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El reino de las estrellas se abrió paso ante los chicos, cubriéndolos con un cielo cuajado de estrellas brillantes, las cuales asemejaba a una capa de miles de luciérnagas plateadas que cubrían el velo de la noche.
Nadie en el grupo había visto tantas estrellas en su vida, la noche resplandecía con una pálida luz plateada que envolvía todo con su esplendor.
Ya cuando los cuatro integrantes del grupo tuvieron ambos pies sobre la tierra, Kosair empezó a buscar con la mirada algo familiar o riesgoso, mientras acariciaba la cabeza de Nurbanu con ternura, la chica seguía aferrada a su cuerpo tenso entumecido por el dolor.
La chica no era ni la sombra de aquella figura misteriosa que en un pasado no muy lejano manejaba los cuchillos con gran habilidad, y que incluso había amenazada a ambos hermanos en su llegada a su reino.
La información que se le había revelado rompió su alma en mil pedazos, su cuerpo se había convertido en un cascarón vacío y frágil, entre el dolor producido por la decepción del ser amado, sus nervios clamaban de dolor como si cientos de corrientazos recorrieran su cuerpo por las heridas las cuales se habían vuelto a abrir.
Joas, por otro lado, estaba perdiendo el control, el hombre apenas podía evitar que sus ojos se escaparan de sus parpados ya lastimados por la ola de arañazos que el mismo se proporcionaba. Su cuerpo estaba temblado tanto como una hoja y pequeñas gotas de sangre empezaban a bajar por sus dedos, debido a que sus dientes habían atacado sus propias manos hasta casi devorar toda la extensión de sus uñas.
Sander observaba con detenimiento a los dos elfos de fuego junto a él con un pequeño ápice de temor y bastante preocupación, parecía que estaban cayendo en picada hacia un mar de perdición.
Un estruendo sacó al chico de sus pensamientos, de forma inmediata, como si de un reflejo natural se tratara, el chico se giró en la dirección de la que provino el sonido. Su hermano avía caído de rodillas al piso y para el momento en que Sander lo vio este ya se estaba levantando con dificultad.
Una de las heridas en la espalda de Kosair se había abierto y la sangre brotaba a borbotones de ella, fue solo en ese momento en el que Nurbanu por fin se soltó del chico preocupada, ellos solo veían la sangre que formaba escándalo, jamás se enteraron de que no era la única herida abierta mientras que la quemada del pecho de Kosair se había infectado, si no se atendía rápidamente empezaría la gangrena...
Nurbanu al percatarse de la sangre ajena que le empezaba a recorrer parte de las manos y los brazos busco ansiosa la mirada de Sander y al encontrarla le hablo.
- Voy a buscar ayuda, espérame
Sander intento decirle a la chica que tuviera cuidado porque aún no sabían dónde estaban, pero esta ya avía salido corriendo.
El chico negó con la cabeza mientras se dirigía hacia su hermano, el cual ya estaba en pie medio inconsciente sosteniéndose de la rama de un árbol cercano. Mientras el pequeño forestal caminaba hacia Kosair, su mente se preguntaba si la impresión de ver al espíritu de su madre avía logrado que ella perdiera el juicio.
Mientras tanto, Joas no podía parar de reír en vos baja, su mente le estaba jugando muy en contra, la culpa y el remordimiento hacía que su cordura pendiera de un hilo, miles de voces lo atormentaba a gritos.
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Nurbanu corrió colina abajo con todas sus fuerzas, el sonido de sus botas contra el piso resonaba en el silencio de la noche, dándole paso a que miles de pensamientos afloraran de su alma en pedazos. Se preguntó si algo en su vida fue realmente real, si el amor que le había demostrado su padre toda su vida era realmente un cariño sincero, o si él sería capaz de hacerle lo mismo que a su madre.
La voz en la cabeza de Nurbanu la tranquilizaba recordándole que ella, a diferencia de su madre, estaba advertida de lo que podría pasar.
Después de correr por unos 5 minutos la joven llego a la entrada de una villa aparénteme pacífica, las casas estaban rodeadas de flores con el centro brillante, las cuales aún en medio de la oscuridad mostraban tener un color precioso. Las calles estaban empedradas con piedras claras y las casas tenían los tejados en punta.
Nurbanu dudo por un momento si era correcto tocar las puertas de alguna de esas casas cuando vio una edificación un poco más grande que el resto a lo lejos. Esta tenía las luces encendidas y sobre la puerta se alcanzaba a leer un cartel que anunciaba en letras verdes "sanatorio".
Sin dudarlo, por un momento la chica se acercó al lugar con pasos rápidos, al estar a pocos pasos de la puerta un chico con un traje totalmente azul y una brillante estrella en la frente sumada a varias constelaciones desperdigadas por su rostro se acercó a ella para sostenerla del brazo.
- Estás totalmente ensangrentada, necesitas atención urgentemente.
- ¡NO!
Respondió Nurbanu rápidamente mientras el chico la veía con una ceja en alto.
- Esta sangre no es mía, es de él, él los necesita más que yo. Ayúdenme por favor.
El joven de inmediato entro corriendo a la casa para salir enseguida con un macuto colgado a las espaldas junto con una joven que también venía detrás de él con un macuto exactamente igual, mientras se preguntaba como esa chica cubierta de heridas podía seguir en pie, y más allá de eso corriendo... Ciertamente, cuando la gente está protegiendo algo verdaderamente valioso para ellos pueden llegar a ser tan fuertes como sea necesario.
- Guíanos
Le dijo el chico a Nurbanu, la cual inmediatamente echo a trotar conteniendo el dolor de sus pies que era opacado por la adrenalina y los gritos de su subconsciente ¡TEN CUIDO! ¡LOS ESTÁS GUIANDO A TUS AMIGOS!
Cuando los dos estrellados vislumbraron al grupo de extranjeros a lo lejos echaron a correr a socorrerlos, pero Nurbanu los detuvo de un grito.
- No vallan delante de mí, podrían pensar que los van a atacar, si eso ocurre no puedo asegurar la seguridad de nadie.
Ambos estrellados pararon su marcha en seco, asustados por la advertencia que habían recibido.
Apenas llegaron junto con el grupo se pusieron manos a la obra con una rapidez asombrosa.
El joven estrellado fue el primero en acercarse a Kosair, el cual lo miro amenazante, quería dejar en claro que no era alguien indefenso. Pero el sanador pudo ver a través de la fría mirada del forestal, sus ojos estaban vidriosos y su cuerpo yacía sobre un charco de sangre.
Kosair estuvo con un pie en la fosa las 5 semanas que aquel sanador estrellado lo retuvo en el sanatorio, había perdido mucha sangre por las ahora miles de heridas que cubrían su cuerpo.
El estrellado pasó días y noches enteras a su lado, peleándoselo a brazo partido a la muerte, sin darse nunca por vencido, después de todo el chico le había caído bien. Era de un valor excepcional, como a él mismo le hubiese gustado tener.
A Nurbanu y a Joas los atendió la otra sanadora con magia, la chica estrellada aún era una aprendiz y solo podía currar heridas que no comprometieran la vida.
Sin embargo, a Joas no lo pudo atender nadie, ya que el hombre no se dejaba tocar.
Por fin la paz parecía toparse en el camino de los chicos.
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El loco de los mil mundos (18+)
FantasyJamás me mostraron sus cuerpos, si me hubieran mostrado los cuerpos les hubiera creído pero ¿Cómo se resigna una madre? Una madre jamás pierde la esperanza...