Cuando Toussaint llegó a la ciudad de Wadowice con su padre sobre los hombros lo primero que vio fue a la gente correr en una de las calles frente a él, huyéndole a los tanques de guerra, mientras que los elfos esclavizados, arrastraban las pesadas maquinas jalando cadenas.
Algunos de ellos eran bandidos, otros habían sido sacados de las mazmorras de la prisión y cumplían sus sentencias con trabajo forzados, pero otros... otros eran inocentes, elfos de bien que no le habían hecho daño a nadie, simplemente se habían pronunciado contra la reina, o eran portadores de afinidades.
Cuando el chico por fin estaba llegando a su casa Macandal lo vio a la distancia y corrió en su ayuda, tomando al padre de su amigo en sus propios hombros para dirigirlo adentro de la casa y acostarlo en su cama. El anciano elfo estaba realmente enfermo.
Macandal le quitó las botas al hombre y lo cubrió con una manta mientras Toussaint sin ni siquiera detenerse a tomar un poco de agua salió de la casa a las carreras en busca del doctor.
Los carruajes desbordados de soldados invadían las calles mientras la gente caminaba por las aceras evitando tocar las paredes, ahora cubiertas por las listas de defunción. El ejercito del fuego tenía la costumbre de llevar un registro de asesinatos, y, por pura crueldad, todos los días colgaban nuevas listas, llenas con los nombres de los muertos.
El joven caminó a paso rápido por las calles de lo que quedaba de su ciudad. Se dirigió al hospital, el edificio estaba colapsado, los médicos no se daban abasto, aun así el chico tenía un amigo, un estudiante de medicina, el cual podría ayudarlo.
Entró en el recinto preguntando por Biassou, pero aparentemente nadie lo había visto. Sus esperanzas flaquearon hasta que sus ojos se toparon con Rose, ella podría saber el paradero de su amigo, ella era muy cercana a Biassou, si alguien sabía dónde podía estar era Rose.
Toussaint fue hacia ella llamándola por su nombre a lo lejos hasta pararse frente a su amiga dándole un abrazo, la cual se alarmó al verlo sucio y con la ropa manchada de sangre.
- ¿Pero qué te ha pasado?
- Estoy buscando a Biassou, mi padre está muy enfermo y necesita un médico.
- Yo te llevare con él, también está trabajando aquí.
La voz joven de otro chico los interrumpió, eran dos amigos que tenían en común que les avisaban que se estaba formando un ejército armado de resistencia contra la reina. Los elfos del viento no se rendirían sin luchar.
Rose le indicó a los tres jóvenes que todos deberían de unirse para pelear, con un tono de voz rápido y apresurado, cuando uno de los jóvenes la interrumpió.
- Cuidado con lo que dices, hay espías por todas partes, tus palabras te pueden costar la vida.
- ¿espías?
Le rebatió Toussaint molesto, pero sobretodo decepcionado, le dolía escuchar como algunos podían vender a su propio pueblo sirviendo como espías de la reina del fuego.
- No puedo creer que alguien haga eso, estamos en la cuna de nuestra historia, nuestro lenguaje nuestras raíces, nadie traiciona a su propia patria y madre, pagamos por la libertad con todo nuestro ser, la libertad te ayuda a saber y a controlarte una y otra vez, y por esa libertad deberemos pagar con sudor y lágrimas. La reina declaró nuestras tierras territorio del fuego proclamando que nuestras tierras ahora tenían una reina, y los elfos del viento serían sus esclavos, los cuales no tendrían derechos, pero si una misión y es obedecerla. - tomó un respiro y continuó -
Pero yo les digo que debemos resistir y luchar de cualquier forma correcta, decidan sus acciones de acuerdo a su conciencia, no debemos combatir sangre con sangre, pero deben recordar que nuestras tierras están vivas, y nosotros resistiremos en nombre de la libertad que nos corresponde.
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El loco de los mil mundos (18+)
FantasyJamás me mostraron sus cuerpos, si me hubieran mostrado los cuerpos les hubiera creído pero ¿Cómo se resigna una madre? Una madre jamás pierde la esperanza...