capitulo 26 Té arrancaré de raíz, no quedará ni tú sombra como recuerdo

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La tierra tembló ante la rabia del forestal, el cielo respondió haciéndole eco a sus gritos en forma de trueno, las plantas hondearon dejando que sus hojas se desprendieran de sus tallos, mientras que los árboles dejaban caer sus ramas estremeciendo el aire con el ruido seco que producían sus hojarascas al azotar contra el piso rompiéndose en mil pedazos.

Los ojos de Kosair relucían como dos zafiros bañados de sangre, el chico estaba completamente fuera de sí, dominado por la rabia.

El rey intentó sostenerlo de los hombros para calmarlo, pero él respondió con un fuerte empujón que desequilibro al centauro. Acto seguido miles de enredaderas y plantas trepadoras irrumpieron en la cabaña en compañía de las ramas que se mantenían aferradas a los troncos de los árboles cercanos, quebrando los vidrios de las ventanas y rompiendo los tablones de añeja madera inerte.

Aun así, todo esto pareció insignificante cuando el techo fue arrancado de los pilares que lo sostenían, dándole paso a la lluvia torrencial que había empezado a azotar el reino.

Kosair aún estaba dentro de la visión, por lo cual era raro que no hubiera perdido el conocimiento, al contrario, el chico no dejaba de aullarle a la nada que dejaran a su madre. Su voz imponente era seguida por los ataques de la floresta embravecida que arrasaba con todo a su alrededor sin contemplación.

Para Sander era difícil entender lo que estaba ocurriendo frente a sus ojos, ya que su hermano jamás había demostrado tener una afinidad por alguna planta, ni siquiera el mas pequeño de los brote. El hecho de que la floresta rugiera junto con él sin que la misma tomara voluntad propia era algo que no lograba explicar ni siquiera su mente rápida habituada a los comportamientos repentinos de su hermano.

La lluvia repentina, los rayos, los truenos, sumado a los vendavales, todo giraba a su alrededor con el rugido antiguo y sordo de los que llevan mucho tiempo sumergidos en el silencio, con gritos de libertad en los surcos de las orejas.

Nada tenía sentido, ningún forestal podía controlar las lluvias más allá de una llovizna, el hecho de que Kosair estuviera provocando una tormenta era ilógico, además, ¿Qué tenía que ver su madre en semejante situación? Y ¿ante quién intentaba defenderla su hermano con tanto desenfreno?

La mente de Sander vagaba en mil incógnitas cuando vio a Elnath intentar acercarse a su hermano ¿Qué acaso el estrellado había perdido la razón? Era imposible que él no se hubiera dado cuenta de que Kosair estaba fuera de sí, ni siquiera los centauros se atrevían a acercársele.
Sander negó con la cabeza notablemente disgustado, verdaderamente la imprudencia no tiene límites.

El chico, a pesar de no estar de acuerdo con las reacciones suicidas del estrellado, no olvidaba que, tanto él cómo su hermano, le debían la vida a ese pequeño rubio de mejillas coloradas y abundantes pecas.
Ya resignado, se levantó en dirección a él, después de esto la deuda estaría saldada, vida por vida.

El Estrellado ya estaba a unos pasos de Kosair, se estaba acercando de frente a él, pero apenas pudo rozarle el hombro cuando una rama lo tomó por el cuello con fuerza, azotando su cuerpo contra el piso mientras lo asfixiaba. Elnath, asustado, sacó su navaja y desesperado empezó a cortar la corteza del árbol, pero sus esfuerzos fueron en vano, la extensión de madera que le rodeaba el cuello era más gruesa que su propia pierna, la única manera de cortarla seria con múltiples hachazos.

Kosair parecía ser un ignorante ante lo que ocurría a su alrededor, su cuerpo estaba en ese lugar, pero su alma viajaba lejos.
El forestal estaba rodeado por un huracán de caos, completamente erguido y con los nudillos blancos por la fuerza que empleaba en sus puños cerrados, los cuales chorreaban sangre. Probablemente el chico se estaba encajando sus propias uñas en la palma de la mano logrando que su sangre se escapara de sus venas en pequeñas gotas espesas.

El loco de los mil mundos (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora