Los cuatro hijos mayores de papi luchon España: Argentina, Chile, México y Perú, se las verán negras cuando empiecen a trabajar, todo para ganar unos centavos y ahorrar para cuando sean libres e independientes, claro, si papi luchon no les mina sus...
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Alemania.
¿Qué te gustaría ser de grande? ¿Qué clase de pregunta es esa? A mi profesora se le dio por dejarnos tareas imposibles ¡Solo tengo 11 años! ¿Cómo esperan que sepa que seré en el futuro?
Mi cola se movía de un lado a otro mientras trataba de imaginarme en distintos escenarios. Era muy complicado imaginarme adulto... así que pensé en mi familia.
"Asalta joyerías" escribí y luego lo borré. No quería pasar tiempo en la cárcel como lo hizo mi abuelito.
"Líder de una pandilla", también lo borré. No tenía el carisma de mamá como para lograrlo. Ni siquiera tenía amigos con los que jugar.
Suspire frustrado. Podría contestar algo estúpido como bombero, policía o astronauta. No es que crea que sean trabajos estúpidos es solo que es lo que todos los niños de mi edad quieren ser.
Es solo que yo no tengo imaginación.
"Algo que me deje mucho dinero" escribí, "Pero que sea legal" añadí al pensar otra vez en el abuelo. ¿Dónde habrían quedado todas las joyas que robo? ¿Y el dinero? El abuelo era un perro tan viejo que ya no se acordaba, o eso decía él. De hecho, si no fuera por los recortes de periódicos que tenía en un álbum, jamás le hubiese creído que a eso se dedicó.
Cuando lo atraparon, mamá tuvo que valerse por si misma a los 15, dos años después, me tuvo a mí. Mamá dice que yo nací para cambiarles la vida, por eso era su angelito.
-Y... listo- murmuró una voz de acento exótico.
Mire con fastidio al nuevo empleado. Ese... sujeto destacaba porque su apariencia no era nada usual. Su complexión era alta, un poco fornida, su rostro parecía tener un gesto de aburrimiento permanente y su ceja estaba perforada. Además su cabello negro siempre parecía desordenado, como si no conociera lo que es un peine.
Era el típico maleante del que mi mamá me dice que debo evitar. En otras palabras, no me agrada.
¡Y su cola! Es demasiado brillante y distrae mucho, siempre termino observándola cuando se atraviesa en mi visión, no me gusta que me distraigan y esa cola de reptil siempre lo logra.
Me desconcentra mucho, pues mis ojos se pegan a esas escamas, más brillantes que el plástico de mis juguetes, lo peor es que no puedo despegar mi mirada. La única forma de liberarme es pasear mis ojos por sus piernas, pasar por su ancha espalda y terminar en su rostro perforado, y solo entonces puedo mirar a otro lado. Que molesto.
Además ¿qué rayos pasaba con su piel? El empleado delincuente tenía zonas de su piel bronceada salpicadas por escamas brillantes, que sacaban chispas con cada uno de sus movimientos. Mi curiosidad surgía porque yo solo tenía pelo canino en mis orejas y colita, pero él parecía tener pequeñas escamas esparcidas al azar por su cuerpo. Era curioso.