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A veces Liam quería con todas sus ganas no ser él.

Detestaba su pelo y su figura, su manera de caminar, sus pestañas lacias y su necesidad de otras cosas, además de su paz escondida, del tiempo yéndose con trabajos tan apretados que apenas dejaba pasar algo más importante que el ensayo de una audición o, el día de una sección de fotos...

Proyectos de futuro, citas ocasionales, y encuentros preludios... Amores que duran sólo una noche, amistades y un sin fin de reconciliaciones, rara vez de rupturas...

Liam creía que su infortunio se remontaba hasta su infancia...

Él hubiera querido ser un globo de esos que los niños dejan ir al cielo para después, llorar por ellos, como si hubieran puesto algún cuidado en no perderlos.

Liam no comprende siquiera que es un esclavo, solamente tenía diecisiete años cuando llegó a postularse como actor juvenil, ha pasado siete años allí, y ahora...

Ya no sabe nada de cómo tener una "vida normal".

La fama le trajo tanto como felicidad lujosa, como decaídas atroces...

Toda la gente sabía su nombre... No mi historia.

Quería que en Sheffield lloviera como en Manchester, deseaba que las noches que compartía con Albarn fueran más largas y más accidentales... más continuas.

Fantaseaba meterse al mar de madrugada y beberse los rayos de la luna como si fueran té de manzanilla. Anhelaba dormir una tarde el la mansión del político, y recostarse entre sus sábanas sin prendas adheridas a su piel.

Pasaba sus días, después de peleas con su prometida, relatando sus sueños fantasiosos en una libreta.

Nadie entendía nunca del por qué él no podía estarse quieto más de cinco minutos. Tenía que moverse porque de otro modo... se le encimaban las fantasías, y su descontrol a ingerir su tarro de barbitúricos.

La droga se convirtió en el suero de la verdad para Liam...

De todos modos, la racionalidad nunca le ha sido un rasgo del que se jacta. Francamente, no está seguro de si es un rasgo que siquiera posee.

Y él sabía muy bien que se castigaba desde que empezó a cometer su adicción.

No recibía peor castigo, que la clara sensación de que estaba soñando con placeres prohibidos con un político, a quien no le correspondía sus claras insinuaciones.

Y que ya había internado su mandado profundamente en el país, proponiendo incorporar nuevas funciones, y un brutal cambio de gobierno.

Liam sentía que se le estaba llendo sus sentimientos de las manos, y que debería parar...

Nada será como su imaginación lo plantea.



Ɠ૭vꫀɼmꫀຖϯ Ħ૭૭ƙꫀɼ ≠ •°ᵈⁱᵃᵐ°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora