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--¿Al parecer a habido un severo acto de justicia muy reciente?... Sí, claro... ¿Y ésto cuando se llevó a cabo?--{hablaba el político con su gerente por teléfono, mientras anotaba con un bolígrafo en sus papeles.

De pronto, escuchó el chillido de la puerta abriéndose. Mandó su vista a la persona que decidió entrar.

Damon parpadeó, esperando estar equivocado de su vista.

Tapó con su mano el micrófono del teléfono, para no ser escuchado.

--¿Qué haces aquí? Estoy en medio de algo muy serio...--{le susurró a Liam para que saliera de la sala, sin embargo, no le prestó atención en lo absoluto.

Él en ningún momento le dijo que viniera a visitarlo a esta hora del día. No solicitó su permiso de venir aquí. ¿Cómo lo habían dejado pasar?

Gallagher dejó colgado su abrigo en el perchero con ese rasgo de peculiaridad, y avanzó en compañía de pasos rápidos sobre el tapiz, directo al escritorio.

Damon retrocedió un poco en su silla giratoria.

El castaño, sin previo aviso, agarró el teléfono pegado en la cara del rubio, y colgó la llamada.

Damon hizo una reverencia incomprendida con las manos al ver su acto de aspereza:

--¿¡Qué te ocurre!?--{expresó el rubio, sin querer sonar quejumbroso.

Gallagher observó los papeles de la mesa, eran escritos asociados con frenar el comercio de armas ilegales. Los arrojó todos al suelo con sólo un movimiento, deslizar la mano.

Albarn frunció el ceño, y amplió su pecho al respirar enojado.

--Recoge eso, necesito esos decretos intactos...--{dice con franqueza ante el comportamiento irrespetuoso del castaño.

--Oh, perdón, mi error...--{se disculpa junto un aire de hipocresía, a la vez que se agacha para recojer las hojas.

Es indiscutible que, por alguna razón, Liam llamó varias veces a la mansión la semana pasada. Y como Damon llegó a temer el carácter volátil de Gallgher, no lo atendió. Capaz por esa razón, se encontraba enfadado con él.

Por no haber contestado sus llamadas.

--Tienes la cara amargada, apuesto a que se te saca--{bromea Damon, junto una expresión incrédula.

Tras saber que Liam ha terminado de juntar los papeles, mira su rostro malhumorado.

Pero se tensó cuando Liam se levantó del suelo, colocó las hojas de vuelta a su lugar y, posicionó sus brazos en el borde del escritorio, acercando su rostro al rubio.

--A ver... ¿Qué es lo que quieres de mí?--{le vuelve a decir Albarn, soltando su descaro guardado.

Liam parece sorprendido de que él le dirija la palabra de esa manera, pero se muestra amable.

--¿Lo que quiero de tí...? ¿Quieres saberlo en serio?--{cuestiona dudoso.

El político asiente firmemente.

Liam se acerca aún más y, sin esperarlo, el contrario recibe una sensación cálida por parte de él en su espalda.

El momento no fue tan duradero, pero se sintió tan agradable que Damon, optó por corresponderle, con el fin, de recibir más tiempo del afecto.

--¿Un abrazo?--{dice temeroso, a la par de, levantarse de su asiento para rodear y ubicar mejor sus brazos en la cintura ajena.

Sus ojos estaban indecisos al sentir aquel apego fortificante.

--Me voy de viaje para que me den el papel de una película, y antes de irme... quería recibir esto--{le informó separándose, a través de una voz melosa.

De pronto, se oyó otro chillido:

--Gallagher, ya finalizó su tiempo, su coche espera afuera--{anunció Jamie desde la puerta con amabilidad.

El castaño se fue a ponerse su abrigo del perchero, y se dirigió en dirección a la puerta, listo para irse.

No obstante, se detuvo y volteó a mirar al rubio para guiñarle un ojo.

Albarn no logró soportar la carga de bochornos, así como también, de cubrir su rostro con las manos al seguir olfateando el rastro de perfume que había dejado Liam en la sala.

Su imaginación voraz le hacía ver, a cada momento, el guiño que le había hecho.