A contracorriente ➳ Namjin

Fiesta de cumpleaños y aniversario

[Verano de 1927]

Para Seokjin, desde que era mayor de edad, el día de su cumpleaños resultaba, por dos motivos, un día que deseaba que acabara cuanto antes.

Por un lado, celebrarlo era una forma de presentarse en sociedad y quedar expuesto, cosa que detestaba. Y, por otro, coincidía con el aniversario de boda de sus padres, cosa que debería ser una mera casualidad pero que en su caso coincidía al cien por ciento.

Desde cachorro, además, al coincidir con el aniversario de sus padres, su fiesta de cumpleaños, si quería tener una, quedaba eclipsada. Sin embargo, ahora que era un omega y deseaba no verse expuesto, ese eclipse no podía ser.

Y es que explicar a los invitados que él nació el mismo día de la boda de sus padres, suponía poner cara de circunstancia.

Nunca entendió por qué sus progenitores, en especial su padre alfa, ejemplo de seriedad, aceptaron hacer algo así.

Pero allí estaba, con toda la familia reunida, acompañados por una multitud de amigos y conocidos, más o menos cercanos, exhibiéndose como les gustaba a las grandes fortunas y aprovechando la ocasión para relacionarse.

Bueno, toda la familia no; faltaba su hermano alfa, Hoseok, el cual, como siempre, debía de tener un compromiso de última hora, o también llamado omega de última hora, para llegar tarde.

—¡Felicidades, hermanito!

Seokjin casi se atragantó con el efusivo abrazo de su hermano pequeño Jimin.

—Gracias —respondió manteniendo la sonrisa—. Pero te recuerdo que esta mañana, a la hora del desayuno, ya me felicitaste.

—¿Y? ¿No puedo abrazar a mi hermano mayor? Además, estabas con un semblante tan decaído que me he dicho: "Seokjin necesita que lo animen". Y aquí estoy.

Así era Jimin, joven, ingenuo y muy cariñoso.

—¿Dónde está Taemin? —preguntó Seokjin para evitar que Minie siguiera con sus arrumacos; preguntar por su prometido siempre era el tema ideal para despistarlo.

—Llegará enseguida —respondió con una sonrisa brillante—. Está muy ocupado con los estudios. No vas a creer las ganas que tengo de que termine y podamos casarnos ya.

Seokjin se abstuvo de comentar en voz alta lo que toda la familia pensaba de Taemin: que era un buen alfa, pero sin sangre en las venas. Lo trataba bien, llevaban más de tres años de noviazgo y, a pesar de todo, su padre alfa se oponía a ese enlace, no de forma directa, como era habitual en Choi Siwon, pero sí entorpeciendo cualquier acercamiento. Y lo más fascinante del caso era que el alfa ese lo tomaba bien, sonreía y besaba cariñosamente a Jimin en la mejilla diciéndole una y otra vez que esperar hasta acabar los estudios era lo mejor.

Seguía sin comprender cómo su hermano pequeño aguantaba esa situación. Si fuera él, a estas alturas ya habría tomado una decisión.

Y hablaba la voz de la experiencia. En el último año había recibido dos proposiciones formales de matrimonio; en realidad más, pero solo esas podían ser consideradas como serias. Sin embargo, ambas habían sido rechazadas educada, pero categóricamente. Ser el heredero de la Banca Choi suponía un gran incentivo para otros herederos deseosos de ampliar capitales o para simples mortales con altas aspiraciones.

Y si a eso se sumaba la insistencia de su familia para que se comprometiera con Jeon Jungkook, su amigo de la infancia y al que consideraba más un hermano que un posible alfa, Seokjin, a sus veinticinco años recién cumplidos, tenía bastante experiencia en lo que a pretendientes se refiere. Por suerte, Jungkook opinaba lo mismo que él y juntos bromeaban sobre lo que las dos familias habían planeado para ellos, pero que los dos se empeñaban en tirar por la borda.