Capítulo 12: "Tuya"

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Clarke se sentía estúpida, peor que eso, no encontraba una palabra para definir el nivel de idiotez del que se sentía dueña.
Lexa le había dicho que la quería, ¡¡Y ella se había quedado muda como una idiota!! no había sido capaz de responder nada. No había sido porque no quisiera a la castaña, ¡si estaba loca por ella!, pero en el momento la emoción le había ganado y se había dado vuelta para besar a Lexa de forma feroz en respuesta, necesitaba sentirla cerca, y el beso no parecía bastar. Se había colocado encima de Lexa y había comenzado a tratar de desvestirla cuando la chica la había apartado con suavidad y dicho que era mejor dormir, que aún no se sentía bien del todo. Lo que cualquiera haría si le abrias tu corazón a alguien y ese alguien en respuesta solo trataba de meterse dentro de tus pantalones. Clarke le había querido decir que ella también la queria, ¡¡maldita sea, querer no bastaba para definirlo!!, pero había dudado que Lexa le creyera después de su arrebato y se había ofuscado.
Lexa la había abrazado y le había besado la frente deseando buenas noches como si nada hubiera pasado y Clarke se había sentido aún peor.
Por la mañana desayunaron juntas y Clarke se pregunto en que momento seria oportuno decírselo: ¿mientras le servía café, tal vez mientras untaban las tostadas o quizas cuándo levantaban los trastos? pero entonces Lincoln había llegado a buscar a su prima y Lexa se había ido dándole un dulce beso en la puerta y pidiéndole que saludara a su madre cuando la mujer despertará.
Abby había llegado con las primeras luces de la mañana, agotada de la guardia, y Clarke se habia despertado al escucharla entrar. La mujer se había acercado al sillón y saludado, al parecer la idea de dormir alli había sido buena porque Abby parecio aliviada al verlas allí.

-¿No tuvieron sexo mientras yo no estaba?- había tenido que preguntar la mujer para asegurarse.

-¡¡Claro que no mamá!! Lexa esta engripada, estuvo con fiebre y tos todo el día- gruño Clarke en un susurro tratando de no despertar a Lexa.

-Eso no nos habría detenido a tu padre y a mi a tu edad- dijo la mujer mirándola con los ojos entrecerrados.

-Por dios, no necesitaba saber, no pongas esas imagenes en mi mente- respondió la rubia horrorizada.

-Vamos Clarke, prefiero saber las cosas, sabes que puedes hablar de sexo conmigo, puedo explicar todo muy médicamente- dijo la mujer en voz baja.

-¡No hicimos nada!, no tendría relaciones con Lexa enferma, no soy tan desconsiderada y ella no es tan calenturienta- respondió Clarke tratando de no levantar la vos ya que la castaña dormía abrazada a su espalda.

-Son adolescentes, tu padre y yo una vez lo hicimos cuando él tenía...- empezó a decir la mujer.

-¡Stop!, no quiero saber nada que tenga que ver con ustedes y el sexo- rogó la rubia.

-Clarke estoy tratando de hablar seriamente, deja de actuar como si fueses la virgen niña o una sagrada concepción- le dijo su madre.

-Juro por la memoria de papá que no hicimos nada- dijo Clarke para cortar el asunto.

La mujer asintió y respiró aliviada, quería ser una madre moderna y toda la cosa, pero era algo dificil de hacer. Tenía que decir que el que su hija tuviese una novia era un alivio por el hecho de que no había riesgo de terminar siendo abuela antes de tiempo.

-Me voy a dormir, por cierto Lexa puede venir cuando quiera pero nada de sexo en la casa, fuera hagan lo que quieran- dijo la mujer.

-¿Me estas dando permiso para tener sexo en un descampado?- preguntó Clarke risueña después de unos segundos.

-¡Claro que no Clarke!- la fulmino su madre con la mirada.

-¿Entonces puedo tenerlo en casa?- la pico la rubia.

Los caprichos del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora