Capítulo final 12669

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Campos de concentración

Reino de los bosques 1528

El ejército rojo invadió las calles llevándose todo por el medio, al paso de unos días, el reino había sido reducido a cenizas, y a los pocos que quedaban con vida y seguían de una sola pieza los encaramada en carretas, los enfermos, heridos o cualquiera que mostrara resistencia era fusilado al instante por flechas incendiadas.

Los que lograron huir escondiéndose en el bosque fueron capturados, algunos colgados y otros enviados a las carretas en las cuales hicieron una noche de camino hasta una improvisada estación de tren, claramente construida con brujería y hechicería, aunque los vagones eran los mismos que se usaban antes de la invasión... los que usaban para trasportar equipaje, mercancía o ganado.

Los elfos eran traídos desde todos los pueblos del reino, entre la confusión y el dolor se escuchaban los aullidos de los hombres lobos, su risa sádica y el vozarrón de ultratumba de algunos caballeros sombra dando indicaciones.

- Manténgase ordenados, obtendrán alimentos y bebidas en el tren.

La voz de los caballeros viajaba en el aire como un grito fantasmal llevando el terror y la confusión a los elfos apiñados en filas bordeadas por ambos lados por zarzas de espinas venenosas que brillaban como el amanecer debido al fuego que las envolvía.

Y así bajo la luz del mediodía 113 forestales fueron obligados a entrar a cada uno de los vagones, 113 forestales en cada uno de los 5 vagones disponibles.

Mientras los forestales eran obligados a subir a los vagones a punta de espada una de ellos estaba al otro lado de las vías, tocando las notas de una canción tradicional sobre las cuerdas de su violín, aderezada con los gritos de la gente y el llanto de los niños.

Cuando las puertas del bajón se cerraron una flecha gritona surco el cielo, clavándose en el cuello del músico, al mismo tiempo los que estaban dentro de los trenes tan apretados que ni siquiera podían sentarse en cunclillas sobre el suelo se dieron cuenta de que solo tenían una cubeta de agua turbia para todos por quien sabe cuánto tiempo, una cubeta bacía para usar de baño, y nada de comida.

El tren empezó a moverse y la niña mayor de la familia Azarollo de unos 7 años le pregunto a su madre si al lugar a donde iban podría bailar, porque ella le había prometido que al crecer se convertiría en la mejor bailarina. - si serás la mejor bailarina mi pequeña Felisi- le dijo la madre mientras arrullaba a su bebe de menos de un año en brazos.

El padre de la familia Azarollo estaba con un joven de unos 20 años buscando la manera de romper la madera del tren, buscaban una forma de escapar de aquel lugar mientras el calor aumentaba con cada minuto.

Al final del primer día, ya el agua se había acabado, las madres lactantes se veían desesperadas, si su leche se acababa sus hijos morirían, otras empezaban a tener alucinaciones por el calor, en un punto del trayecto el tren paro y los elfos asomaron sus brazos entre los barrotes de la pequeña ventana rogando por agua, la solución de los hombres lobos fue dispararles, así callo el primer muerto.

Al llegar la noche del segundo día los hombres tosían por el frio, mientras el padre de los Azarollo y el joven seguían intentando romper la madera, otro elfo intentaba seguetear los barrotes del ventanuco con una cuchilla, todos estaban muy débiles para usar magia.

En el tercer amanecer algunas personas cantaban, intentando sobrellevar de alguna forma aquella situación mientras sus tripas clamaban por hambre, o pequeña Felisi, tan inocente intentaba calmar a un par de bebes contándoles un cuento.

- Cuando llegaremos papá.

Preguntaba la pequeña mientras que el señor Azarollo tomaba a su bebe en sus brazos para que su hermosa esposa, ahora reducida a algo parecido a una muñeca de trapo viviente, ojerosa, cansada, hambrienta y sedienta pudiera descansar.

El loco de los mil mundos (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora