Acto 16, parte 2: Uno debe hacer lo que uno debe de hacer.

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México estaba confundido por lo visto en la mañana, incluso no barría con el ritmo de la cumbia que salía de sus audífonos

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México estaba confundido por lo visto en la mañana, incluso no barría con el ritmo de la cumbia que salía de sus audífonos. 

Estaba... anonadado. Una vez había leído esa palabra en una de las lecturas obligatorias de la escuela y le había gustado como sonaba. Pero jamás tuvo oportunidad de ocuparla en su vida, hasta ahora.

¿Sería posible que Perú tuviese un novio? Lo siguiente que el omega quimera sintió a su desbordante asombro fue una llameante envidia, ¡él también quería un novio! ¡y Perú era más joven que él! ¡No era justo! México se esmeraba mucho por verse bien, que su cabello estuviese perfecto y de ser alegre, pues las personas prefieren a los bonitos y extrovertidos ¡pero ni una mosca se le paraba! 

No debería tener envidia de su hermano, pero lo hacía y, aún peor, rezaba porque terminaran de la peor manera. Casi que quería ver su hermanito llorando y destrozado. Ni siquiera podía burlarse de que hubiese escogido a un alfa gordo y pedante, porque, adivinen, ¡seguía siendo novio de Perú!

Perú con novio: 1

México solo y con trapeador: 0

-Hey! Watch it!

Genial, justo la última persona que deseaba ver. Su zona de limpieza habían sido las mesas y pisos del área de comida, aún le faltaba ver o vivir esas experiencias de miedo que todos los demás conserjes le habían narrado, pero viendo al americano, creía que con eso era suficiente. 

USA ocupaba una mesita, con el contenedor de plástico morado culpable de toda la desdicha del mexicano. Le dieron unas ganas increíbles de escupir en su contenido y en la felicidad de la pareja, pero se contuvo.

-Perdón, no te vi y eso que es difícil no hacerlo- sacó la cadera y apartó su cabello del rostro de la manera más divina posible. Si tuviese lengua bífida como Chile, la estaría haciendo sonar. Que el cascabel en su cintura se moría por hacerlo. 

-Get lost you loser- respondió el americano, para luego ignorarlo y concentrase en su comida. Dentro, habían piezas de un pollo rostizado muy pequeño. México frunció el ceño, ¿cuándo Perú había tenido oportunidad de preparar eso?

El omega pronto entendió que se estaba quedando mirando al americano más tiempo de lo educadamente correcto, se iba a dar media vuelta pero el olor de las hamburguesas le paso una mala jugada y su estomago gruño. 

Maldición, como Nicaragua descansaba hoy, nadie se apiado de él como para invitarle una torta de jamón y tampoco tenía dinero para gastar. 

-Ou man, that's no good- USA se detuvo antes de dar el primer bocado a su pollo- Wait a minute.

México miro al chico gordo confundido mientras se ponía de pie y entraba al puesto de hamburguesas, para salir a los dos minutos con una en la mano.

-Here.

-¿Qué?- preguntó confundido el mexicano- ¿Acaso le echaste veneno?

-No idiota. Es una de mis prestaciones, me dan una hamburguesa gratis al día.

Nuestro veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora