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Se sonrieron como lo han hecho muchas veces, Robby acaricio el rostro de Miguel y luego quito su mano.

—Hablare con Sarah— Comento poco después apartándose un poco

Si Robby pudiera leer sus pensamientos, quería que supiera que era persona más hermosa que sus ojos hubieran visto, como su cabello castaño rubio se ondeaba por el aire y como sus labios rosa pálido lo incitaban a posarse sobre ellos y tocarlos como lo más delicado que existía, eran como pasar un pétalo sobre su boca y su aroma Dios mío...

Esa fragancia tan elegante, tan única de él, que causaban que sintiera como adormecía sus cinco sentidos y lo hacían tan dócil solo para Robby, como su aroma lo atrajo como abeja a una flor.

Asintió viendo esos labios tan hermosos sonreírle y dar la vuelta para caminar detrás de Sarah, que se encontraba fuera de las visiones de los dos.

Robby solo podía sentir como su camisa se mojaba, pero tenía un objetivo en mente que era encontrar a Sarah.

La vio tomando una taza de café en la cafetería que estaba enfrente de la escuela, se acercó hasta su mesa y sus miradas se encontraron.

—¿Puedo sentarme? — Cuestiono viendo a la rubia hacerle una seña de que podía hacerlo. — Gracias Sarah.

—¿Vas a tener piedad por esta mujer que sacrifico tiempo de su vida y dejarme con el hombre que amo? — Pregunta la beta llevando la taza blanca a sus labios pintados de rosa manchando la taza

—No, Porque el hombre que tus amas yo también lo amo, y él me ama a mi — Comento serio viendo como los ojos de la mujer se entrecerraban y lo miraban con ese tipo de odio que era muy difícil de percibir

—¿Cómo puedes ser tan egoísta? — Empieza a sollozar Sarah furiosa

—No estoy siendo egoísta Sarah, no puedo obligar a Miguel a quedarse con alguien que no ama, solo lo haría sufrir, sufriría yo, y a la larga tú también al darte cuenta de que solo obtendrías un cascaron que ya no te corresponde. Y lo siento si te causa dolor, yo no sabía de tu existencia y si hubiera sabido no me habría enamorado del teniente, pero ahora es muy tarde — Exclamo con tal firmeza que los sollozos de la rubia pararon y solo se dedicaba a verlo impactada por sus palabras

— ¿Al menos puedo saber cómo se conocieron? — Pregunta la beta ya derrotada, sabiendo que el hombre frente a ella tenía razón, que Miguel ya no la amaría igual que como hace tres años atrás.

Robby pensó en decirle la verdad, aunque recordó las palabras de su Tío Bobby de que no digiera nunca al hacer su nueva vida que fue un sacerdote, podría ser señalado con palabras horribles y miradas juzgadoras.

—Voluntario del hospital en Londres, ahí conocí a Miguel— Mintió viendo como Sarah bajaba la cabeza y asentía

—¿Tú lo atendiste cuando quedo herido?

Si por atenderlo se refería a cuidar de él, hacerle compañía y provocar que se olvidara un rato de la guerra fuera de las cuatro paredes de la pequeña casa amarilla...

—Si, yo fui— Respondió mintiendo a media.

—Comprendo —Dijo ella en voz baja

—Perdóname Sarah, a pesar de que no te conozco nunca quise hacerte sufrir— Se disculpo el omega viendo como la rubia bebía un poco más de su taza de café

—Dejé de escribirle a Miguel porque me había dado cuenta de que ya no lo amaba, pero fui una cobarde al no decirle y cuando regreso pensé que lo tendría de nuevo para mí, jamás se me cruzo de la cabeza que el regresaría tan cambiado y con su corazón en otro lado— Confeso Sarah con lágrimas en los ojos viendo a Robby

EfimeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora