Mi combinación favorita es el chocolate y fresa, y eso fue lo que pedí a una de las chicas que trabajaban en el nuevo local de helados. Era mi día libre y, como mi padre me quito mis videojuegos, decidí venir a probar el lugar.
En cuanto tuve mi cono con dos bolas jumbo, me fui a sentar a una de esas mesitas blancas, dispuesto a saborear con calma mi postre en absoluta tranquilidad.
"This shit is good" pensé lamiendo mi postre con alegría. Por fortuna, mi "hermano" había ido a trabajar, por lo que no lo tendría pegado a mí, intentando que nos lleváramos bien. Él era asfixiante, yo ya tenía suficiente con que ambos trabajáramos en el mismo lugar, viviéramos en la misma casa, tuviéramos la misma edad y que ahora tuviésemos la misma "mamá".
Todavía recuerdo como el año pasado, en mi decimosexto cumpleaños, a mi padre se le ocurrió que el mejor regalo para mí sería una nueva mamá, con hermano incluido, en lugar de darme la consola que expresamente le pedí durante meses.
Dado que mi hermanastro y yo somos de la misma edad, estoy motivado a que mi fiesta de este año sea épica, con fuegos artificiales y águilas. Mi fiesta será tan cara como para dejarnos en bancarrota y que en su cumpleaños solo alcance para un minipastel de Walmart.
-Oink, oink- un adolescente de dientes salidos gruño a mi derecha, mientras su banda de amiguitos se reía sin disimulo. Baje la mirada, deseando que ellos se fueran y me dejaran en paz.
Como no les di el gusto de reaccionar, los adolescentes decidieron que yo no valía la pena y se fueron. Solo entonces solté un largo suspiro. En serio me molestaba que la gente se burlará de mi peso, nada les daba el derecho de ponerme apodos ni de compararme con otros animales, ¡soy un gato montés por el amor al cielo! El que estuviera un poco relleno no quitaba que podía sacar mis garras si así lo quería.
Genial, ahora estoy molesto y eso hace que la dulzura del helado de pronto se esfumara. Frustrado, termino mi helado y busco en mi chamarra: aún tenía la barra de chocolate que me dio mi padre en la mañana. Agradezco el autocontrol de mi yo del pasado y empezó a quitar el envoltorio.
De pronto noto que las chicas que ahí trabajaban me miraban con duda, seguramente querían que me fuera pues ya había terminado de comer y había clientes parados. Ciertamente, ya no tenía nada que hacer ahí.
Me levanté con torpeza para salir del local, más no di ni diez pasos cuando ya estaba buscando una banca para sentarme y comer mi chocolate.
Mientras caminaba sin rumbo, no podía evitar mirar los anaqueles de las tiendas, adornados de cuerpos biológicamente imposibles de plástico. Apuré mis pasos, tratando de ignorar ese mensaje de "o te ves así o nunca serás feliz" que todas las tiendas susurraban con malicia.
Antes de darme cuenta, estaba en el segundo piso, en la zona de comida rápida del mall, casi de frente al puesto donde trabajo. La fuerza del hábito, supuse, fue lo que me llevó ahí.
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Nuestro verano
FanfictionLos cuatro hijos mayores de papi luchon España: Argentina, Chile, México y Perú, se las verán negras cuando empiecen a trabajar, todo para ganar unos centavos y ahorrar para cuando sean libres e independientes, claro, si papi luchon no les mina sus...