Capítulo 5: "Primera cita" (II)

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Se habían quedado en el auto mirándose en silencio cuando el sonido de un disparo las trajo a la realidad de nuevo sobresaltandolas.

-¡¡Malditos juegos de tiro al blanco!!- se quejó Clarke llevandose una mano al corazón por el susto.

-Creo que deberiamos bajar- dijo Lexa mientras desabrochaba su cinturón de seguridad.

Clarke iba a desabrochar el suyo cuándo Lexa se inclino haciendolo por ella y otra vez el aire parecia cargarse de electricidad a su alrededor.

"¡¡Hey!!, ¡hola otra vez hormonas!, tanto tiempo" pensó Clarke de forma irónica aunque si era sincera disfrutaba demasiado del pequeño juego de Lexa y de la reacción de su propio cuerpo. Una vez libre del cinturón llevó la mano a la manija de la puerta para abrirla pero Lexa coloco su mano sobre la de ella deteniendola.

-No te atrevas- amenazó la muchacha- voy a ser yo quién te abra esa puerta.

-Que galante- intentó bromear Clarke para disimular lo mucho que la había derretido el gesto.

"Una puta cursi Clarke, estas hecha una puta cursi" dijo la vocesita cínica en su cabeza pero la rubia la ignoró de forma automática. Mientras Lexa se bajaba del auto Clarke trató de recordar cuando había sido la última vez, aparte de Lexa, que alguien había tenido ese detalle con ella. La triste respuesta resulto ser nunca.

"Hasta las trancas Clarke, vas a terminar hasta las trancas" advirtió esa vocesita tediosa en su cabeza de nuevo. Lexa le abrió la puerta y Clarke salió del vehículo dejando de lado los debates consigo misma. Se preguntó por un minuto que haria con Lexa, en una cita con Finn o Wells, uno de estos dos habría tomado su mano de forma mecánica pero Lexa no hizo nada de eso y Clarke prefirió no hacer nada por las dudas. Era su primera cita con otra chica y no sabia muy bien cómo comportarse con respecto a ciertas cosas.

"Debimos buscar información sobre eso en vez de ir al porno" penso Clarke resignada.

La feria de atracciones funcionaba todos los fines de semana durante el verano y era uno de los atractivos turísticos del pueblo, aparte de una importante entrada de ingresos para sus habitantes. Parte de lo que se recaudaba gracias a ella se invertía en nuevos proyectos cada año para mejorar la vida de los lugareños: reparar la escuela, crear un centro deportivo, agrandar la biblioteca y colocar Wi-Fi en los espacios publicos (ese había sido el favorito de los jovenes) eran algunas de las obras llevadas a cabo con esa parte de las ganancias.

La feria ocupaba un gran predio en el que se repartian toda clase de juegos y atracciones. Una rueda de la fortuna con vista al oceano, autos chocones, un paseo del terror en un pequeño bosque, diversos puestos de tiro al blanco, una casa de los espejos, la cobra, el mambo y muchos otros juevos junto con diversos puestos que ofrecían comidas colmadas de carbohidratos y azúcar que prometian tapar arterias formaban parte de la propuesta.
C

larke se preguntó por qué hacia tanto tiempo que no iba a la feria del pueblo cuando solia amarla de pequeña, tal vez se debia a que cuando algo estaba siempre ahi la gente solia olvidar lo afortunada que era de tenerlo al alcance de la mano.

-¿No es un poco inmaduro qué te trajera aqui, verdad?- preguntó Lexa preocupada cuando un grupo de niños paso corriendo y chillando junto a ellas.

-Para nada, me encanta- dijo Clarke mientras miraba el desfile de colores, luces y sonidos a su alrededor.

Cuándo Lexa se acerco a la boleteria Clarke saco su billetera para pagar su entrada pero la castaña se lo impidió de forma rotunda colocandose delante de ella y comprando las dos entradas.

Los caprichos del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora