Miguel está aburrido, es el segundo día sin ver al Padre Keene, realmente lo extraña, la casa esta tan silenciosa...No le gusta el silencio.
La tranquila presencia que emana le hace que el este calmado, era medio día, Sam había ido a curar su herida y hacerle el desayuno, lo cual agradecía infinitamente, platico un rato con ella sobre cosas triviales y como le iba en su reciente vida de casada
—¿Cómo siente la pierna Teniente? —Pregunta la Omega mirando al Alfa sentado sobre una de las sillas del comedor que sigue desayunando
—Bien, mi hombro también ya está sanando, ¿Usted sabe algo del Padre Keene? Porque el Doctor Demetri me dijo que estaba en celo y me preocupa el dónde se quedé—Pregunta viendo a la enfermera negar con la cabeza, parece que no sabe.
—Bueno hay una posibilidad de que el Padre Keene se esté quedando en la iglesia, Es que cuando él llegó al pueblo pues no había casa para él, y se quedó un tiempo ahí, mientras algunos pueblerinos construyeron dónde actualmente vive, ¿Acaso...quiere verlo? —El negó rápido con la cabeza, solamente estaba preocupado por el Sacerdote, nada más, pura curiosidad por parte suya
—No, eso sería muy irrespetuoso de mi parte—Exclamo no queriendo que la enfermera malentendiera su interés y Sam le dio una pequeña sonrisa
—Bien Miguel, tal parece que podrás ir otra vez al frente, calculo que en dos o tres semanas ya estarás completamente recuperado—Le dio el informe mientras guardaba en toppers la comida para que el Teniente comiera en el almuerzo y la cena
—Gracias Sam—Ella asintió y un rato después se fue para volver a trabajar al hospital.
Se logra trasladar a la sala con ayuda de las muletas y se pone a leer un poco, su Alfa interior está inquieto, entonces escucha al cartero, se para con sus muletas y abre la puerta.
—Una carta para el Padre Keene—Dice el Cartero con una sonrisa amable, toma el sobre y mira el remitente con curiosidad.
" General L."
Pone la carta sobre la mesa y piensa en quien podría ser. Sus manos pican por querer abrir ese sobre, el instinto Alfa de proteger al Padre Keene, aunque aún no termina de comprender por qué lo tiene.
Recuerda la plática en una apacible noche sentados en la sala, dónde el recostando la cabeza sobre el regazo del Omega escuchaba al Sacerdote relatar los versículos de la Biblia.
—¿Alguna vez amo a alguien Padre? —La pregunta era íntima, así que el hombre se calló y bajo la mirada para verlo
—Si Miguel, hubo alguien que ame mucho, simplemente se fue, él fue el primer alfa que me hizo ver qué no todo sería color de rosas—Dijo con voz triste mientras cerraba la biblia y la dejaba a su lado
Él pensó en aquel hombre que había dejado solo al Sacerdote, siendo este un buen hombre en el poco lapso de tiempo que llevaba de convivir con el hombre.
Aquella corta conversación fue una de las pocas veces dónde vio al Clérigo no ser hombre de Dios en cambio miró a un simple humano con tristeza y secretos ocultos que no buscaba o tal vez si quería descifrar
Los tres días de celo del Sacerdote fueron tranquilos, estaba preocupado por el hombre, quería saber si estaba bien; el instinto primario de querer ayudar al Omega pasar por el dolor de un celo se hacía latente.
Estaba mal que lo pensara, pero ahora ya no se podía sacar de la cabeza la sonrisa tímida del Padre Keene, sus ojos verdes que brillaban cada que le relataba sobre las sagradas escrituras, su voz suave y apacible, seguramente era por el tiempo que convivían juntos y porque era la única persona aparte de Sam con la que hablaba.
Dos días después, era de noche, estuvo a punto de salir a buscar al Sacerdote porque ya se sentía muy solo cuando escucho el sonido de unos niños huir, abrió la puerta y encontró la escena del Padre Keene en cuclillas revisando el rostro de un niño negro y otros niños corriendo en dirección opuesta de la calle despavoridos
—¿Padre Keene? ¿Está bien? —Pregunto Preocupado saliendo sin sus muletas sosteniéndose con su pierna buena, el Omega lo miró afligido y su olor era triste
—Unos niños estaban agrediendo a Kenny—Susurro abrazando al niño—Su hermano no se encuentra, su madre está trabajando al igual que su padre, llegaran en dos días—Comenta sin dejar al niño
—Que se quede con nosotros, los otros niños blancos podrían molestarlo—Indica y el Omega y el pequeño Alfa que al parecer ya se había presentado entraron a la casa, Puede observar que el sacerdote está un poco asustado se acerca y se miran.
—Eso no debería de suceder, es un niño igual que ellos, no debería estar pasando esas cosas, incluso lo golpearon Miguel—Se quejó apesumbrado viendo al niño acostado en la sala sobre el sillón más grande
El aroma de preocupación invadía al Omega y eso hacía que su lobo estuviera preocupado; se acercó y puso una mano en el hombro del Clérigo y sintió como sus hombros se relajaban ante su toque, Los Omegas que recién habían terminado su celo estaban más susceptibles a ponerse sensibles
—Que se quede hasta que su hermano llegué, podrían tomar represalias contra él, a veces yo me siento solo cuando usted se va, Kenny sería una buena compañía—Comento viendo al sofá donde el jovencito estaba acostado
—Lo siento por dejarlo mucho tiempo solo Teniente, El deber de Dios a veces acapara mucho tiempo—Le dio una sonrisa tímida, el por instinto se acercó más y abrazo al Clérigo en un acto de instinto
—No debería estresarse Padre, mejor hablé con los Papás de esos jovencitos—Aconsejo tranquilo, Robby solo aspiro el suave olor que desprendía el Alfa permitiéndose relajarse
Si pudiera quedarse así un rato más...solo un poco más...

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Efimero
Novela JuvenilEl Diablo encarnado en un soldado, o así piensa el, lo invita a pecar mientras que con sus manos que tienen un rosario en mano reza intentando desaparecer aquel espíritu maligno intruso en sus pensamientos... Porque un sacerdote solo tiene vida par...