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Está acostado sobre una superficie blanda, abre los ojos lentamente encontrándose con una espalda morena su mejilla toca la piel cálida, Fácilmente puede identificar que es un hombre, Un Alfa en su totalidad.

Entonces se voltea y casi se quiere caer de lo que sea que esté.

—No sabía que podía despertar con un ángel alado mío—Exclamo Miguel mirándolo con adoración, sus mejillas se calientan, siente como lo levantan para ponerlo en el regazo del moreno

—Miguel! —Dio un grito escandalizado para solo recibir un beso en la barbilla y ser apretado por esos brazos fuertes

Le gusta la sensación, demasiado si es sincero.

****

Jadeo y respiro con dificultad viendo borroso la habitación, con exactitud el foco que alumbra el lugar

—Padre Keene, Ha despertado—La suave voz de la Hermana Luna lo hace volver a dónde está, Esa pequeña habitación secreta dentro de una iglesia, se da cuenta que está sobre su cama boca abajo, puede ver de manera parcial la tela negra de la ropa de la monja

—C-Como...? —Apenas puede hablar, está cansado y no quiere ni si quiera abrir sus ojos

—Lo encontré si se lo pregunta, Yo sola lo cargue, no se preocupe Padre Keene, nadie sabe de esto, ¿Porque lo hizo? —Pregunta ella preocupada al ver su espalda herida que se encuentra vendada

—No...puedo decirlo—Simplemente respondió cerrando los ojos, ella asintió no insistiendo más

Ella amorosamente tocó su cabello y pensó que el hombre era un santo, hacer autoflagelación era algo duro y que no todos se atrevían a hacer.

—¿Los pecados del pueblo son muy grandes? —Pregunto ella mirando solamente la mitad del rostro del Sacerdote

Otra vez silencio y luego un quejido de dolor

—Si...—Aparte de pecador, Mentiroso, pensó sintiéndose peor de lo que ya se sentía

Durmió horas, el pequeño reloj se lo indico.

Se paró demasiado adolorido y miro su espalda en el espejo, empezó a llorar al ver su espalda vendada

Al menos nadie aparte de la hermana Luna vería lo que hizo.

Se vistió con lentitud en extrema agonía hasta que se volvió a mirar en el espejo, luciendo pulcro.

La hermana Luna entro de nuevo a la habitación mirándolo viéndose en su reflejo.

—Padre Keene, ¿Se va a su casa?

—Si Hermana, Tengo unos asuntos que resolver.

—Pero Padre, es muy tarde, ¿No ha visto la hora? Son la 1 am

La plática se interrumpió cuando otra Monja más joven algo sonrojada apareció

—Padre Keene, El Teniente Díaz está en la iglesia, lo busca. —Anuncio tomándole por sorpresa para luego retirarse

El asintió viendo como la preocupación de la Hermana Luna era muy evidente, más la mujer no dijo nada

—Gracias por limpiar Hermana—Exclamo implícitamente refiriéndose a la sangre que había caído sobre el piso de madera — Iré a ver al Teniente.

Salió de su cuarto adolorido tratando de no moverse mucho y camina lento hasta las bancas dónde se congregan los miembros, no le gustaba como la tela le rozaba contra la venda.

Miguel, el dueño de sus pesares y sueños más trágicos o debería decir mágicos sueños está sentado en una banca con su mirada de preocupación

—Padre Keene, Estaba tan preocupado por usted cuando no llego a su casa a la hora de siempre, salí a preguntar a casa de Kenny y me dijo que no lo vio en todo el día—Empezó a hablar acelerado él se mantuvo estático mirando su preocupación

Sintió que sus ojos se llenaron de lágrimas ante aquellas palabras tan preocupadas que sintió que lo que hizo no había valido la pena porque no podía dejar de sentir todas esas emociones

Agachó la cabeza no queriendo que el Alfa viera la lágrima que acababa de salir

—¿No hay nadie alrededor? —Susurra solo para que el Alfa lo escuché

—Nadie Padre Keene— Responde el Alfa igual en voz baja

—Sígame entonces por favor—Pidió Robby mirando por primera los ojos marrones desde que llegó al lugar

Miguel obediente a la voz apacible del Sacerdote lo siguió, observo como se erguía y caminaba lento hacia un lugar que el desconocía

El olor del Omega lo hizo desestabilizarse, aunque después percibir un leve rastro de sangre, conocía el olor perfectamente estaba grabado en parte de su olfato y cerebro que lo hizo preocuparse más

—¿Porque huele a sangre? —Pregunto interesado mirando la cama individual hasta que noto una gota de mancha de sangre, vio al sacerdote ponerse pálido

—¿S-Sangre?

—Si, Sangre. ¿Está usted enfermo? —Su preocupación aumento al ver al sacerdote agachar la cabeza y negar

—No, no lo estoy, deje de preocuparse—Exclamo haciendo una débil sonrisa se acercó al Alfa y pensó en lo imponente, lo varonil que se veía

Observo el crucifijo pegado a la pared y también sintió el frío oro contra su pecho.

Robby se acercó inconscientemente al Alfa que lo veía, alzó un poco su mirada para ver los ojos marrones del apuesto hombre, no podía concentrarse en otra cosa que no fuera Miguel Díaz

—Luce pálido Padre Robby—Miguel también se acercó, los ojos verdes del Sacerdote lo invitaron a acercarse más, sus cuerpos estaban juntos a una poca distancia, tocó la mejilla del Omega sintiendo la suavidad de su piel algo fría

—No sé porque—Comento Robby avergonzado al notar la casi nula distancia que los separaba, con la mano del Alfa sobre su mejilla sentía como estaba por experimentar un sonrojo

—Aunque al parecer ya está empezando a agarrar color—Murmuro Miguel con voz ronca, sintió como su respiración se pauso por un instante

—Ah sí?

—Si, sus mejillas tienen un suave color rosa...

El Omega se dedica a admirar el rostro del Alfa hasta que su vista para en sus labios, su tentación está justo enfrente de él.

Está en la iglesia rodeado de todo lo puro que hay, puede sentir el crucifijo cada vez más frío y el solo está concentrado en los labios del Alfa que lo invitan a probar; Miguel es como el diablo que lo incita a pecar.

Se para de puntillas queriendo alcanzar un objetivo, una mano en su cintura lo hace casi volverse loco, no sabe porque lo hace, su lobo actúa por instinto

Miguel acerca sus labios a los suyos y su mente se desconecta en ese instante cuando la presión de la boca del contrario toca los suyos con suavidad y ternura

El Alfa no sabe cómo reaccionar, simplemente se deja llevar, su lobo está emocionado por lo que sucede.

Pero tan pronto como inicia, finaliza, Robby cae en cuenta de su acción.

Dios mío ¿Que he hecho?

El Sacerdote pone su expresión sería y voltea hacia otro lado.

—Lo mejor sería que se retire Teniente, Nos vemos dentro de unas horas—Exclama avergonzado por el desliz

—Robby...—Murmura Miguel sorprendido por lo que acaba de pasar

—Lo siento Teniente, fue un error que no volverá a ocurrir—Aquello por alguna razón hizo sentir mal al Alfa

—Si, tiene razón, lo siento...Me retiró—Apenas pudo decir para después girarse y salir del lugar sintiéndose de alguna manera culpable

Cuando camina rumbo al lugar que lo acogió durando más de un mes toca su cara, no sabe cuándo empezó a llorar, pero lo hace.

¿Porque se tuvo que enamorar de alguien prohibido?

Que Dios lo perdone. 

EfimeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora