La mano de Miguel tocando con delicadeza su cintura a medida que bailan esa pieza lo hace sentir como si flotara en las nubes, se distrae unos segundos mirando a la pareja enamorada que son los novios.
Cuando se reencuentra con la mirada achocolatada del Alfa provoca que se sienta totalmente enamorado, con sus mejillas coloreándose de carmín. Estar enamorado es como si fuese un sueño.
Pone sus brazos alrededor de su cuello, alcanza a tocar los rizos de su nuca, incluso uno de ellos se envuelve en su dedo, la suavidad de su cabello lo obliga acariciar con lentitud a medida que se pierde en su mirada
Valió la pena, piensa enamorado, quiere estar así un rato más, bailando con Miguel hasta que sus pies se cansen.
Su padre también está en la fiesta, lo alcanza a ver a lo lejos que toma un poco de las bebidas alcohólicas que hay en la mesa, espera que no se emborrache, no quiere lidiar con eso.
[...]
Johnny siente como el whisky raspa su garganta, y a lo lejos mira a su hijo bailando gustoso con su subordinado, posa una pequeña sonrisa en su rostro, está feliz por él, aunque Miguel sigue sin agradarle del todo.
Parece que así se debe sentir un padre.
Unos pasos a su lado no lo inmutan, pero el olor si, voltea a ver a su lado y mira una figura que añoro durante años.
Sus grandes ojos marrones lo transportan a cuando era más joven e inexperto en cuestiones del corazón, lo ignoro no queriendo verle la cara nunca más, que importaba que estuviera su lado, luciendo como si los años no hubiera sobre él, para Johnny Lawrence, Daniel LaRusso estaba muerto.
Sigue viendo a las parejas bailar, aun puede sentir la presencia de su ser alado suyo, su aroma lo delata, se quedan varios minutos ahí inmoviles mirando a los demas.
Quiere ser fuerte y seguir ignorándolo, así como ignoro sus sentimientos y volvió piedra el órgano que lo hacía vivir, esto solo era un encuentro casual, no haría diferencia en el pasado, no lo haría en el presente y no cambiaría el futuro.
—¿Johnny? — Estúpido acento de Jersey, lo odia tanto.
Luego recuerda que Daniel tiene ascendencia italiana. Estúpidos italianos también.
—LaRusso...Hasta que nos volvemos a ver— Las palabras salen de su boca, él no quiere hablarle, no quiere girar y mirar esos ojos de ciervo tan característicos del omega, porque sabe que caerá una vez más como un idiota
—Johnny, que bueno verte, ¿Podemos mirarnos cara a cara? — Daniel está sumamente nervioso, pero se siente valiente, no ha visto a Johnny en un poco más de treinta años, ha sabido de el por medio de otras personas, pero nunca en persona.
El rubio se gira y el tiempo parece volverse lento, ver a una versión más madura del Alfa solo provoca que su corazón se acelere y le suden las manos, se siente como ese jovencito flaco y tonto que quedo flechado por lo varonil que se veía el soldado que provoca lo mismo en el después de tantos años.
Esos ojos azules lo hipnotizan, a pesar de que se ven tan fríos, quiere tener en su mente esos mismos dos pedazos de cielo mirándolo como hace más de treinta años en una vieja camilla de hospital mirándolo como si fuese lo más hermoso del planeta.
''Estoy muerto? ¿O los ángeles están sobre la tierra? — Daniel recuerda muy bien las palabras que dijo Johnny cuando se conocieron en medio de la guerra
Se miran, viendo una versión más joven de ellos, al final son ellos siendo unidos otra vez por la diosa luna, sus miradas se encuentran, como alguna vez lo hicieron.
ESTÁS LEYENDO
Efimero
Roman pour AdolescentsEl Diablo encarnado en un soldado, o así piensa el, lo invita a pecar mientras que con sus manos que tienen un rosario en mano reza intentando desaparecer aquel espíritu maligno intruso en sus pensamientos... Porque un sacerdote solo tiene vida par...