Capitulo 23 ella no es una amenaza

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Reinó de los centauros 1526

La colina no era estable, la tierra era incapaz de sostener el peso de todos los elfos, quizás para eso estaba fabricada.

Todos pudieron reaccionar a tiempo brincando para ponerse a salvo, pero Sander no podía hacer eso, sus piernas seguían fallándole. Cuando el piso bajo sus pies se movió, su cuerpo perdió el equilibrio y cayó a un abismo de zarzas.

Todos en el grupo se exaltaron, Nurbanu gritó el nombre del pequeño forestal e intentó lanzarse tras él, pero una fuerza en forma de viento la empujó hacia atrás, impidiéndole moverse. Para ese momento Kosair ya había saltado tras su hermano.

El viento lo embistió de frente y cientos de zarzas arañaron su piel, pero el joven no intentó detenerse hasta que se topó nuevamente con el suelo, plano y liso.

Frente a él, una mujer centauro sostenía a su hermano sobre su lomo, seguida por varias muy parecidas a ella.

Las centauros tenían las pesuñas recubiertas por cascos de hierro con garras en las puntas, una armadura cubría por completo sus cuerpos y grandes cascos fulgurantes coronaban sus cabezas.

- ¿quieres acompañarme?

Le preguntó una de las mujeres que estaba a espaldas de la que sostenía a su hermano, mientras que lo apuntaba con arco y flecha.

- Somos cuatro

- Lo sabemos

Después de eso empezaron a moverse sin darle mucho tiempo a Kosair para reflexionar. La mano de Nurbanu se entrelazó con la suya en ese momento, el forestal no se había percatado en qué momento había llegado, pero si se percató de la mirada acusadora del estrellado sobre su nuca.

No había muchas opciones y ellas ya se estaban llevando a Sander, seguirlas parecía lo más rentable, así que eso hizo.

Miró a Elnath de reojo extendiéndole la mano para que lo siguiera, a lo que este torció los ojos y miro a otro lado. El rubio estaba molesto, pero la paciencia del forestal y la situación no estaban para lidiar con su mal humor.

Kosair lo tomó por el cuello de su túnica y empezó a correr con todas sus fuerzas, aún sosteniendo a Nurbanu de la mano.

La chica seguía el paso de Kosair con mucho esfuerzo chocándose con las piedras y tropezando constantemente con sus propios pies, mientras que Elnath iba arrastrado como un trapo, ahora si, quejándose en grande.

Después de un rato cuando los 3 elfos se sentían desfallecidos y que no podían dar un paso más, apareció ante ellos un valle de flores y arena, cientos de casas se alzaban alrededor de un gran círculo completamente de arena, el cual estaba rodeado por armas.

Las campanas sonaban a su llegada mientras que el sol se ocultaba, el agua caía de los árboles como cascadas, alimentando los pequeños lagos mientras los centauros convivían, algunos trabajaban, otros estaban recorriendo su pueblo bañado por miles de flores y la luz cálida del atardecer.

Los elfos fueron llevados a una de las casas. Kosair estaba bastante alterado, no le gustaba como estaban fluyendo las cosas, estaban muy mal parados y en gran desventaja, todos estaban en peligro, sobre todo su hermano, él no podía correr.

En la casa los esperaban cinco centauros extremadamente grandes, una patada de ellos bastaría para matarlos sin dar tiempo a reaccionar a cualquiera de los elfo, el peligro era inminente.

Los centauros parecían imposibles de derrotar a no ser que fuera por medio del engaño o de la magia, y en esa casita las posibilidades de engañarlos eran nulas y ninguno de ellos poseía un poder mágico de ataque lo suficientemente poderoso, ahora que lo pensaba ¿Cuáles eran los poderes de Nurbanu? Se encargaría de averiguarlo después.

El loco de los mil mundos (18+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora