Acto 18, parte 1: Estrés

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¿Y ahora que iba a hacer?

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¿Y ahora que iba a hacer?

México se mordía las uñas esperando alguna idea divina que lo ayudase. Su cita sería en cuatro días y tenía la gran sospecha de que Pelirrojo 1 creía que era hembra.

-Ay Diosito- se lamentó el latino- Oiga, jefecito, ¿parezco niña?

Nicaragua lo miró con el ceño fruncido, le dio un vistazo de arriba abajo y solo dijo:

-Si.

-¡No!- chilló el omega.

-¿Pues que quieres que te diga? Tal vez si te cortas el cabello y haces pesas puedas parecer más macho- dijo señalando el gimnasio de la plaza.

-¡Iugh! Mi cabello esta bien como esta y no quiero estar sudando rodeado de tipos inflados y musculosos y sudorosos y... aunque pensándolo bien...

-Ya niño, deja tus tonterías y termina de trapear. Si terminas pronto, puede que te invite otra torta de jamón.

México asintió con una enorme sonrisa, esto de comer gratis era algo a lo que podía acostumbrarse.

Esperaba que Pelirrojo 1, a parte de aparecer con una tarjeta con su nombre escrito, tuviera también la decencia de pagar por toda la cita.

Y otra vez su sonrisa se venía abajo.

Es decir, las semibestias distinguían con facilidad a un omega masculino de uno femenino, era instintivo, a los humanos podía complicarse dado la apariencia "andrógina" que llegaban a tener, pero... ¿Qué le habría hecho pensar a su cita que él era niña?

El omega se lo preguntaba mientras apoyaba su peso en una pierna, sacaba la cadera y colocaba su mano en su cintura mientras enredaba su cabello en un dedo.

"Podría usar mi vestido..."

-¡No! No, no, nop, atrás impulso de idiotez- México agitó las manos sobre su cabeza, como si espantara las moscas que eran sus pensamientos- Mejor si hago pesas, así sabrá que soy un machito, un águila poderosa, una serpiente que muerde, una div... Ejem, que si soy bien machito.

Termino su tarea en tiempo record, incluso uso la señalización de "cuidado piso mojado" como abanico para secar más rápido la zona y meterse en el gimnasio.

Dentro, era aun mejor y peor de lo que creía. Si, habían hombres bastante inflados, musculosos y muy, muy sudados, cuales dioses griegos calcados de revistas, pero el olor era una extraña mezcla entre un aromatizante de bosque bastante potente y lo agrio de los fluidos corporales. No era del todo desagradable, pero tampoco es como si él pudiese aguantar más de una hora ahí encerrado.

-What the fuck?

-¡Oh! ¡Es el vomitón!

-What did you call me sucker?

México y USA se toparon frente a frente en la recepción del lugar, ambos con los ceños fruncidos y cruzándose de brazos. Pero, mientras el gato montes americano intimidaba por su altura y peso, el omega quimérico destacaba por su ternura.

Nuestro veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora