciado» formuló Gallagher en su mente.

Es verdad, hay momentos en que se vuelve loco, ya no controla sus nervios. Hace años que se muerde las uñas. El insomnio lo ha desequilibrado.

En este instante sostiene la impresión de que todos estos palabreos, estas esperas, van a acabar con él.

¿Paranoia, sentimiento de inseguridad (lo cual Albarn comprendería perfectamente) o realidad?

Estaba perdido, recordando aquellos días en donde se volvía todo un psicótico por pensar en Damon. Sabía que si daba un paso mal, podía arruinar todo lo que tenía con él.

Dudaba de que si lo que experimentaba sobre Albarn se trataba de una enfermedad, cómo le habían enseñado.

A veces odia ser tan sentimental, tan jodidamente expresivo de sus sentimientos..

Cuando por fin recibió la caja del medicamento que le había pedido a Albarn, tras contemplarlo medio segundo, abrió la caja desesperado.

Liam ya era adicto a las drogas, en especial, al los somníferos; Nembutal.

--Lo malo...--{confesó de una vez, sirviéndose en su palma una cantidad moderada. --Es que cuando me las acabo todas, todavía tengo lugar para una barbaridad... No me he separado nunca de mis píldoras--{dijo, luego de tragarlas sin el requerimiento de tomar agua.

Él mismo no es más que una obsesión.

Luego aquella noche confusa y abrumadora, se durmió con la tentación entre los ojos, como un santo.

Mientras tanto, a Damon, sus pensamientos se han ahogado, parecido a como uno se ahoga en el mar.