Con la navidad cada vez más cerca, las monjas estaban apresuradas y el también por todas las cosas que debían hacer y los pendientes que tenían
El alcalde recientemente le había pedido organizar una fiesta para la Navidad, haría que el pueblo que hiciera unido en los tiempos difíciles.
La Fiesta sería en el salón de eventos del lugar, les dijo, a lo cuales ellos apoyarían lo más que pudieran. Empezó a preparar todo, los niños del orfanato cantarían unos villancicos al igual que algunas familias también se anotaron para hacer una obra teatral.
Así que eso ayudo a su mente a mantenerse ocupada y no pensar en cosas que no le darían felicidad, y que lo solo lo deprimirían, Esa madrugada en la que no podía dormir empezó a escribir.
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Querido Miguel : ¿No le importa si no uso los honorificos?
Respecto a su apodo, no me molesta, es agradable.
Su ausencia en mi casa se hace cada más notoria, y es un poco triste si soy sincero.
El Alcalde me ha pedido organizar una fiesta de Navidad, es grandioso entre este tiempo lúgubre.
Me gustaría que estuviera aquí, le encantaría pasar las fiestas decembrinas rodeados de galletas recién horneadas para que pudiera decorarlas.
Extraño las pláticas que teníamos, parece que solo son usted he podido ser yo mismo.
¿Creé usted que soy un buen Sacerdote?
Con Aprecio; Padre Keene
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Camino hasta correos y entrego la carta.
De camino hasta su casa miró a los niños del parque, ese aleteo de su corazón otra vez batiendo sus alas como si tuviera algún tipo de esperanza de dejar todo.
Y después de cinco años se sentía perdido...
Sus pasos fueron más apresurados hasta su casa, abrió la puerta y la cerró, ese sentimiento de desesperación lo inundaron de tal manera que abrió la habitación dónde estaba Miguel y se tiró a la cama con su rostro enterrado sobre la almohada
Empezó a llorar desconsoladamente, no deteniendo los hipidos que podía tener, A su mente viene aquel beso de tan solo unos segundos que compartió con el Alfa, después de autocastigarse
Ese había sido lo que denominarían cómo "Primer beso", Para el sería el único.
¿Este era su camino correcto?
[...]
El ansiado martes llegó y viajo a Gales, dejando en orden y a Cargo a la Hermana Luna.
Cuando estuvo en la Capilla observo a lo lejos al Obispo Brown, amigo de su Papá, aquel que mantuvo el secreto a su progenitor que era un Sacerdote.
—Robby, que alegría verte—Exclamo el hombre sonriente, el devolvió el gesto
—Obispo, igualmente.
—Vendrán los otros Sacerdotes e iniciaremos la reunión—Informo el Obispo sentándose en la banca mirando al púlpito, el se sentó a su lado y miro también a la misma dirección viendo la iglesia completamente sola a excepción de sus presencias
—¿Puedo saber a qué se debe esta reunión? —Pregunto con curiosidad queriendo saber él porque estaba siendo convocado
—Aun no, deja que vengan los demás.
Esperaron y esperaron hasta que finalmente llegaron los demás Sacerdotes, Unos diez hombres, la mayoría en una edad relativamente adulta, no pasaban los cuarenta, el era el único joven del grupo.
Pudo ver la mirada de uno de ellos, un Alfa, no era común que un Alfa quisiera ser sacerdote, no juzgaba, su segundo género era casi nulo dentro del círculo de sacerdotes.
—Padre Keene, que agradable es verlo—Hablo su compañero, sabía que tenía aproximadamente unos cuarenta años, de cabello aún negro con pequeños destellos de canas y un hombre sumamente atractivo
—Igualmente Padre Franco—Sonrió, viendo al Obispo Brown guiarlos hasta un lugar sumamente bonito con una mesa situada de varias sillas, esperaron que el superior se sentará en la cabecera y luego se sentaron los demás.
—Les pedí que vinieran, por el hecho que de el ejercicio ha pedido enviar a sacerdotes y algunas monjas para apoyar en la fe de los soldados y ayudar al personal médico...Y por eso los he escogido—Vio las facciones de sorpresa en los rostros de sus compañeros y el también lo estaba
Pero todos asintieron de acuerdo.
—¿Cuando partimos?—Pregunto uno de ellos con curiosidad
—En una semana—Anuncio el Obispo.
Lo tomo de sorpresa, agarro la tela de su sotana entre su puño ante la creciente ansiedad del tan poco tiempo que tenía, y más con el compromiso del alcalde de la fiesta decembrina.
Dejaría su hogar, todo su confort, su seguridad y vería de primera mano los horrores de la guerra con sus propios ojos, no como lo relataba Miguel omitiendo partes de su relato para no asustarlo.
Pero ya lo había hecho una vez, otra más no haría mucha diferencia, y seguramente no regresaría vivo a casa, y por él estaba bien. Moriría como Mártir.
—Se que no es mucho tiempo, Pero es urgente, les pido poner sus asuntos en orden y no se preocupen por sus reemplazos en los lugares donde están, que ya están listos, ¿Alguna duda?—Hablo de manera sería el Obispo Brown
—Si, una duda, ¿Cuánto tiempo estaremos? ¿Y a qué parte nos enviaran? —Pregunto otro sacerdote, el solo se limitó a escuchar atentamente también con las mismas dudas en mente
—El tiempo que requiera el ejercicio, a algunos los enviaran a los batallones más alejados del peligro y a otros al frente.
Al frente, aquello hizo que su corazón martillara como un loco, deseaba que Dios fuera comprensivo y lo mandara al batallón más alejado.
Cuando todos los demás hombres se fueron, el se quedó solo con el Obispo Brown teniendo un momento más familiar.
—¿A dónde me enviarán Tío?—Hablo más íntimo, papá consideraba hermanos a sus amigos de la escuela y ejército, así que eran como una segunda familia
—¿Realmente quieres saber Robby?
—Sabe que sí, tengo que saber a que me voy a enfrentar.
—Peloton 34-42, A cargo el Teniente General Miguel Díaz, presidido por el General de ejército John Lawrence. En el Frente—Fue lo único que dijo su tío, él se quedó en silencio tratando de asimilar lo que había dicho—Pareces sorprendido hijo—.
—Lo estoy—Apenas pudo responder—¿El te ha pedido que yo...? —Hablaba de su padre intentando protegerlo como años atrás, antes de todo, antes de ser omega
—No, No sabe—Exclamo el mayor mirándolo fijamente
Se quedaron el silencio, parecía ser la única respuesta a tal noticia.
Debía regresar al pueblo e informar de lo sucedido.
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Efimero
Ficção AdolescenteEl Diablo encarnado en un soldado, o así piensa el, lo invita a pecar mientras que con sus manos que tienen un rosario en mano reza intentando desaparecer aquel espíritu maligno intruso en sus pensamientos... Porque un sacerdote solo tiene vida par...