capitulo 15 Ojos miel

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El cuerpo de Sander fue arrastrado bruscamente por la corriente, innumerables rocas azotaban contra él mientras sus pulmones se llenaban de agua, ahogándolo poco a poco.

Sus manos se resbalaban de las pocas ramas que lograba sostener y su mente se nublaba, aterrada. Y para terminar el caso el forestal no sabía nadar.

Su cuerpo se negaba a rendirse a pesar de los innumerables golpes que recibía. Cada vez que lograba sacar su cabeza a flote intentaba llenar sus pulmones desesperadamente con aire.

No podía escuchar nada más que la corriente enfurecida y la voz de su mente buscando una solución, que, a pesar de sus intensos esfuerzos, no encontraba, ¡simplemente no aparecían ante sus ojos!

-              ¡¡SANDER!!

La voz de su hermano mayor retumbó en los oídos del forestal. El chico se empeñó en sacar la cabeza del agua tantas veces como pudiera, boqueando como un pez, seguía intentando como loco aferrarse a algo, pero las piedras estaban cubiertas de moho haciéndolas resbalosas.

Kosair corría tan rápido como el viento, sus botas resonaban contra el suelo, mientras que su cabello se movía como el largo pasto en las mañanas lluviosas de invierno.

Elnath ya había perdido el paso del forestal, y se quedó atrás para impedir que Joas los siguiera, el elfo estaba en una especie de trance en el que creía que era un joven de 17 años practicando con honda y piedras a acertar a un blanco móvil. Y en este caso el blanco móvil era Kosair.

La corriente parecía volverse más fuerte a cada paso que daba el elfo, desesperado por sacarle la delantera a su hermano y llegar a una ladera para poder sacarlo. Sus piernas se movían mucho más rápido que su cerebro y cuando sus ojos vislumbraron una cascada a la distancia no lo pensó dos veces y se lanzó al agua.

Si no agarraba a su hermano antes de que la cascada se lo quitara, quizás no sobreviviría. El forestal ignoraba completamente la altura de la caída, y su mente solo pudo imaginar lo peor.

El agua se estremeció por un momento cuando Kosair se hundió. A diferencia de su hermano, el sí sabía nadar muy bien y pudo alcanzarlo rápidamente.

El forestal agarró a su pequeño hermano por su capa y lo atrajo a su cuerpo, colocándolo delante de él e intentando parar el impulso con sus pies, que se hundían en el suelo lodoso del río de las hadas.

Pero la corriente era demasiado fuerte y se los llevó en dirección a la cascada.

Fue entonces cuando Sander escucho un grito desesperado clamado una sola frase, una sola palabra, un simple "NO" pero eso fue suficiente para que el chico luchara con unas fuerzas que ni él mismo creía tener.

La voz de su madre resonó con fuerza haciendo eco en los árboles y la mente de los hermanos.

Kosair también había escuchado claramente la voz de su madre mientras ponía toda su fuerza en sus piernas, empeñándose por aferrarse al suelo, mientras que con sus brazos sostenía a su hermano que seguía buscando aferrase a algo.

Pero el río era imparable, con la fuerza de mil años que llevaba fluyendo y con un poder infrenable, las aguas arrastraron a ambos hermanos a la caída del río, donde ambos fueron arrastrados por la cascada.

Al contrario de lo que había pensado Kosair, la cascada era mucho más pequeña de lo que él se temía, ambos forestales se llevaron un buen golpe, pero nada que pusiera en riesgo sus vidas.

Después de la caída, Kosair fue arrastrado a la orilla, donde su cuerpo descansó sobre una ladera mientras tocía agua.

Pero Sander no llegó con él, simplemente no estaba. El forestal desesperado volvió a sumergirse en el río que ya no era más que un lago tranquilo, pero no había ni rastros de su hermano. Sander no aparecía.

El loco de los mil mundos (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora