Capitulo 31 ¡No creeré en alguien que protege a uno de estos fósforos!

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- ¿Se les ha perdido algo?

Kosair apretó los dientes realmente molesto. Lo había presentido, había sentido la mirada que los vigilaba y aún así no había reaccionado a tiempo.

Notablemente enojado el chico volteó el rostro ligeramente, solo viendo a su enemigo por el rabillo del ojo, notando que le faltaba un brazo y que se cubría la cara dejando únicamente su boca a la vista.

Tan rápida como el fuego incendia un monte con gasolina, Nurbanu le sacó la espada del cinto a Kosair, enfrentándose al hombre de piel color miel, mirándolo fijamente a los ojos, amenazándolo con la espada

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Tan rápida como el fuego incendia un monte con gasolina, Nurbanu le sacó la espada del cinto a Kosair, enfrentándose al hombre de piel color miel, mirándolo fijamente a los ojos, amenazándolo con la espada.

Kosair, por otro lado, se sacó un puñal largo de la bota, ocultándose con disimulo detrás del hombre, apuntándolo con el cuchillo. No interferiría de no ser necesario, si Nurbanu había decidido enfrentarse a él no se metería en medio si no veía su vida peligrar.

La espada que empuñaba ella era burda, solo una hoja de metal medianamente afilada con un mango de madera sin tallar, mientras que la empuñadora de la espada de él enmascarado relucía como el sol.

Nurbanu estaba en una posición de combate, amenazante, ajena a su situación, mientras que él la observaba de arriba a abajo sin mucho cuidado, solo logrando que ella se molestara.

La muchacha se lanzó contra el de un solo movimiento apuntando a su cuello, estaba lista para matarlo.

Sin embargo, él la esquivo sin problema, la guerra había agudizado sus sentidos, los golpes de esa chica, para él, casi parecían ir en cámara lenta.

- Eres bastante "normal" para ser alguien que entro a mi reino sin permiso, ¿se te perdió tu reina? ¿Necesitas que te lleve a su lado? No te vayas a perder.

Irritada Nurbanu lanzo una segunda estocada directa al cuello, su arma falló el objetivo, pero su cuerpo reacciono lanzando una patada la cual fue a parar a una calabaza de madera que colgaba del mismo viento con una pequeña vela adentro la cual se rompió en mil pedazos.

- Romper calabazas a patadas... yo también puedo hacer eso, ¿a dónde fue tu amigo? Si su siguiente moviendo es ir en busca de refuerzos, te recomiendo que vuelvas a tu casa y a tu reino, nada se te perdió en el mío.

Entono el hombre que se mantenía a menos de dos metros de la chica, siempre frente a ella.

Por otro lado, Nurbanu sonrió desdeñosa, ¿Dónde se había metido Kosair? Lo último que necesitaba era quedarse sola.

Vio un moviendo extraño por el rabillo del ojo y apenas pudo darse cuenta como el tipo la embestía con una cuerda con pedazos de alambres afilados trenzados a ella, se movió rápido saltando en dirección contraria a él esquivando su ataque.

La chica empezó a atacar sin dar tiempo a nadie de pensar, el viento sonaba por la fuerza y rapidez de sus movimientos, la espada centellaba cortando la briza rozando a su adversario.

El loco de los mil mundos (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora