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Observó a su alrededor, amueblado con mesas y sillas.

El escenario de hombres tocando música jazz le llamaba la atención.

El restaurante es grande, situado en medio de edificios modernos muy parecidos entre sí y de otros restaurantes, también muy semejantes.

Dejó de prestarle atención a los detalles del sitio, cuando oyó, que su acompañante dió una bocanada de aire.

Liam está demasiado apurado por seguir adelante con su plática felizmente, Damon no estaba tan apurado como su historiador.

--Inicié con la nueva película, me informaron que soy muy bueno para la actuación. ¡Estoy filmando muchos contratos prometedores!--{mencionó Liam después de masticar repetidas veces su bocado, y luego de deglutirlo.

--¡Eso es increíble! ¿Y cómo te va con el rodaje?--{habló con voz amistosa.

--Excelente... Todo va excelente...--{comentó, mientras elevaba la copa con la mano derecha, y la dejaba suspendida ahí, en el centro de la mesa. --Un brindis...-- {susurró al final.

El político no pudo dejar de notar que la espalda del castaño, se erguía paralela al respaldo de la silla. Estrictas líneas verticales. Tampoco pudo dejar de ver la suave piel de las manos, su anillo de oro bien reluciente. El reloj de pulsera. Los ojos soñadores...

Chocaron ambas copas, y dieron un sorbo.

Para matar el tiempo esperando por el postre de tartas, Damon con su bolígrafo que siempre llevaba consigo, hizo un dibujo de Liam sonriente sobre una servilleta.

Este gesto provocó una risa agradable en el castaño, haciendo que él también agarrase una servilleta para dibujar a Albarn en caricatura.

Liam le enseñó su pequeña ilustración con una sonrisa en el rostro, y Damon le dió su aprobación sonriendo al igual que él.

Haciendo así, un juego de garabatos graciosos, hasta que llegaron los platos a su mesa.

Y cuando ellos estaban masticando la jugosa tarta de manzana, discretamente, un sonido se agrega al de los cubiertos, y al de él crujiente caramelo siendo triturado entre los dientes.

Liam se aclaró la garganta para volver a hablar:

--Ya que ahora puedo llamarte Dames... Tú ahora debes llamarme William--{mencionó, colocando su copa de alcohol de vuelta a la mesa.

Aquellas palabras lo tomaron por sorpresa. El rubio torció la boca.

--¿Por qué debería de hacerlo?--{le responde vacilado, masticando su pedazo de manzana.

De momento, Liam, se muerde una uña por la intranquilidad de la situación, y da a entender que le gustaría fumar un cigarrillo.

Por ende, saca del bolsillo de su abrigo una cajetilla junto el encendedor, pero Albarn lo detiene abruptamente al intentarlo, sosteniéndolo de la muñeca.

Señaló con los ojos el letrero de su derecha que su acción lo prohíbe.

La angustia del despegue vuele a apoderse de él. La angustia de lo desconocido también.

--No estás hablando con Liam en este instante... Liam morirá aquí a partir de ahora...--{contestó tenso, guardando la caja a su lugar. Volvió a asomar su mirada al rostro de al frente.

Albarn evaluó su breve conversación.

Le cuesta creerlo, ¿Dónde está la trampa confusa en esto?

--¿Cómo? ¿Tú no eres Liam Gallagher?--{regresó a preguntar, atento a sus facciones.

No contesta, se limita a mirar con firmeza. A sus veinticuatro años todavía sigue teniendo intacto su manera de estresarse con facilidad.

Su moral tenía antibajos. Nada tan decepcionante como tener un invitado, y no lograr hacerle entender la sutil forma de llamarlo por su otro nombre.

Su otro "yo", su verdadero "yo". Como él lo hacía llamar.

Ansioso por mostrarle su objetivo, intenta hacerle comprender las delicadas diferencias de su persona que exponía al público. Todo se lo decía, moviendo las manos para que Damon pudiera entenderlo.

Pero fue en vano.

Nada, Albarn ni siquiera captó la diferencia.

Le era demaciado raro y sin coherencia ahora el momento. Las palabras de Liam le eran un sin sentido.

No tiene idea de lo que ocurre, y su mente no puede entenderlas. Liam es bonito, incluso adorable explicando con nervios, querría callarlo para hacerle olvidar del asunto, pero Damon no tiene fuerzas para ello, quería estar al margen de las cosas.

Y después de haber sufrido una serie de tormentas tan sorprendentes como aterradoras, al cantante se le sube a la garganta un impulso de estallar en sollozos, sin éxito alguno.

--Olvídate de ese nombre ¡Estás hablado con William!--{reprocha alzando su tono, casi mostrando los colmillos.

Incluso con los ojos iniciándose a llenar de lágrimas, es capaz de impedir que le tiemble la voz mientras explica.

Absolutamente esto era fuera de lo habitual.

Aquel sitio no se sentía como el espacio, impostadamente cálido, de un comedor público, al igual que refinado. Sino de un espacio íntimo y, hermético, donde sólo se congregan ellos dos.

Nada había precedido a la frase, excepto el ruido de los cubiertos y de la música Jazz de ambiente.

Damon se mantuvo inédito, limpiando sus labios con su servilleta, asintiendo con la cabeza en silencio.

Como si hubiera asimilado a la perfección la inestabilidad emocional, y la crisis de identidad por la que estaba pasando Liam.