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Miguel observo a lo lejos como Sarah hablaba con Robby, pero inmediatamente pensó que no era importante, lo que lo condujo a su aula.

Se fue a dar sus clases como de costumbre, aunque su lobo se hallaba ansioso, a lo cual, asumió que era porque quería estar alado de su omega, y así lo haría, cuando fue hora del receso salió del salón y se dirijo al salón donde estaba Robby que lo vio mirando al vació, como si pensara en algo de manera profunda y minuciosa

Se acerco con cuido de espantar al omega y toco suavemente su hombro que se sobresaltó y luego lo vio.

—Hola Cariño— Saludo cariñoso dándole un beso en la mejilla sonriendo al instante al ver como Robby se sonrojaba

—Uh Hola— No quería pensar en las palabras de Sarah martillando en su mente, pero, aun así, toco la cara de Miguel con suavidad, pensando que eso no podía pasarle a él.

No después de todo lo que vivió, de lo que sufrió, lo que arriesgo.

Arriesgo toda su vida, su futuro por el hombre que estaba justo enfrente de él porque sentía que el sentimiento era mutuo, su lobo se lo indico, y su lobo nunca le había fallado

Entonces Miguel empieza hablar amenamente sobre sus estudiantes y lo mucho que hablan, todas las preguntas que hacen, está entusiasmado, lo nota en su voz.

— ¿Cómo son tus alumnos, Honey? — Pregunta el Alfa tomando su mano para que lo vea a los ojos, y eso hace.

Solo puede ver los ojos enamorados de Miguel hacia él y duda de las palabras de Sarah por un segundo.

Esta seguro que este hombre, este Alfa, lo ama con tal intensidad, justo como él le corresponde, pero aún tiene ese pequeño atisbo de duda que no le deja tener la mente en claro.

—Ellos son igual muy curiosos, y es entretenido escuchar sus conversaciones y opiniones, me agradan— Comenta teniendo la atención del Alfa sobre lo que dice.

Si, talvez Miguel y Sarah estuvieron juntos... ¿Acaso eso lo convierte en la manzana de la discordia?

Continúan hablando sobre sus alumnos hasta que la campana anunciando que el receso ha acabado hace que Miguel se retire a su propia aula, no se había dado cuenta que el Alfa usaba el crucifijo que le regalo hasta que noto la cadena dorada sobre su cuello.

Vuelve a concentrarse en sus clases y en sus alumnos hasta que termina la jornada laboral.

Sale de su salón para ir a ver a Miguel y cuando está a punto de entrar al salón escucha la voz de Sarah.

—¿Lo amas? ¿Mas que, a mí Miguel? Porque te recuerdo que estábamos bien, incluso me propusiste matrimonio, en tres años en medio de la guerra no te pudiste olvidar de mí, ¿Acaso no piensas en lo mucho que me duele que de repente llegues con alguien más y olvides las promesas que nos hicimos, el amor que siento por ti, y más aparte el dolor que me causo saberte lejos de mí? No tienes consideración de mi alma Miguel o de mi corazón — La beta empezó a sollozar, el moreno saco el pañuelo que estaba en la bolsa de su saco y se lo dio. 

—Sarah, ya te respondí eso, Lo amo de una manera que ni yo lo creo, Te aprecio mucho, y perdóname por haberte hecho esto, creí que habías aceptado la decisión que tomé, Y no pienses que en esos tres años no te pensé, tu y mi familia eran lo único que me mantenían cuerdo para seguir, después quedé malherido y Robert fue la única persona que no me hacía sentir miserable, incluso me preocupé porque tú no habías mandado cartas... — Empezó a hablar el Alfa viendo a la beta secarse sus lágrimas con el pañuelo y luego mirarlo

—No lo amas Miguel, solamente lo ves como el salvavidas que te saco de tus heridas y desesperación de estar en la guerra, ¡Date cuenta por favor! Y si no escribía era porque estaba ocupada— Exclamo Sarah queriendo hacer entrar en razón a Miguel agarrándolo de las manos para que se vieran a los ojos

—Por favor, Sarah para de decir cosas que no sabes, y si Robert Keene fue mi salvavidas en el momento más crucial de mi vida, porque espere que tú, la morfina que curaba mi alma me dejo a la deriva ¡Meses, pase meses sin una sola carta tuya! A lo que yo asumí que ya habías hecho tu vida, y me dolió pensarlo porque realmente te amaba, pero ahora no puedes simplemente decir que no amo a Robert porque te diré que te equivocas, Él ahora lo es todo para mi — La voz se le quebró en las últimas palabras, soltó las manos de la beta caminando hacia la salida donde percibió la presencia de Robby que lo miraba con los ojos llorosos

Sarah también salió hecha furia hasta que noto a Robby, lo miro casi pidiendo clemencia.

—Se que no te conozco Robert, pero asumo que eres una buena persona que puede ver el dolor de una mujer enamorada, Miguel significa todo para mí, incluso me propuso matrimonio y lo espere fielmente todo este tiempo, ¿Acaso no puedes ver el amor que le profeso como para que ahora llegues tu y me arrebates mi felicidad? —Lo estaba manipulando de tal manera que Robby sintió como la culpa lo hundían en un oscuro hoyo, se fue dejando al exsacerdote pensativo

Miguel supo que las palabras de Sarah se anclaron en el corazón de oro de su amado cuando lo miro.

—Miguel... Talvez ella tiene razón

—No Robby, no me obligues a dejarte porque no lo hare, no soportare, no podría vivir sin ti—Exclamo con su voz quebrandose al ver el rostro de Robby hacer una mueca de dolor  

—Pero ella te ama—Reprocho sintiéndose mal por la beta.

La lluvia era el único sonido que se oía, pegando contra el asfalto, Miguel y Robby se observaron.

—Has vivido sin mi durante veintiséis años, ¿Qué impide que ahora que lo hagas? — Cuestiono sintiendo como su lobo aruñaba chillando

Miguel se acercó a él y puso sus manos sobre sus hombros y lo miró fijamente.

—Porque antes no te conocía, ahora no puedo imaginar una vida sin ti, porque te amo Robby Keene, no he amado a nadie con la misma intensidad con la que te amo, ni siquiera a Sarah—Explico poniendo una mano sobre el rostro pecoso del omega, la dulce mirada del pequeño lo hizo caer un poco más profundo por el hombre.

—Miguel...—Susurro Robby perdiéndose en los ojos marrones del Alfa, la sinceridad con la que lo decía le hizo dejar cualquier mal pensamiento que se le haya cruzado en la cabeza segundos antes—Quiero ser egoísta y tenerte solo para mí, Que Dios me perdone si mi amor ti es un pecado — Menciono para posar sus manos frías a causa de la baja de temperatura y lo acerco a su rostro donde conecto sus labios en un casto contacto.

El Alfa lo amaba a él, y ¿Quién era el para apartar a este hombre que lo ama, que no puede vivir sin él y que es mutuo? 

EfimeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora