Clarke respiro profundo dándose valor, no estaba haciendo nada malo, solo estaba en casa de su ex para devolverle la muda de ropa que le había prestado un par de días atrás, nada más, nadie excepto Raven conocía sus oscuras intenciones.
-Okey, todo saldrá bien, es Lexa al fin y al cabo- se dijo a sí misma mientras apretaba la bolsa con las prendas contra su pecho.
El guardia de la torre la había dejado pasar y para mortificación de Clarke el hombre la había reconocido, una década entera después, incluso había estado feliz de verla allí.
-Es bueno verla señorita Clarke- había dicho de forma educada, su rostro estaba más arrugado pero su mirada seguía siendo igual de amable.
-Gracias, es bueno verlo, no estoy tratando de recuperar a mi ex- dijo la rubia y quiso golpearse al segundo siguiente.
Era igual a su madre, debía ser alguna especie de degeneración genética que iba a peor con el tiempo eso de meter el pie en la boca. El guardia la miró con las cejas levantadas y después asintió no luciendo muy convencido, pero por suerte no dijo nada más y la rubia se escabulló rápidamente dentro del ascensor.
Chequeo una vez más su imagen en el espejo, se había puesto su vestido favorito, era informal y de escote en v pero de una seda tan liviana y azul que la hacía sentir como si un lago nocturno la envolviera. Agradeció haberlo elegido porque le inspiraba una confianza monstruosa verse envuelta en él. Llevaba una gabardina negra encima y tacones del mismo color, si bien era un atuendo que le quedaba precioso se veía relajado, casi bohemio y para nada acusador.
Cuando las puertas se abrieron en el piso de Lexa e ingresó al departamento se sorprendió al ver a Aden que al parecer iba de salida seguido de la castaña. El joven puso la misma expresión al verla que podía apostar tenía ella misma, Lexa por su lado parecía un poco contrariada.
-¿Clarke?- preguntó el chico sorprendido mirando a la rubia, como si fuese la última persona que esperaba ver allí.
-Hola Aden- dijo Clarke de forma automática sintiéndose atrapada sin haber hecho nada, por segunda vez en el día. Por suerte esta vez no había dicho nada de más… de momento.
-¿Clarke?- preguntó nuevamente Aden pero mirando a su hermana esta vez y dándole una mirada demasiado significativa.
-Hola- le dijo Lexa a Clarke y después le dio una mirada a su hermano, tan afilada que hubiera puesto en vergüenza a un bisturí, para después decir- si, es Clarke, saluda.
-Hola Clarke- dijo el muchacho haciendo especial énfasis en el nombre de la rubia mientras inclinaba levemente la cabeza y levantaba una ceja para agregar con descaro- que casualidad encontrarte aquí, en el departamento de mí hermana, tu ex, quién no me comento en ningún momento que estabas por llegar, justo cuando voy de salida.
Clarke sintió que le ardía la cara mientras agradecía internamente no haberse sacado el abrigo que ocultaba casi todo su look. Lexa le estaba dando una mirada a su hermano que hubiera amedrentado a cualquiera pero claro, este chico era el infame de Aden Woods.
-Clarke solo pasaba a dejar ropa que le preste- aclaró Lexa de inmediato.
La rubia sintió un pequeño pinchazo por la inmediata aclaración de la castaña y la miró con una expresión que dijo todo sin decir nada. Aden le dio una mirada a Lexa que gritaba "No esperes que me crea eso" pero antes de que la castaña pudiera decir algo más el chico dio un paso entrando al ascensor y empujando a Clarke caballerosamente fuera del mismo para que ingresara al piso.
-Como tu digas, adiós hermanita. Adiós chica que devuelve la ropa- dijo el rubio con tono burlón justo antes de que las puertas del ascensor se cerraran dejándolas a solas.
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Los caprichos del destino
Diversos¿Cuánto tiempo necesitas para enamorarte?, ¿Un año, un mes, un dia o un segundo?, Clarke y Lexa no saben muy bien la respuesta a eso pero el destino se ocupara de juntarlas y responderles...