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"Le informamos que volverá al frente en dos días

Atentamente, General Lawrence"

Miguel observo el telegrama que le llego a la mañana siguiente, vio a Robby servir el desayuno, cuando su plato llegó a su lugar miró atento lo que tenía servido en su plato, se veía apetitoso, pero por alguna razón su hambre disminuyo

—¿Esta todo bien? —Pregunto Robby señalando el telegrama que aún sostenía en su mano

—Al parecer volveré al frente antes de lo esperado—Exclamo el moreno de manera monótona

—¿Han adelantado su regreso? — Cuestiono desconcertado por la noticia tan inesperada

—Si, dentro de dos días vendrán por mi

Se quedaron en silencio por un rato hasta que Robby decidió hablar.

—Vaya, eso es más pronto de lo esperado—Se sintió triste cuando Miguel le dió la noticia

—Lo sé, yo tampoco esperaba regresar tan pronto—Confeso Miguel un poco nervioso por volver a ese pedazo de mundo tan oscuro y tétrico que le erizaba la piel

Desayunaron el silencio cuando escucho la puerta ser tocada, Robby se paró confundido, ¿Quién podía interrumpir tan temprano?

—Hola Padre Keene! —Exclamo Sam dándole una resplandeciente sonrisa, La enfermera venía con un kit de emergencia

—Hola Señorita LaRusso—Saludo cordial dejando pasar a la omega a su casa

—Me case no hace mucho Padre, Acuérdese—Dijo ella enseñándole su anillo de casada en su dedo anular, a lo cual él sonrió

—Oh si es cierto! Lo siento, lo olvide por un instante—Ella le sonrió con calidez

—Vengo a hacer unos chequeos al Teniente Díaz, llegó un aviso al hospital que regresará antes del tiempo estimado—El asintió ante el comentario y vio como la mujer con el hombre se iban al cuarto para atender las heridas, Dejo que Sam hiciera su trabajo mientras el terminaba de desayunar.

—Padre Keene, Pregunta mi Papá que porque no nos ha ido a visitar—Los ojos azules de la Omega lo miraron con curiosidad

—Oh, no he tenido tiempo, pero pronto lo haré — Se excuso para seguir comiendo

Sam continuo con su trabajo hasta que amablemente se despidió.

—¿Todo está bien? —Pregunto Robby a Miguel, el Alfa asintió regresando a desayunar

—Si, ¿Puede leer para mí? —Musitó viendo al Omega levantar su plato, al menos recordaría su voz leyéndole

—Claro que sí, Pasemos a la sala.

Era una costumbre que se acomodaran con el Alfa recargando su cabeza sobre sus piernas, un momento de tranquilidad que pocas veces había sentido en su vida

Miguel cerró los ojos un rato escuchando la apacible voz del Omega, estaba profundamente tranquilo mientras recordaba cómo se sintió tener la mano encima de la suya cuando bailaban la noche anterior.

Le agrado la sensación del calor cálido de la mano contraria, y que ahora esa mano acariciará su cabello quería hacer que su Lobo surgiera y mostrará la pancita, fue tanto su deseo que se cumplió

Robby se pudo haber sobresaltado en el asiento cuando un lobo de casi dos metros de largo color café apareció casi no dejándolo ver, por un momento tuvo miedo, muchos libros decían que a veces podían actuar de manera peligrosa así que se mantuvo quiero hasta que escucho un chillido queriendo atención, puso su mano sobre la cabeza acariciando el suave pelaje marrón oscuro de la pancita de lobo

EfimeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora