-¿Vamos a hacerlo aquí?- preguntó Clarke mientras Lexa le quitaba la blusa de tirantes.Estaban en el living, en el enorme sofá color chocolate que Lexa adoraba y el sol entraba a raudales por las ventanas abiertas, si no fuese por el muro que rodeaba la casa a Clarke le hubiese dado la paranoia de que alguien las podría ver.
-Si, ¿prefieres ir a mi habitación?- preguntó Lexa sin detener su tarea desabrochando el sostén de la rubia.
Clarke la ayudó a terminar de quitarlo para arrojarlo al suelo y entonces se ocupó de la ropa de Lexa.
-No, por mi esta bien, es solo que es raro, siento que alguien podría entrar y atraparnos- dijo Clarke mientras comenzaba a desabotonar la camisa de la castaña.
Una pequeña, muy pequeña parte de su moralidad le decía que debía calmarse e ir a la habitación de Lexa al menos, en vez de hacerlo en el primer lugar a mano como si llevaran tiempo sin tocarse cuando la realidad era que habían estado haciéndolo sin parar los últimos días. Clarke lo atribuía a que el sexo con Lexa era como una droga: una buena dosis de él no hacía que te saciarás, solo hacía que quisieras más.
-Nadie va a hacerlo, aqui la intimidad ya no es un problema, ¿podrías levantarte un segundo asi te quito los shorts y las bragas, amor?- pidió Lexa divertida mientras Clarke terminaba de quitarle la camisa.
-Que educada, pensar que hace unos días me las rompiste así nada más- dijo la rubia levantándose mientras Lexa permanecía sentada con el sostén y los pantalones aún puestos.
-Me urgia meterte los dedos, que puedo decir- dijo la castaña encogiéndose de hombros y ganándose una palmada en la cabeza.
-¡Lexa no seas vulgar!- la reto Clarke imitando la voz de Lexa.
Lexa solo rió mientras le bajaba la falda y después la ropa interior lentamente, Clarke iba a volver a colocarse a horcajadas sobre ella cuando esta la detuvo sujetándola de la cintura y empezó a besar su vientre lentamente.
-No puedo creer que llevemos siete dias haciendolo a todas horas y aun asi solo quiera más- dijo Lexa mientras sus manos acariciaban las caderas de Clarke.
-¡Eres una viciosa Lexa Woods!- la regaño Clarke con más diversión que otra cosa.
-"El muerto se asombra del degollado"- dijo la castaña risueña depositando un beso debajo del ombligo de Clarke.
-¿Tu spm está cerca? Andas más animada que de costumbre- preguntó la rubia.
-Puede ser... o tal vez eres solo tú que te vuelves más irresistible cada día- dijo Lexa acercando su rostro a la intimidad de la rubia aspirando el olor de su excitación.
-Mentira, es tu spm que te pone en modo sucubus en celo- la acusó Clarke riendo de forma un poco ronca.
Lexa levantó la vista para picarla en respuesta pero al ver a Clarke desnuda de pie frente a ella la encontró hermosa más allá de las palabras y olvidó su púa, ¿como no iba a desearla un poco más cada día?, dio gracias a dios, el destino o lo que fuera que la había llevado a cruzarse con ella.
-¿Crees que es solo eso?, ¿No crees que el que seas la cosa más hermosa que he visto tiene algo que ver? -dijo Lexa tomando una de las piernas de Clarke.
La rubia sintió que la boca se le secaba cuando Lexa le indicó que colocara su pierna sobre el borde del sillón y empezaba a besar el interior de su muslo.
-No puedo creer eso cuando existen espejos, seguro te has visto alguna vez- dijo Clarke sonrojándose y con la respiración entrecortada sintiendo los cálidos labios de Lexa sobre esa porción sensible de piel.
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Los caprichos del destino
Random¿Cuánto tiempo necesitas para enamorarte?, ¿Un año, un mes, un dia o un segundo?, Clarke y Lexa no saben muy bien la respuesta a eso pero el destino se ocupara de juntarlas y responderles...