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—El placer de volverlo a ver es mío, Padre Keene—Las manos le picaban por tan siquiera poner un solo dedo sobre el hombre y cuando lo hizo fue una electricidad en su sistema

—Si, muy bien Teniente, vaya a hacer su trabajo—Interrumpio Johnny el reencuentro molesto por la presencia del Alfa cerca de su hijo

Ante eso Miguel solo le dió una mirada y se retiró, el volteo a ver a su padre con el ceño fruncido

—¿Porque hiciste eso? El Teniente y yo somos amigos—Reprocho confundido por la actitud grosera de su padre

El hombre no dijo nada y lo dejo instalarse en la campaña, en la noche observo como los superiores ideaban una estrategia para poder atacar, en todo el rato se quedó en silencio nada más mirando en una esquina analizando lo que decían, apesar de no entender mucho sabía que lo que la mayoría eran Alfas lo hacían por un bien.

— ¿Algún comentario Padre Keene?— Pregunto su padre teniendo la mirada de todos los hombres ahí reunidos sobre el, entre ellos la de Miguel.

— Ninguno General— Hablo viendo a los ojos a su papá que solo asintió, no tenía idea de porque su padre le había preguntado

A la mañana siguiente dió una misa improvisada y paso con un casco enfrente de una fila de soldados para que dieran sus pertenencias más valiosas, cuando paso enfrente de Miguel lo vio sacarse la cadena que el le regaló

— Lo más valioso que tengo— Murmuro el Alfa mirándolo directamente, la calidez con la que lo hacía hizo que hiciera una mini sonrisa

Siguió con los demás soldados hasta que terminó de recoger, y se dedicó a esperar e implorar que todos esos hombres pudieran regresar a salvo.

Sonaría egoísta al rezar solo por Miguel, no quería que nada le pasara.

Y los días pasan como suave viento, las miradas que se daba con el Alfa esperaban que no causaran algún malentendido, no podía evitar querer mantener su mirada en el Pelinegro, quería mantener en su memoria la imagen para siempre.

— ¿Le ha cartas enviadas a su familia? — Se acercó a Miguel que se encontraba limpiando su arma, su vista se desvío a los largos dedos de piel morena con tocar suavidad con una franela el objeto, le hizo acordarse de esos mismos dedos tocaron su mejilla cuando lo beso

— No, no he podido, lo haré pronto— Exclamo el Alfa provocando que su lobo se emocionará un poco

— Su madre estará contenta saber de usted— Comento mirando a los ojos al hombre recibiendo una dulce mirada

— ¿Y usted está feliz de verme Padre Keene? — Pregunto Miguel viendo como el hombre parado frente a él se puso nervioso

— Claro que si Teniente— Musito casi recibiendo automáticamente una sonrisa del Alfa provocándole nervios

Pequeñas platicas triviales surgieron a surgir, parecían que solo eran ellos dos.

A lo lejos, el General Lawrence vio la interacción soltando un suspiro derrotado, dos chiquillos y un amor pasajero, par de ilusos que creen que estarán juntos por siempre, ni que fueran cuentos de hadas

Poco después fue mandado a otro batallón, haciendo lo mismo, ayudando hasta pudo regresar al batallón de Miguel.

— Lo extrañe— Susurro Miguel cerca de él mirándolo de reojo

— Lo mismo digo— Murmuro viendo a otros soldados entrenar.

En uno de los días de batalla, le tocó ir junto a los doctores, trató de no perder de vista a Miguel, concentrándose en su propio cuerpo y en no morir, antes le daba igual, pero ahora tenía muchas ganas de vivir para seguir viendo a Miguel.

Ayudo lo más que podía, sus se llenaron de sangre que limpiaba con el uniforme que le habían dado hasta que algo impactó en su espalda, en el hombro exactamente

—¡Hirieron al Sacerdote! —Grito el doctor; Parecía que todo se escuchaba lejano y toco levemente la zona aun no creyendo

No supo mucho después de eso, cuando una enfermera intento quitarle la ropa, le agarro de la muñeca suplicante con sus fuerzas

— No por favor— Se empezaba a sentir débil lo que hizo que perdiera el conocimiento

Miguel cuando vio al soldado que le había disparado al Clérigo no dudo ni un segundo en matarlo, ahora estaba mirando a la enfermera quitarle la ropa con rastros de sangre.

—La bala atravesó su cuerpo—Informe la dama—Lo girare para limpiarlo.

El Alfa cuando vio la espalda con cicatrices del Omega se alarmó, ¿Quién habrá maltratado a su Omega?

Espero impaciente a que despertara para poder preguntarle ansioso por saber. Cuando Robby pudo recobrar la conciencia aun un poco débil por la pérdida de sangre

— Oh Dios mío, Padre Keene pensé que moriría— Se lamento Miguel teniendo sobre las algunas miradas curiosas de otros soldados, casi es capaz de llorar.

— Dios todavía tiene un propósito para mí— Murmuro Robby cerrando los ojos por unos segundos para volver a abrirlos, viendo de manera detenida a Miguel

— Claro que sí...— El Alfa no sabía si preguntar porque talvez sería indiscreto— Padre Keene, le tuvieron que quitar la parte superior de su ropa...

—Supongo que ya lo vio— Exclamo Robby en voz baja avergonzado y resignado de sus cicatrices, "Seguramente le he de parecer asqueroso" pensó no queriendo ver la expresión del Alfa, sabría que vería repugnancia y eso lo mataría, si la baja no lo hizo, la mirada del hombre lo haría

— ¿Quién pudo haberle hecho daño a usted, lo más santo que han visto mis ojos? — El teniente sabía que esas cicatrices no estaban los primeros días de haberse quedado, aún recordaba esa espalda lisa vestida de una bata fina

— Los pecados Teniente— Murmuro el Clérigo sintiendo una mano sobre la suya

— Ningún pecado merece un castigo tan doloroso, Usted es un buen Sacerdote, ¿Porque pagar los pecados de los demás?

—Porque Jesucristo lo hizo...Soy un representante de él.

La corta plática termino cuando llegó Johnny y Miguel tuvo que soltar la mano del Omega.

— Hablare a solas con el Padre Keene Teniente, le pido que se retire— Exclamo Johnny mirando a su hijo, el otro Alfa se deriva sin decir alguna palabra más.

— No era necesario que lo corriera así nada más— Dijo Robby viendo como la cara de su papá se suavizaba

— ¿Porque tienes eso en la espalda?— Johnny Lawrence iba directo al punto, eso lo sabía muy bien Robby, giro su cara para otro lado no queriendo ver los ojos azules del mayor

— No lo entenderías...— Murmuro sintiendo la mirada de su padre sobre el

—Pues no lo entiendo, Explícate niño o usare la voz de mando.

—Por favor, no me hagas decirlo Papá

— Siempre ha sido imposible hablar contigo, tengo asuntos que atender— Lo dejo solo, con el corazón roto una vez más

—¡General! ¡Regresé! — Alzo la voz aun sintiendo dolor por su herida, el rubio regreso y lo miró a los ojos esperando su respuesta— Lo hice por amor...

Johnny quedó petrificado viéndolo, la confusión se vio en su mirada

— ¿Por amor? De todas las cosas por algo tan insignificante como el amor.

—Sí, por amor.

La razon que le carcomía sus pensamientos y anhelos. 

EfimeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora