Capítulo 27: "Jueves"

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-Clarke, ¿te importaría dejar de mirar con mala cara a cuanta chica se cruza en tu camino y comer el helado?- preguntó Lexa resoplando.

Eran apenas las nueve y estaban caminando por el muelle después de que elegir cenar con helado en vez de una comida normal y Clarke se dedicaba a enviar malas miradas a cuanta chica se les cruzara mientras caminaban.

-¿Era esa verdad? La que pasó recién con la camiseta a cuadros- preguntó la rubia mirando a Lexa con ojos entrecerrados.

-No sé de qué hablas Clarke- resoplo Lexa.

-La descarada que te beso a los siete, ¿era esa verdad?- aclaró la rubia.

Lexa se frotó los ojos contando hasta diez, diciendo que era culpa suya por dejar escapar que el dichoso beso no había sido en algún parqué de Nueva York sino en ese pueblo. Clarke había sonsacado la información de una forma tan sutil que cuando Lexa se había dado cuenta de lo que había dicho ya era demasiado tarde.

-¿En serio Clarke?, ¿vas a tener manía a cuanta chica viva aquí por esa bobería?- preguntó Lexa incrédula.

-Si me dices quien es solo le tendré manía a ella- dijo la rubia tratando de negociar.

Lexa puso los ojos en blanco y se dio vuelta para arrojar una servilleta en el tacho de basura para escapar al menos por un segundo del interrogatorio de Clarke y chocó con una muchacha haciéndola tumbar la bolsa de compras que traía.

-Lo siento, no te vi- dijo de inmediato Lexa agachándose a recoger las cosas, un par de naranjas habían rodado bastante lejos por culpa del golpe.

-No pasa nada, iba mirando el celular- dijo la chica tomando las cosas que Lexa le alcanzaba.

Cuando Lexa le alcanzó la última fruta la chica la tomo colocando su mano encima de la de Lexa de forma distraída mientras acomodaba todo en el bolso pero el roce provocó que se mirasen detenidamente por un segundo.

-Tú eres...- empezó a decir Lexa al reconocer a la muchacha, había salido con Lincoln un par de veranos atrás.

-¿Lexa no?- dijo la muchacha pareciendo reconocerla también mientras ambas se ponían de pie.

-Si, no recuerdo tu nombre- dijo la castaña un poco apenada, no solía recordar los rollos de su primo.

-Luna, ¿como esta...- empezó a decir la muchacha pero quedó en intento.

-Cariño tienes helado ahí- dijo Clarke y tomó a Lexa de la barbilla.

La rubia sencillamente pasó la lengua por la comisura del labio de la castaña, donde debemos aclarar que no había absolutamente ningún rastro de helado, para después darle un beso demasiado largo y con demasiada lengua, cerrando el espectáculo con un pequeño tironcito del labio inferior incluso cuando se separó.

-Hola, soy Clarke la novia de Lexa, ¿Y tú?- preguntó la rubia con una sonrisa de plástico que parecía sacada de una publicidad.

La muchacha levantó una ceja y miró de Clarke a Lexa reconociendo al instante la marcada de territorio de la que acababa de ser testigo y se pregunto que demonios le pasaba a esas dos.

-Luna, soy amiga de Lincoln- dijo la muchacha suponiendo que sí Clarke era la novia de Lexa debía conocer al muchacho.

-¿Has besado a Lexa cuando ambas eran niñas?- preguntó Clarke yendo directo al grano para despejar dudas.

El intercambio entre su novia y la muchacha de la que había sido silenciosa testigo le había hecho montarse una película con todo, banda sonora y créditos.

Los caprichos del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora