–¿Lexa va a pasar algo? Esto va muy lento–dijo la rubia arrugando el ceño.–No ha corrido aún ni media hora de película, espera un poco– dijo la castaña divertida.
Estaban sentadas en el sofá de la casa de Clarke mirando "Disobedience" mientras afuera estaba nublado y frío. Era apenas sábado y habían acordado que Lexa iba a quedarse allí hasta el martes. Se habían levantado tarde y después de un desayuno desfasado de hora acabaron en el sofá envueltas en una manta mirando una película, que según Lexa, era un clásico del cine lésbico. Clarke no sabía qué tan cierto era eso, porque le resultaba un tanto soporífera hasta el momento.
La rubia se acurrucó contra la castaña, sin prestarle realmente atención a la escena donde al parecer ocurría un funeral o algo así, por que estaba disfrutando demasiado el momento. Colo una mano debajo de la camiseta de la castaña acariciando el costado de su cuerpo y Lexa le dio una mirada.
–Clarke, vas a ver esta película, ni lo intentes– advirtió la castaña mirándola con los ojos entrecerrados.
–¡Ey! Solo estaba siendo cariñosa– dijo la rubia herida, realmente no había una doble intención en ese toque.
Bueno, tal vez sí, pero no de un modo totalmente consciente.
–En serio es una buena película, ten paciencia– dijo la castaña apartando la mano con suavidad.
–Si apartas mi mano de ahí me dormiré definitivamente– advirtió la rubia poniendo mala cara.
–Clarke…
–Lo juro Lexa, si estas dos no hacen algo más que hablar del rabino muerto me escucharas roncar en breve, deja mi mano dónde está, no se moverá de ahí– dijo Clarke con la expresión más inocente que pudo.
–No te creo ni por un minuto– respondió Lexa mirándola burlona.
–Ok, deja, miremos esta película, me encanta que todo gire en torno a un hombre muerto por á–refunfuño la rubia apartando su mano.
Lexa río y la abrazo acomodándola contra ella, a lo que le rubia respondió colocando una pierna encima de la suyas. La castaña la miró de inmediato arqueando una ceja.
–¿Qué? Solo me estoy poniendo cómoda –dijo la rubia de inmediato
Lexa puso los ojos en blanco y decidió volver a poner su atención en la película sin prestar atención al koala libidinoso que tenía a un costado.
–¿Está usando una peluca?– preguntó Clarke después de un rato de un asombroso buen comportamiento.
–Si, las mujeres de esa religión suelen usarla– explicó la castaña mientras colaba una mano entre el cabello de Clarke para acariciarle el cuero cabelludo.
La rubia se relajó enseguida contra ella y le dio un besito suave e inocente sobre la clavícula, un mero gesto cariñoso que denotaba comodidad. Para su vergüenza, Lexa tuvo el pensamiento de poner a la rubia boca arriba en el sofá y dejar la película olvidada (total ya sabía el final) a causa de dicho gesto.
"Controlate, tu quisiste ver esta película" se dijo Lexa a sí misma, tratando de recuperarse de la imágen que había conjurado su cabeza.
Miró a Clarke, que prestaba atención a la película, y se percató de cómo el holgado suéter dejaba a la vista una porción importante de la piel de su cuello y su hombro izquierdo. Miro la piel blanca un par de veces, poniéndose más inquieta con cada nuevo vistazo, hasta que finalmente se rindió y tomó el control apagando la televisión.
–¿Qué pasó?– preguntó Clarke al ver que la película se cortaba justo cuando empezaba a ponerse interesante.
Cuando giró para ver a la castaña la respuesta fue un beso acalorado. Clarke se separó soltando un pequeño jadeo y para su sorpresa Lexa tomando una de sus piernas, la sentó a horcajadas suyas en el sofá, dejando en claro que estaba pasando.
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Los caprichos del destino
Random¿Cuánto tiempo necesitas para enamorarte?, ¿Un año, un mes, un dia o un segundo?, Clarke y Lexa no saben muy bien la respuesta a eso pero el destino se ocupara de juntarlas y responderles...