- Ya despertaste, tranquilo mi pequeño pronto estarás completamente recuperado.
Apenas escuchaba su voz como un murmullo distante tras la neblina espesa de la inconsciencia de la cual aún no terminaba de salir, los mocos y lágrimas escurrían por mi rostro con su sabor salado, seguí escuchando su voz, pero olvide el significado de sus palabras, todo estaba volviéndose nuevamente negro.
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Mi único deber era investigar ese maldito hospital, rodeado de sus aguas ridículamente brillantes y fétidas, algo completamente innecesario para mi gusto, había suficientes oficiales de la guardia marítima como para que vinieran a enviarme a mí, pero aún así haí estaba yo, a las puertas del lugar que me recibía con las letras que anunciaban su nombre "casa de los inocentes"
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El oficial no soporta el agua, pero aún así logra apenas mantener la compostura y las ganas de vomitar para volver a pararse erguido al lado de su compañero, listo para entrar a aquel recinto. Mientras camina por los pasillos del lugar su compañero Barak le da una palmada en la espalda, como si acabara de notar que el otro está haí.
Estos empiezan a intercambiar datos casuales de su vida para conocerse un poco mejor, El oficial le platica que tenía un esposo, pero que este murió en un incendio junto a otras tres personas, en eso el oficial intenta sacar un cigarro, pero se da cuenta de que sus bolsillos están vacíos a lo que su compañero le ofrece un cigarro extraño con olor gracioso y braza azul.
Sin más llegan a la sala de espera donde los reciben unos guardias bastante nerviosos ante la presencia de ambos oficiales, mientras caminan los guardias les explican que aquel hospital psiquiátrico era reconocido por ser el único que reciba a pacientes sumamente peligrosos y aparentemente sin salvación, mientras el guardia seguía hablando de caníbales, esquizofrénicos y asesinos el oficial caminaba viendo atreves del cristal de las ventanas donde descansaban los pacientes.
Una mujer que se había arrancado casi la totalidad de su cabello y un hombre mayor que tenía los brazos y las piernas unidos por una cadena y un bozal de hierro, el guardia al ver el interés del oficial le explico que ese hombre era un caníbal, pero un caníbal de sí mismo, lo mantenía atado debido a que su voraz hambre lo había llevado a arrancarse los dedos uno a uno para después devorarlos, y el bozal de hierro se debía a que solía afilar sus dientes contra las paredes de su habitación, ya había tenido incidentes en los que atacaba a enfermeros arrancándoles pedazos de piel.
Este mismo hombre levanta la mirada hacia el oficial, sus ojos indicaban que estaba sonriendo tras el bozal mientras le hacía un gesto con la mano de que se mantuviera en silencio, posando su dedo índice, el único que le quedaba sobre el bozal.
Una vez con la enfermera al mando esta le explica lo que intenta hacer aquí, antes a los pacientes los torturaban de maneras atroces con el propósito de "quitarles la locura" afortunadamente estas prácticas se habían abandonado y ahora trataban de sanarlos con terapia.
Es entonces cuando se le rebela a ambos oficiales la razón por la que ambos están en ese lugar, uno de los reos había desaparecido, un muchacho del reino de las estrellas el cual deliraba con tierras demasiado lejanas imposibles de acceder, reinas malditas y portales mágicos. Era imprescindible volver a encontrarlo, ya que en ese estado de locura podría perderse, su nombre era Elnath.
Al escuchar el nombre de aquel muchacho el oficial se marea recordando cuando en tiempos de antaño el mismo le mostraba las estrellas a su esposo señalándole cada una de ellas, su favorita era la constelación del toro, donde descansaba aquella estrella llamada Elnath.
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El loco de los mil mundos (18+)
FantasyJamás me mostraron sus cuerpos, si me hubieran mostrado los cuerpos les hubiera creído pero ¿Cómo se resigna una madre? Una madre jamás pierde la esperanza...